Hospital de Talca lava sus heridas
domingo, 03 de julio de 2016
MILTON SAAVEDRA
Nacional
El Mercurio
La palabra "cambio" fue un estigma que marcó a fuego al recinto y a quienes trabajan en él. Ahora es la que más repiten en el nuevo y moderno edificio que está pronto a ser inaugurado.
A nsioso, Luis Salas (21) está a minutos de conocer a su primera hija. Su pareja, Francisca Pavez (17), está en una sala de la Maternidad del Hospital de Talca en trabajo de preparto. Él la va a acompañar durante todo el proceso, hasta que dé a luz. En la sala 5, Rosa Bueno y Jorge Villaseca ya disfrutan a Eduardo Esteban, quien pesó 4,115 kilos y midió 51 centímetros. En Recuperación de Parto, Nicole Navarrete (21) no le quita los ojos de encima a Gaspar, quien duerme plácidamente. Llegaron desde lugares como Las Lomas o San Clemente, donde no hay hospital. Saben del historial que arrastra aquel en el que se encuentran ahora. Pero confiaron en que todo saldría bien. Es lo que médicos, enfermeras, matronas y todos quienes trabajan ahí esperan también, cansados de cargar con un estigma que, aunque el tiempo pasa, sigue ahí. Paren el bullying El hospital de Talca ha sido motivo de burlas y desprestigio nacional por una serie de actos negligentes cometidos allí. En 2001 murieron cinco lactantes a quienes les suministraron un suero parenteral contaminado por una mala manipulación. En noviembre de 2009 una sobredosis de morfina acabó con la vida de una niña de 6 años operada de una fisura en el paladar. Pero el más emblemático, ese que marcó a fuego el recinto en el inconsciente colectivo, fue el cambio de recién nacidos en septiembre de 2005, cuando a dos madres les entregaron hijos distintos, de lo cual se dieron cuenta casi un año después. La presidenta regional del Colegio Médico, Zunilda Gambetta, dice que hasta hoy siente una mezcla de vergüenza y tristeza por lo que pasó. -Fuimos motivo de burla a nivel nacional, hasta en el Festival de Viña... Con más de 15 años trabajando ahí, el matrón Enrique Aracena concuerda en que el episodio "fue un balde de agua fría" y que "nos estigmatizaron". Cree que cuando pasó eso no fue bien manejado y el resultado fue el escarnio. -Fue un hecho puntual, con responsables conocidos y que fueron sancionados. Se refiere a la paramédico Ana Méndez, la única funcionaria condenada por sustituir a un niño por otro, con una pena de 61 días de presidio remitido. Fue quien cambió los brazaletes de las guaguas y generó la confusión. Otros dos imputados fueron absueltos. Nuevo trato El terremoto de 2010 fue, quizás, lo mejor que le pudo pasar al hospital. Construido de nuevo en el mismo terreno, seis años y $110 mil millones después, la construcción que lo reemplazó está siendo habilitada y será pronto inaugurada. No solo cambiaron los fierros y el cemento. El director del recinto, doctor Alfredo Donoso, da cuenta de que el nuevo hospital trae aparejado un cambio de gestión enfocado en la satisfacción del usuario, para dar por superado el "evento adverso", como denomina lo que ocurrió con las guaguas. -No es que los problemas hayan desaparecido, pero estamos en un enfoque de anticiparnos a los problemas que puedan aparecer. La nueva Maternidad, en el segundo piso de la torre principal, da cuenta de ello. Desde la Unidad de preparto, donde una persona elegida por la futura madre la acompaña antes, durante y después del parto, hasta el hecho de que en lugar de escribirse a mano, ahora los brazaletes se hacen computacionalmente y son colocados en el recién nacido con madre y acompañante presentes. Luis Salas mira a su hijo y suspira. -Estoy confiado en que las cosas se hacen mejor y que no me cambiarán mi guagua. Lo que sí cambió, según Donoso, es la relación con el paciente, por lo que en Pediatría una madre puede estar 24 horas con su hijo hospitalizado. Afirma que el verdadero estigma del Hospital de Talca es "un grupo de personas que siempre está disparando en contra nuestra en la prensa o en redes sociales", que pese a ser pocas, es lo que se difunde por sobre las cosas buenas".
