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Preservación de la lengua mapuche

jueves, 16 de junio de 2016


Editorial
El Mercurio

Una lengua es más que una forma de comunicarse; también expresa valores y una visión de mundo, por lo que su conocimiento permite entender mejor una cultura.



Los datos que entregó la reciente encuesta realizada por el Centro de Estudios Públicos (CEP) respecto de las opiniones de quienes se identifican con el pueblo mapuche dan cuenta de una genuina preocupación por preservar sus características culturales -principalmente su idioma-, cuyo uso y comprensión, de acuerdo con este estudio, estarían en declinación, así como otras prácticas culturales, tales como la participación en ceremonias y ritos de alto simbolismo cultural.

En efecto, en la última década se observa un aumento importante de personas -de 56 a 67 por ciento- que pese a autodefinirse como mapuches, declaran no hablar ni entender el mapudungun. Esta lengua, que los expertos califican como polisemántica al no incluir términos unívocos y que, a pesar de su número limitado de palabras, tiene gran riqueza, ha ido perdiendo presencia particularmente entre los jóvenes. Ello explica que el 60 por ciento de los mapuches consultados -un número significativamente mayor que hace una década- opine que su enseñanza debiese ser obligatoria para sus hijos.

La encuesta revela que los mapuches se sienten ampliamente integrados a la sociedad y que en gran proporción se identifican por igual como mapuches y chilenos -en particular los urbanos-, pero que existe una creciente inquietud por la pérdida de su cultura. Quienes viven en las ciudades perciben que la vida rural permite mantener más fácilmente las costumbres ancestrales y la cosmovisión del hombre unido a la naturaleza tan propia de su cultura, lo que explicaría una cierta disposición a migrar de la ciudad al campo. El gran desafío que se ha planteado es la mantención de la autoidentificación cultural de acuerdo con las costumbres y los ancestros, más que según el lugar donde se habita.

La experiencia internacional demuestra que no hay una sola vía para que las sociedades reconozcan y preserven las diferencias culturales presentes en su comunidad. El reto es reconocer el valor de la interculturalidad y, asimismo, para quienes se identifican con un pueblo indígena en particular, mantener su propia cosmovisión, sin que ello limite sus posibilidades de integración y desarrollo orgánico. Sin duda que el manejo de la lengua es uno de los aspectos cruciales de la preservación cultural.

De allí la gran aceptación observada -particularmente entre los mapuches rurales- del programa de educación intercultural bilingüe del Ministerio de Educación, en el que los estudiantes aprenden simultáneamente en castellano y en mapudungun, lo que implica el desafío de contar con suficientes profesores capacitados en ambas lenguas. Sin embargo, más allá de los resultados de esta y otras iniciativas, si el mapudungun no se habla en el hogar mapuche, todo esfuerzo por preservarlo será complejo.

Por último, el conocimiento sobre una lengua, distinto a hablarla, también permite conocer y comprender mejor una cultura. Una lengua es más que una forma de comunicarse; también expresa valores y una visión de mundo. Así, sin pretender que el mapudungun se hable entre chilenos que no pertenecen a esa etnia, incrementar el conocimiento general sobre las estructuras y lógicas de esa lengua es una contribución a un proceso de integración más respetuoso de ese pueblo originario.

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