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Publicación | Un particular ranking de los grandes momentos del séptimo arte

Ascanio Cavallo y Antonio Martínez: "Esto es lo que hay que ver"

domingo, 26 de junio de 2016

Maureen Lennon Zaninovic
Cine
El Mercurio

A 20 años de la publicación de "100 años claves del cine", los destacados periodistas y críticos chilenos se aprontan a publicar una edición más acotada: "Guía para hablar de cine. 30 películas esenciales del cine clásico". "La idea es dejar una huella escrita sobre cintas tan monumentales", señalan los autores. En esta entrevista, además, comentan su visión de la industria, el peso de la crítica, la cartelera actual y los Oscar.



Son dos de los críticos de cine más respetados del país. Antonio Martínez, quien escribe semanalmente en la Revista Wikén, y Ascanio Cavallo, que hace lo propio en Revista Sábado, se iniciaron en esta pasión cinéfila a mediados de los 80, en la desaparecida Revista Hoy. "Cuando partimos veíamos todo, todo, todo. Eso significó mirar una cantidad de basura impresionante. Íbamos a un cine de la calle Huérfanos, a las famosas gatitas: un local que funcionaba como striptease , pero que también proyectaba los estrenos. Nadie iba a ese lugar por las películas, pero ahí estábamos nosotros", rememoran.

Durante más de tres décadas, ambos periodistas han vertido su cinefilia en los más variados diarios y revistas nacionales. Junto con ello, cuentan con una importante bibliografía dedicada al séptimo arte. Hacia fines del 2012, bajo el sello Uqbar Editores, publicaron la primera parte de "Chile en el Cine": un libro lujosamente editado, con numerosas fotografías y una acuciosa investigación sobre la imagen que hemos proyectado en la pantalla grande.

Más atrás, en 1995, dieron vida a una publicación de referencia para los amantes de las películas y que se editó como parte de las celebraciones del centenario del nacimiento del séptimo arte: "Cien claves del cine" (Planeta). Con completos comentarios y fichas técnicas de cada uno de los filmes, el libro fue elogiado por la crítica por su riquísimo abanico cinematográfico, por su aguda comprensión de obras fundacionales, como las de Lumière y Méliès -"La llegada de un tren" y "Viaje a través de lo imposible"-, pero también por sus análisis de "grandes espolones históricos", como "Intolerancia", de Griffith; "El ciudadano Kane", de Welles; "Sin aliento", de Godard, y de otros clásicos como "Lo que el viento se llevó", de Fleming, y "Rebelde sin causa", con la actuación protagónica del legendario James Dean.

"De ese libro hoy no se encuentran ejemplares disponibles. En ninguna parte. Ese es un hecho indiscutible", agrega Ascanio Cavallo.

Por ese motivo, ambos periodistas se abocaron a la tarea de escoger -dentro de ese ambicioso corpus de 100 cintas- solo 30 filmes. De esta forma, con una selección más acotada, y manteniendo sus textos originales de 1995, en las próximas semanas publicarán, bajo Uqbar Editores, "Guía para hablar de cine: 30 películas esenciales del cine clásico". En la solapa del volumen escribe Héctor Soto, otro prestigiado crítico chileno, quien define a este texto como "una difícil selección de los momentos de la historia del cine que Ascanio Cavallo y Antonio Martínez reivindicaron en el libro 'Cien claves del cine'". Soto añade que esta pionera publicación de Planeta "fue una obra rigurosa y atrevida. Rescatar de los torrentes del cine universal solo cien títulos para articular, a partir de allí, un canon cinematográfico representativo de la evolución y las potencialidades del séptimo arte, es una decisión muy jugada".

Filmes fundacionales

Ascanio Cavallo rememora que en 1995 fue un reto acceder a las cien películas y revisarlas en profundidad. "En Chile había videoclubes, pero el catálogo era bien limitado, incluso hubo algunos títulos que no alcanzamos a conseguir". Antonio Martínez complementa que hoy, a diferencia de 20 años atrás, "el flujo de producciones cinematográficas es formidable. Se pasan cintas unas tras otras, pero entre tanta información cuesta encontrar el valor, cuesta apreciar qué películas son las permanentes. Este libro, al recuperar 30 títulos, lo que hace es plantear una cierta detención, explicitar cuáles son las películas que hay que ver, cuáles son los filmes claves. Toda esa cultura de las listas, de las que nosotros participamos, busca eso: ordenar, sistematizar".

