Dólar Obs: $ 943,62 | -0,43% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.266,94
IPC: 0,40%
Entrevista a Guy Sorman:

"Francia es buena haciendo revoluciones, pero no haciendo reformas. Es lo que vemos ahora"

sábado, 28 de mayo de 2016

Carolina Álvarez Peñafiel
Internacional
El Mercurio

El intelectual francés afirma que la ley laboral que impulsa el gobierno socialista de Hollande es un proyecto vacío, pese a las fuertes protestas de los sindicatos que la ven como un camino a facilitar los despidos. Agrega que el país necesita ir más allá en los cambios económicos.



La reforma laboral en Francia tiene a los sindicatos y a los movimientos estudiantiles en pie de guerra, al gobierno socialista enfrentado con su propio partido y a los ciudadanos sufriendo las consecuencias de las paralizaciones, que incluso amenazan con dejar sin electricidad a una parte del país. Y todo por nada, asegura el intelectual liberal francés Guy Sorman, fuerte crítico del proyecto del gobierno de François Hollande, por las razones contrarias a las de los manifestantes: es que la ley -afirma el economista a "El Mercurio"- no cambiará en absoluto el estricto mercado laboral francés.

-El gobierno sostiene que la reforma propuesta ayudará a vigorizar la economía francesa, ayudando a reducir el desempleo a través de normas que hacen más fácil el despido y las contrataciones. ¿Está en la vía correcta?

"Estaría en lo correcto si es que hubiera una reforma. Pero la paradoja es que hay una rebelión contra una ley que está totalmente vacía.

Hay consenso entre los economistas en que el alto desempleo en Francia (10%) es consecuencia de las rígidas leyes laborales. Y lo que hizo el gobierno fue anunciar una reforma a esas regulaciones laborales, pero lo negoció con los sindicatos y dentro del Partido Socialista. Hubo tanta reticencia en la izquierda ante esta ley, que si uno mira bien su contenido (final) no hay absolutamente nada en ella. Hay unos cambios modestos, muy pequeños, sin ninguna consecuencia. La ambiciosa ley inicial quedó vacía.

Ahora estamos en una situación muy extraña, en la que el gobierno dice que necesitamos esta ley para reducir el desempleo, pero no hace la reforma, y la gente en la izquierda está en rebelión contra una ley que no tiene contenido. Así es que todo es sobre un símbolo, que es algo que suele pasar en Francia".

-Pero los críticos de la reforma insisten en que esta ley, incluso con mínimos cambios, va a perjudicar los derechos de los trabajadores, al dar más poder a las empresas.

"Eso no es verdad. Podría haber sido cierto si es que hubiera habido reforma. En la versión inicial de la ley se decía que si uno despedía a un empleado por razones económicas un juez podía intervenir, pero había un tope a lo que el juez podía conceder al trabajador despedido. Con esto se limitaban los riesgos para un empleador. Y esto desapareció. Ahora, si un empleador despide a un trabajador, el trabajador puede (y lo hará) ir a un juez y el juez le puede conceder indemnizaciones sin restricciones".

-Entonces, ¿no queda nada bueno en la reforma?

"Mire, yo mismo soy un empleador. Soy editor y tengo una pequeña empresa, con unos 100 empleados y nunca en mi carrera he podido despedir a alguien, incluso a gente que le ha robado a la firma, a gente que no trabaja. El riesgo financiero es tan grande para un empleador que es preferible mantener a la gente dentro de la compañía, incluso si no hacen nada, porque cuesta menos que deshacerse de ellos.

Así es que leí el proyecto con mucho cuidado y no pude ver una sola línea que pueda cambiar nada en la firma. Ni una".

Sorman sostiene que el gran error "intelectual" del debate es que se está discutiendo sobre leyes que fueron escritas en los años 40, para una economía fuertemente industrial que hoy no existe en la misma forma.

"El futuro de la economía francesa, como de cualquiera de las economías occidentales de libre mercado, es lo que llamamos la 'uberización'. Ya no hay la relación empleador-empleado, hay contratos blandos, uno puede tener varios empleos, es una relación compleja. Gran parte de lo que se necesita es explicarle a la gente que la economía ha cambiado totalmente, que esta ley es completamente irrelevante y proponer un nuevo modelo solidario, en el que habrá protección, pero no basada en el modelo industrial. De cierta forma, la pelea es contra una ley liberal para el siglo XIX, que en todo caso no afecta a millones de franceses que se autoemplean".

-Esta es una reforma muy rara para un gobierno socialista, incluso si es solo en el papel. ¿Ve un punto de quiebre en la relación entre los socialistas y los movimientos de los trabajadores, y quizás en la forma en la que los franceses ven el mercado laboral?

