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Desde Gredos, su cuna:

Garnacha, la cepa que se abre camino en Chile

viernes, 22 de julio de 2016

Por Patricio Tapia
Wikén
El Mercurio

Desde Gredos, al oeste de Madrid, esta cepa cobra nueva vida con vinos frescos y deliciosos. La influencia de esta zona también se siente en Chile.



Aunque para los aficionados a escalar montañas Gredos es un punto importante en el mapa de España, para los amantes del turismo gastronómico y de vinos, esta zona, a una hora en auto al oeste de Madrid, está lejos de ser un punto de referencia. Para comer y beber está Ribera del Duero, Rioja, Jerez o Galicia, pero las montañas de Gredos no ofrecen mucho, al menos no hasta hace poco.

Eso, por un lado. Por el otro, está la garnacha, que hoy vive una suerte de resurgimiento de la mano de pequeños productores en el sur de Francia, otros en el Priorato, en Cataluña, pero sobre todo por los alucinantes resultados que viejísimas parras están dando sobre los suelos graníticos y arenosos de Gredos, una zona que hasta 1999 nadie tomaba muy en cuenta.

Ese año llegó a la zona Telmo Rodríguez, con la intención de demostrar el potencial de una zona que, como muchas otras en España, hasta entonces estaba dominada por las cooperativas cuyos vinos eran más bien rústicos. Rodríguez lo demostró y luego lo siguieron varios más en la siguiente década, conformando hoy uno de los más nuevos descubrimientos de la siempre dinámica escena de vinos españoles. Gredos, junto a Galicia, Canarias y Asturias revitalizan a un país que a cada rato se reinventa.

Aunque aún no existe una denominación de origen Gredos, y es probable que por problemas políticos nunca exista (el área de producción se encuentra en tres provincias distintas), la garnacha es el punto de unión. Y como en todo gran lugar, esta garnacha no tiene mucho que ver con lo que se haya probado en otras partes. Incluso, dentro de la misma zona, la garnacha muta de acuerdo al suelo, pero también -y como se trata de una zona de montañas- de acuerdo a la altura en donde se encuentran sus viñedos.

La bodega Bernabeleva se encuentra cerca del pueblo de San Martín de Valdeiglesias. Allí tienen viejas parras de garnacha con las que hacen unos vinos suaves en color, pero frescos y vibrantes, a pesar de estar en una de las zonas más bajas y calurosas de Gredos. "Hemos aprendido mucho a manejar la viña para obtener ese frescor y esa tensión. Lo mismo en la bodega, buscando maderas viejas que no interfieran con los sabores que obtenemos en la finca", resume Marc Isart, el enólogo de la bodega.

Bernabeleva es uno de los actores más importantes hoy en Gredos, tal como sus vecinos de Marañones, también en las zonas bajas, entre los 700 y -la más alta- 850 metros de altura en el viñedo Peña Caballera, desde donde obtienen una de las más deliciosas y crujientes garnachas de la zona. Lo bebes y definitivamente no hay mucha relación entre el sol abrasador del verano español, lo seco del territorio y esa fruta jugosa y fresca que es, sin dudas, la marca registrada de los tintos a base de garnacha de Gredos.

Más arriba, en las montañas del Alto Albreche, Daniel Gómez Jiménez-Landi y su amigo y socio Fernando García (enólogo en Marañones) obtienen algunas de sus mejores garnachas a 1.200 metros de altura para su proyecto Comando G (en Chile, disponible a través de Edwards Fine Wines, info@efwines.cl). La Tumba del Rey Moro es el mejor ejemplo de cómo una garnacha, la simple y nunca bien ponderada garnacha, puede dar vinos que emocionan, pero siempre en ese estilo vibrante y fresco, muy diferente a los vinos pesados, cargados y extra, maduros que usualmente era lo que ofrecía Gredos en el pasado.

Mientras tanto, en Chile poco a poco también la garnacha entra en escena, sobre todo de la mano de la fórmula GSM, es decir, mezclándola con syrah y/o monastrell, un típico blend mediterráneo que tan bien se da en lugares de sol generoso como Chile. Proyectos como Aina, de la enóloga Ana María Cumsille -que solo hace un vino y es de garnacha-, como también El Viejo Almacén de Sauzal, Cancha Alegre, García + Schwaderer y Lapostolle son algunas de las viñas que se han atrevido a un garnacha de tomo y lomo. Y los resultados son deliciosos.

Desde Gredos, la zona cero de la cepa en el mundo, la garnacha cobra nueva vida, ganando poco a poco un prestigio que nunca antes tuvo.

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