Cavallo precisa que esta guía más acotada fue concebida "como un manual, como una publicación pedagógica. Es tratar de dejar una huella escrita sobre películas tan monumentales y pilares de cada género. No está pensada para cinéfilos, porque ya han visto todos estos filmes, sino para estudiantes y cine-clubes. Esto es lo que se debería ver en un curso básico de cine".

Ambos críticos también reniegan de las posturas de algunos reacios a repetirse la proyección de una cinta. "Quienes han leído la novela 'Moby Dick', de Melville, de seguro la han leído más de una vez. Lo mismo ocurre con las obras de Shakespeare, Cervantes o Quevedo. Ver varias veces algunas de estas películas no las extingue, sino que las expande. Todos estos títulos son fundacionales: no terminan en sí mismos, te abren una nueva perspectiva. Las grandes obras no se reducen a una sola mirada", dicen.

Ascanio Cavallo puntualiza: "Me ha pasado con varias de estas cintas la tentación de repetirme una escena, de volver a ella como diez veces. Eso es parte de la cinefilia".

- ¿Qué entienden por cine clásico?

Antonio Martínez (AM): "El cine clásico incluye modelos a seguir, pero se trata de modelos inimitables. Son modelos que de alguna manera marcan un molde, pero su reproducción es imposible"

Ascanio Cavallo (AC): "El libro de 1995 abarcaba desde el cine mudo hasta 1988. Acá, en cambio, hicimos un corte hasta 1959. El nombre de clásico lo pusimos para situarnos en lo que se conoce como lo previo al cine moderno. La discusión académica de cuándo comienza el cine moderno puede ser eterna, pero más o menos existe un consenso de que partiría con la Nueva Ola Francesa. Con este movimiento cinematográfico se inicia algo distinto, una nueva forma de narrar, con una cámara móvil, más liviana, y en un momento de gran contestación política y social. Nuestra guía llega hasta antes de la Nueva Ola".

-¿Qué películas que suelen estar en los listados o en los libros sobre cine clásico y que se consideran parte del canon, decidieron no incluir en esta selección de 30 filmes y por qué?

AC y AM : "Excluimos muchas, por supuesto. Cuando hay que elegir 30, se entiende que solo puede quedar lo esencial, lo que incluye a otras cosas, lo que contiene el máximo posible. Por ejemplo, en este tipo de listas suele figurar 'El gabinete del doctor Caligari', símbolo del expresionismo alemán. Pero para nosotros es claro que 'El ángel azul' contiene el expresionismo, lo sintetiza y lo dispara en nuevas direcciones. Podría estar la célebre 'Rashomon', pero 'Vivir' es la cumbre de la obra de Kurosawa en esos años. Hay quien piensa que 'A la hora señalada' es un buen western , pero casi nada en ese género se compara con el debate moral de 'Río Bravo' o la magnificencia épica de 'Más corazón que odio'. 'Umberto D' es una gran pieza del neorrealismo, pero 'Roma ciudad abierta' lo contiene todo. En fin: son solo 30. Lo fundamental".

-¿Hubo mucha discusión a la hora de seleccionar 30 títulos?

AC: "No fue un trabajo tan duro, porque en la edición de 1995 hubo algunos cineastas que se repetían; también incluimos películas de elección muy nuestra, casi declaraciones, como 'La novia de Frankenstein'. En este libro tratamos de no repetir géneros y buscamos las cintas de más consenso mundial. Lo increíble es que hoy, pese a la enorme cantidad de películas que se filman y que podemos ver a través del cine, el cable o la red, en la cartelera no hay muchas películas que comentar. Lo que llega a salas es muy poco. Eso no ocurría antes. El cine francés e italiano, con retraso, llegó a nuestro país. El neorrealismo llegó, cinco años después, pero llegó. Hoy la gente cree que ve en los teatros cine argentino, pero en realidad miramos solo lo top. Hay una enorme cantidad de porquerías que se filman, pero, como recibimos tan poco, uno se queda con la sensación de que el cine argentino es muy bueno; y eso no es así. Esa es una paradoja, siendo antaño un mundo menos globalizado, había una circulación mayor de películas".

-¿Cuándo se produjo el corte?

AC: "Hay muchos fenómenos que lo explican, uno de ellos es la llegada de las multisalas que multiplicó el número de espectadores, pero redujo la cantidad de películas".

