Hay casos muy llamativos: una brillante profesional española que, con su título de Relaciones Laborales de la Universidad de Cádiz, con su beca Sócrates para perfeccionarse un año en Italia; con su magíster a medio camino de la Universidad de Heildelberg, no puede ejercer...
Ni siquiera logra explicar con mediana claridad qué significa eso de "relaciones laborales": no es abogado, pues lo suyo se limita al derecho laboral y no puede litigar ni nada de eso; no es ingeniera en nada, aunque tiene nociones de administración; no es psicóloga, aunque tuvo cursos de comportamiento organizacional; tampoco es experta en prevención de riesgos, pero también tiene algunos cursos.
Tampoco es licenciada. Lo suyo es una diplomatura que no es lo mismo que un diplomado.
Es una exponente de la heterogeneidad de los sistemas de títulos con que operan las universidades del mundo y que conspiran contra la globalización de la mano de obra más calificada.
En el caso de Chile, el carácter profesionalizante de la educación universitaria tampoco aporta.
Cientos de chilenos y extranjeros que obtienen sus respectivos títulos bajo otros modelos enfrentan toda una odisea para homologarlos en el país.
Créditos
Conscientes de esta situación, las 25 universidades del Consejo de Rectores trabajan en la línea de tener un sistema de crédito académico transferible, que facilite el reconocimiento de las actividades de aprendizaje y que promueva la movilidad estudiantil dentro del país, así como el intercambio con Europa y Norteamérica.
Tal como advierte Carlos Mujica, vicerrector académico de la Universidad Católica del Norte, las universidades del Consejo de Rectores trabajan en la implementación de un sistema de créditos y en un proyecto denominado Colegios Doctorales. La idea es que se promueva la movilidad de estudiantes en al menos dos modalidades: codirección de tesis (tesis dirigida por académicos de ambos países) y co-tutela, de modo que el graduado tenga doble titulación.
En la misma línea, la académica de la Universidad de Chile, María Irigoin Barrenne explica que las transformaciones que están experimentando las carreras de pregrado de esa casa de estudios corren en paralelo al proceso de Bolonia: "Nuestra universidad, al igual que muchas, analiza los avances y desafíos que enfrentan Bolonia y los proyectos que se encargan de su operacionalización, como es el caso del proyecto Tuning (aborda la adopción de un sistema de titulaciones fácilmente reconocibles)".
Con relación a mejorar la legibilidad, comparabilidad y competitividad de los títulos profesionales, "se está acudiendo a las tres herramientas que en muchos países ya están en uso: la formación por competencias, un sistema de créditos transferibles y estándares de calidad". La lógica es muy sencilla y pretende abarcar tanto los procesos (movilidad estudiantil) como los resultados (movilidad de profesionales) y todo en un marco de aseguramiento de la calidad, porque de otro modo "sería un ejercicio incapaz de honrar la fe pública". La idea es que cada estudiante pueda contar con su pasaporte de competencias, que sería dinámico y con capacidad de cambio y crecimiento, y al que estarían adscritos determinados créditos. Así, los estudiantes podrían tener una parte de su formación en otra institución y aspirar a un reconocimiento pleno o casi pleno de sus antecedentes.
Esto es Bolonia
Justo para alentar la competencia entre universidades europeas y agilizar la movilidad de los estudiantes, la Unión Europea trabaja en la implementación de un marco común, con un sistema de pregrado de cuatro años de formación relevante para el mercado laboral.
Las transformaciones apuntan a crear un suplemento de competencias al título. Este suplemento daría cuenta de las competencias que ha desarrollado la persona que detenta el título y el número de créditos daría cuenta del volumen de esfuerzo.
Con todo, las lecciones de Bolonia no seducen a todos por igual. Algunos están convencidos de que el sistema de educación superior en Chile ofrece ciertos grados de flexibilidad. El académico del Departamento de Administración de la Universidad de Santiago, Sergio López, advierte que existen instituciones que hacen esfuerzos sostenidos en modificar los planes de estudio. Y en esa línea, "la experiencia mundial se basa en realizar alianzas entre universidades, compartir experiencias y fortalecer la investigación conjunta".
¿Qué pasa en el mundo de la administración y los negocios?
Si hay un ámbito que se mueve por carriles ajenos a la integración entre Estados es el mundo de la administración y los negocios. Tal como advierte el académico de la Escuela de Administración de la Universidad Católica, Matko Koljatic, si bien no hay un reconocimiento automático de títulos entre universidades, sí opera todo un fluido mecanismo de intercambio que tiene sus propias dinámicas, más allá de lo que puedan decir los acuerdos entre Estados.
"En general, lo que hacemos es que cuatro quintos del grado se curse en una universidad chilena y el resto afuera. Además, en nuestra área no es importante el lugar donde uno estudia, pues no se requiere una acreditación para ejercer. Lo importante son los tratados entre universidades, las redes, no los convenios entre Estados".
No menos de tres meses de convalidación
El reconocimiento y la revalidación de títulos extranjeros no es un proceso rápido. Una vez que la prorrectoría de la Universidad de Chile recibe los antecedentes que corresponden, tiene un plazo mínimo de dos meses para estudiarlos e informar al prorrector para que él resuelva.
En caso de que la formación académica del postulante no sea suficiente, las autoridades de la Universidad dispondrán un examen general o puntual que podrá rendirse hasta en tres oportunidades. Otra alternativa es que el postulante deba cumplir con las actividades finales de titulación, como examen de grado, práctica profesional, etc. Finalmente, la peor opción es que el candidato tenga que volver a clases y cumplir con actividades curriculares.
¿Documentos que se exigen? Diploma original del título profesional o grado académico extranjero y fotocopias; concentración o certificación oficial de notas o calificaciones obtenidas en cada asignatura o actividad curricular, indicándose la escala de calificaciones de la nota máxima y mínima de aprobación; el plan de estudios de la carrera o programa que cursó y aprobó en el país de origen, con indicación de su carga horaria; el o los programas descriptivos del contenido de las asignaturas cursadas y aprobadas en la institución en que el peticionario se tituló o graduó, y currículum vitae del interesado. En aquellos casos en que la respectiva institución extranjera no emita programas oficiales, la Universidad, a través de la Facultad respectiva, señalará el procedimiento necesario a seguir. Finalmente, deberán presentar una declaración de habilitación para el ejercicio profesional del solicitante.
La fase de presentación y revisión de antecedentes tiene un valor de 5 UTM.