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Investigadores chilenos a través del radiotelescopio ALMA:

Estallido estelar devela cómo se forman los planetas rocosos y los gaseosos

jueves, 14 de julio de 2016

Lorena Guzmán H.
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

El hallazgo servirá para entender mejor cómo la Tierra se formó y dónde buscar vida en otros sistemas planetarios.



En una danza que puede durar millones de años, gas, polvo y agua alrededor de una estrella giran formando un disco protoplanetario, para luego moldear planetas. Hay mucha teoría al respecto, pero por primera vez astrónomos observaron directamente uno de los pasos de ese baile.

Utilizando la máxima configuración del radiotelescopio ALMA, es decir su mayor zoom , astrónomos chilenos lograron observar una "línea de nieve". Esta línea demarca el límite de la formación de planetas rocosos y de planetas gaseosos. A un lado de ella desaparece el agua, y en el otro permanece. El hallazgo es fundamental para entender la formación de los planetas y aparece publicado en la última edición de la revista Nature.

"Esperábamos ver brazos espirales y grumos en el disco -los que luego se transformarían en planetas-, pero no había nada de eso. Encontramos un anillo oscuro", cuenta Lucas Cieza, director del Núcleo de Astronomía de la Universidad Diego Portales y líder del estudio. Al principio fue una desilusión, reconoce, pero luego se dieron cuenta de que estaban viendo algo que nadie había observado antes: la línea de nieve.

Esta línea de nieve está en la joven estrella V883 Orionis, que los astrónomos pudieron observar con el máximo zoom de ALMA.

"La estrella está en un proceso de alta luminosidad, como si se hubiera pegado un estirón de crecimiento de adolescente", explica Simon Casassus, astrónomo de la Universidad de Chile, director del Núcleo Milenio Discos Protoplanetarios (MAD) y coautor del estudio.

La razón por la que ALMA pudo ver la línea de nieve es porque la estrella V883 Orionis está en una especie de erupción. Si bien el astro es 30% más masivo que el Sol, actualmente su brillo aumentó de tal forma que llegó a ser 400 veces más intenso que el de nuestro astro. Y eso agrandó el tamaño de anillo observado.

Como resultado de ello, el grupo pudo ver que las rocas que están en la parte interna de la línea terminan pulverizándose al chocar, ya que están secas, mientras que las de afuera van creciendo porque pueden "unirse". Conocimiento nuevo, asegura Simon Casassus, y de gran importancia para alimentar los modelos de formación de planetas.

Pero no es la única importancia del hallazgo. Esto va a ayudar a comprender mejor cómo se formó la Tierra, agrega Lucas Cieza. "Si bien el 70% de la superficie del planeta es agua, si se piensa en su masa total la proporción de esta solo llega al 0,02%. Y eso es porque la Tierra se formó justamente dentro de la línea de nieve", dice.

Incluso el descubrimiento podría dar luces sobre por qué en el sistema solar hay un límite tan marcado entre dos planetas vecinos; el pequeño y rocoso Marte, y el gigantesco y gaseoso Júpiter.

"Esto tiene implicancias para la astrobiología. La posibilidad de que la línea de nieve se mueva, tal como lo observamos, puede ser la respuesta a esa gran diferencia", dice el astrónomo.

Y, por lo mismo, también podría modificar lo que se entiende como zona habitable, o el área donde existen las condiciones para que el agua esté en estado líquido. Es decir, podría cambiar dónde buscar vida en otros sistemas.

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