"Me gustaría que fuera así, pero no estoy tan seguro. Lo que estamos viendo es, en cierta forma, la autodestrucción de la izquierda francesa, porque los socialdemócratas, como el Primer Ministro (Manuel Valls), entienden que necesitamos del libre mercado, y de la liberalización y del emprendimiento. Pero esto es menos popular en la izquierda, y la izquierda tradicional en Francia es extremadamente fuerte. Francia es buena haciendo revoluciones, pero no tanto haciendo reformas. Esto es lo que vemos, una vez más.

Y podría haber un punto de quiebre si es que el gobierno tuviera una estrategia".

Para el economista, el problema es que dentro del gobierno no hay una visión clara de lo que busca, y al no exponer lo que realmente quiere ha perdido "toda la legitimidad". Y en este escenario, "mi temor es que la izquierda, en lugar de virar más hacia el libre mercado, como ocurrió en Alemania o España, haga todo lo contrario y la izquierda más dura se haga más fuerte".

Sorman dice que el gobierno también tomó un riesgo innecesario al aprobar su reforma laboral por decreto, a través de un resquicio constitucional, que le permitió saltarse la Asamblea Nacional. "Hacer esto, que ha sido considerado como un golpe de fuerza, por nada, es realmente contradictorio. No vale la pena: vas a la batalla, pero no llevas balas", señala.

-¿Está el gobierno en peligro?

"Sí. No sé cómo van a sobrevivir porque claramente han perdido la mayoría dentro del Partido Socialista, no tienen el respaldo de los comunistas y de los movimientos afiliados al gobierno.

Los franceses, en general, están muy confundidos, porque nadie entiende adónde va el gobierno. Nunca hemos tenido un discurso dramático con el Presidente diciendo: 'Miren, Francia está perdiendo terreno, porque nuestras leyes son obsoletas, tenemos que cambiar totalmente nuestra visión del mundo y por supuesto que implementaremos la solidaridad, porque somos de izquierda, pero necesitamos hacer estos cambios dramáticos'. No. François Hollande nunca les ha hablado a los franceses de esta pequeña reforma".

-Entonces, el gobierno no tiene estrategia y el Presidente es impopular, pero insiste en ir a la reelección el próximo año. ¿Es eso posible?

"Sí. François Hollande es un político puro. Es muy bueno en tácticas políticas. Nunca lo he escuchado expresar una sola idea, nunca. Y lo he conocido por 25 años. Él es todo tácticas políticas y se concentra en si puede ganar la elección. Y es bueno en eso. Sabe por qué está postulando de nuevo y por qué, pese a todo, puede volver a ganar.

Él sabe -todos saben- que la primera vuelta la ganará madame (Marine) Le Pen, sin duda. El debate es sobre quién quedará segundo (también Sarkozy quiere repostular). Así es que la segunda vuelta podría ser François Hollande contra Marine Le Pen, como tuvimos a Jacques Chirac contra Jean-Marie Le Pen (en 2002). En este caso, él puede ganar por default . Especialmente si (Nicolas) Sarkozy se vuelve a postular, porque él es muy impopular, aunque gane la primaria en la derecha".

-¿Y qué pasa con las otras figuras en el gobierno? Hemos visto el surgimiento de políticos jóvenes, como Valls o el ministro de Economía, Emmanuel Macron, ¿les ve un futuro? Ellos no son socialistas de viejo cuño.

"Sí, eso es correcto. Personalmente, tenía muchas esperanzas en Valls. Le tengo mucho respeto, es como un socialista moderno, es muy orientado al libre mercado, muy tolerante respecto de la diversidad, la migración y otros. Y lo hubiera respaldado.

Pero no estoy decepcionado, porque entiendo que uno no puede gobernar cuando tienes a François Hollande de Presidente. Él solo es el Primer Ministro y el poder real lo tiene el Presidente.

Y lo que le pasa a Valls es que está siendo destruido por Hollande y realmente, creo que es algo a propósito para deshacerse de él".

-Valls podría haber sido un gran rival...

"Exactamente. Si Valls hubiera tenido éxito, hubiera quedado en la mejor posición para ser nuestro próximo Presidente. Pero ha sido destruido por Hollande, en una táctica clásica, es lo que François Mitterrand hizo con Michel Rocard hace años. Es un clásico, matar a tu contendor dentro de tu propio partido. Y si Macron emerge y se hace importante, también va a ser destruido por François Hollande.

Y estoy bastante seguro de que si François Hollande vuelve a postular, lo hará en una plataforma bastante izquierdista, diciendo que 'mi Primer Ministro intentó la liberalización y no funcionó y los franceses lo rechazaron, por eso volvemos al antiguo paradigma socialista'".

''Los franceses, en general, están muy confundidos porque nadie entiende adónde va el gobierno".

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia