La relación seguiría empeorando
domingo, 24 de julio de 2016
Reportajes
El Mercurio
Según fuentes de Cancillería, el Gobierno ya anticipaba que vendría alguna ofensiva comunicacional de Bolivia, luego de la sorpresa que causó la demanda chilena por el Silala. Por lo demás, siguiendo las declaraciones de distintas autoridades, se había llegado a la conclusión de que La Paz volvería a poner en el centro del debate el Tratado de 1904. Una vez conocida oficialmente la visita, el análisis fue claro. Se buscaba un montaje comunicacional. No solo por la cantidad de periodistas, sino también porque, entre otras cosas, Bolivia nunca mostró interés en visitar las instalaciones que se han construido en Arica para favorecer el comercio de ese país. Asimismo, según fuentes de gobierno, el viaje tenía también el objetivo de desviar la atención del paro de camioneros que comenzaba el mismo día en Bolivia. Inicialmente, la idea era evitar darle importancia a la visita. Sin embargo, la alusión de la delegación boliviana a los pretendidos derechos soberanos que tendrían dentro del puerto de Arica causó tanta molestia en Cancillería, que los planes cambiaron sobre la marcha. Así, se pasó de priorizar las vocerías en terreno y las del canciller a permitir que prácticamente todo el Comité de La Haya diera declaraciones, al igual que varios parlamentarios. Comunicacionalmente, la evaluación de la visita en el Gobierno es que Bolivia no logró cambiar la agenda interna ni sacar a Chile de su discurso sobre el Tratado de 1904. Sin embargo, se lamenta un deterioro mayúsculo de la relación. Hoy no existe por parte del gobierno chileno ninguna confianza en los diplomáticos bolivianos, pues se considera que trataron de engañar y provocar al país. Se teme, además, que las relaciones sigan empeorando tras las amenazas de la administración boliviana que apuntan a reclamos por el río Lauca y supuestos obstáculos al libre tránsito.