AM: "Y no solo se multiplicaron las salas, sino que, además, al interior de ellas se han generado subgéneros: Imax, la salas 2D y las 3D. Estamos ante un fenómeno bien complicado, pero -por otro lado- para un cinéfilo estos son años esplendorosos. Las películas nos llegan no solo a través de los cines comerciales, sino que se pueden encontrar en internet, en los espacios formales o informales. Un cinéfilo puede ver no solo el cine de ahora, sino que también el de los años 30 o 40. Hoy no existe una sola manera de exhibición, sino que esta es mucho más rica y diversa".

-¿Cuál es su mirada de las series de TV, tan exitosas hoy?

AC: "Sin duda le han quitado protagonismo al cine. Me llama la atención que la gente haga cosas raras, como ver temporadas completas en un día, en un fin de semana, casi sin interrupciones. Cosa que no haría con una película de Tarkovsky. Si tú le dices a una persona que vea una película de Jacques Rivette que dura cinco horas, seguramente no lo haría".

-¿Cómo ven la crítica de cine en un medio tan lleno de blogueros que hablan de cine?

AM: "Estamos ante un panorama que así como nace, desaparece. Básicamente, los blogs son un ejercicio de aparición y desaparición. No marcan necesariamente tendencias muy claras. Si bien hay mucho esfuerzo en ellos y participa gente que sabe mucho, la imposición de una página web es muy dura. Para que la crítica de cine funcione tiene que tener una disciplina, tiene que cumplir con ciertos cierres. Esa rigurosidad no la tienen los sitios informales. Habría que medirlo, pero en Chile hubo sitios de internet que duraron no más de cuatro años. Cuesta mucho mantenerlos y los que se han mantenido son Mabuse, La Fuga y Civilcinema de Christian Ramírez".

-¿Ha perdido peso la crítica de cine?

AM: "Nunca ha influido. ¿Tú crees que podríamos competir con Superman o la Marilyn Monroe (risas)? ¡Por favor! La crítica nunca ha influido. Lo que tiene, y eso es algo que tenemos que conservar los periodistas, es que estamos ante un género periodístico".

AC: "A veces, pero muy contadas veces, uno puede tener la sensación de que tu crítica puede perjudicar. A una película chilena chica la puedes joder con un comentario negativo, pero a una de Nicolás López no la rayas con nada. Le va estupendamente, escribas lo que escribas. Si uno tuviera influencia, Nicolás López no podría filmar".

-¿Se pueden apreciar tendencias en el cine actual?

AM: "¡Qué pregunta! Es como encontrar tendencias en los Oscar. Para encontrar una tendencia clara hay que esperar como 10 años. Hoy, por ejemplo, hay varios que intentan buscar tendencias en los Oscar: que un año hay o no hay cine afroamericano, que esta vez premiaron al cine independiente o al cine industrial. Eso es más bien un ejercicio periodístico de buscar una novedad, pero en rigor no es una cuestión que tiene que ver con el cine. Tiene que ver con cómo se mueve la industria.

Hoy, la industria, por el tipo de películas que produce, necesita de un escenario global. Necesita no de una película, sino de varias y eso significa una enorme producción de precuelas, secuelas o spin off . Uno entiende que el cine siempre ha querido repetir el éxito, pero aquí lo que se ha hecho es tomar un movimiento entero y ese ejercicio de continuidad genera una rutina. Hasta hace algunos años esa rutina la ponían Clint Eastwood o Martin Scorsese. Si estrenaba una película uno de ellos, después le tocaba al otro. Hoy, las películas que se reproducen y tienen éxito tienen una cosa apabullante: uno ya sabe lo que se va a estrenar en 2019 y en 2020".

AC: "El Oscar es un modelo, porque en el grupo de los que eligen no hay críticos de cine. Es la industria que se premia a sí misma, que premia lo que siente que la hace avanzar, aunque también se ha equivocado. La industria ha demostrado una habilidad enorme, que tiene que ver con un manejo de la exhibición en los cines, que tiene que ver con los medios, con el Oscar y los premios. Hoy, el sancta sanctorum : el lugar más secreto y prohibido de los grandes estudios, es la sala de planificación, una sala llena de pantallas, de luces, donde se discute cómo va a ir el estreno, cómo va a funcionar en cada país, los negocios extras. Uno ve las películas como espontáneas, pero está todo planificado".

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