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1916-2016:

Un siglo de tradición molinera

jueves, 26 de mayo de 2016


Ediciones Especiales
El Mercurio

Luego de un siglo de trabajo en el sector molinero panadero, hoy han orientado su experiencia al sector industrial, entregando una amplia gama de productos de alta calidad, para satisfacer las necesidades de la panadería y pastelería nacional.



En la ciudad de Valparaíso, el cuatro de diciembre del año 1916, fue fundada la Compañía Molinera San Cristóbal S.A. por un grupo de inmigrantes de origen escocés, propietarios de la firma Williamson, Balfour y Compañía.

 En ese entonces se ubicó en la ciudad de Santiago, en la esquina de Bellavista con Pío Nono, -donde actualmente se encuentra la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile- ubicado estratégicamente a orillas del río Mapocho con objeto de hacer funcionar las turbinas de la fábrica. Por su cercanía al cerro, se le dio el nombre de San Cristóbal. Una década después el molino fue trasladado a su actual ubicación en la calle Exposición en Santiago.

En 1967, la firma inglesa Williamson Balfour decidió poner fin a sus operaciones y vendió el molino San Cristóbal, uno de los más importantes del país en esa época a un grupo de molineros, entre los que se encontraban José Borda Aretxabala y su amigo, pariente  y socio, Fermín Diharasarri Zugarramurdi, quienes en conjunto y con el tiempo pasarían a ser los principales accionistas de Molinera San Cristóbal S.A.

La llegada de los Vascos a San Cristóbal

Estos dos jóvenes, hijos de inmigrantes vascos, del Valle de Baztán, comenzaron un proceso de modernización y mejoramiento de las instalaciones, con incorporación de nuevas tecnologías para el proceso de molienda y una actualización general de la empresa. Uno de los conceptos centrales que marcaba a la compañía era el trabajo mancomunado y el compromiso con sus colaboradores. "Don Pepe" y "Don Fermín" crearon un sello que se mantiene hasta hoy: "trabajo en equipo, compromiso y respeto", lo que les permitió generar mayor crecimiento y la posibilidad de tomar nuevos rumbos comerciales.

Además de las tradicionales marcas como Selecta y Tortalista comenzaron a desarrollar nuevos negocios en el retail, como refrescos y postres en polvo.

En 1982, Compañía Molinera San Cristóbal se fusionó con Molinos Mont Blanc, con lo cual prácticamente se duplicó la capacidad de molienda de la empresa. Esta fusión permitió a San Cristóbal contar con un tamaño y eficiencia que la llevo a posicionarse como líder de la molinería nacional.

En 1987, en tanto, introdujo al mercado bajo la licencia de Zeelandia International (Holanda), la línea de mezclas completas Selecta Mix para el mercado industrial panadero. Esto generó un crecimiento importante al incorporar una amplia gama de nuevos productos, que implicó además un desarrollo de la parte técnica, invirtiéndose en nuevos laboratorios y equipamiento, y en un grupo de profesionales y técnicos altamente capacitados para esta nueva operación. 

Al comenzar el año 2000, la compañía fabricaba en su planta principal y en el molino de Maipú sus marcas de harina Selecta y Mont Blanc.

A su vez, tenía una planta en Talagante que producía hojuela y harina de avena; y una planta de arroz en Talca donde se elaboraba el arroz Miraflores y Loncomilla. Igualmente disponía de otras líneas de producción con productos de consumo masivo para el hogar, dentro de los cuales se encontraban los  refrescos y postres en polvo, mezclas completas para uso doméstico y distribución de fideos.

Expansión de los negocios

San Cristóbal seguía expandiendo sus negocios. Es así como poco tiempo después se incorporó a su cartera de negocio de consumo masivo la línea de cereales para el desayuno, tales como las hojuelas de maíz, de chocolate y otros, los que se elaboraban en la Planta de Malloco.

Todos estos nuevos negocios en consumo masivo requirieron de equipos y personal preparado para ser llevados adelante con éxito. De esta manera, San Cristóbal inició así un ambicioso plan de inversiones en infraestructura y capital humano para enfrentar el largo plazo y responder a los nuevos requerimientos de este sector. Sin embargo, al mismo tiempo, el mercado panadero y pastelero industrial seguía creciendo, demandando nuevas inversiones para poder atenderlos adecuadamente.

 Sergio Morales Mena,  gerente general de Molinera San Cristóbal, señala que hace diez años en los supermercados la oferta de pan se concentraba en marraquetas y hallullas, sin embargo, hoy se cuenta con un gran surtido en panadería y pastelería. "Para ello, se requieren harinas con diversas especificaciones técnicas de mayor complejidad en su elaboración. Los clientes como supermercados e industriales se iban desarrollando cada vez más y nosotros logramos identificar esa necesidad y supimos llegar con una adecuada solución técnica", sostiene el ejecutivo.

Como las cantidades demandadas por los clientes industriales eran volúmenes significativos, se construyó una nueva bodega para productos terminados, de última tecnología, gran capacidad de almacenaje y manejo mediante radiofrecuencia.

Por esos mismos años se realizó la compra de la planta Malloco cuyo objetivo era contar con un gran centro de acopio y transferencia de trigo, tanto nacional como importado, contando con una capacidad de almacenaje superior a las 50.000 toneladas. En el 2004 se compró el molino Cajón, en las cercanías de Temuco, aumentando la presencia de las marcas de harina en la zona sur del país y siendo un centro de compra de trigo nacional, contando con una capacidad de 35.000 toneladas.

Años después, en el 2012, adquirieron el molino San Bernardo, lo que les permitió llegar a otros mercados, y de esa forma complementar las líneas de producción con sus otras plantas de la Región Metropolitana.

De aquí en adelante, la compañía continuó con su expansión y desarrollo constante en todas sus categorías de negocio. Hoy la línea de Mezclas Completas San Cristóbal es una importante línea de negocios. En sus formatos de 5 a 25 kilos han ayudado a facilitar y estandarizar la elaboración de diversos productos en panadería y pastelería. Esto ha permitido a la panadería tradicional exhibir una amplia variedad de preparaciones en sus puntos de venta. En total, son más de 140 códigos de mezclas completas que permiten abarcar casi todo el espectro de productos que se elaboran hoy en la panadería y pastelería. 

Asimismo, cuentan con alianzas comerciales significativas para poder dar una solución integral a los clientes como, por ejemplo, la representación exclusiva para la importación de levaduras instantáneas del tercer mayor productor del mundo, la empresa China Angel Yeast. Por otra parte, la empresa distribuye para el canal panadero y pastelero las coberturas de chocolate de las marcas Costa y Ambrosoli.

Vuelta a su negocio de origen

Cristóbal Borda Mingo, presidente de Molinera San Cristóbal, desde el año 2006, lideró y gestionó uno de los procesos más trascendentales en la historia de la compañía que consistió en la venta de todos los productos de consumo masivo a Empresas Carozzi S.A. y así dedicarse exclusivamente a la fabricación de harinas industriales y mezclas completas.   

Esta nueva orientación significó desprenderse de algunas plantas asociadas a estos negocios y concentrar toda la operación en las plantas de Santiago, Maipú, Malloco, San Bernardo y Temuco. "Con la venta de los negocios de consumo masivo, se planteó una nueva visión de empresa enfocada al canal industrial, entendido como una suma de varios subcanales con requerimientos muy específicos y a la medida", explica Cristóbal Borda.

Añade que cuentan con el conocimiento necesario, tanto en lo referente a las materias primas como a los procesos,  para el desarrollo de soluciones a la medida de los clientes, mejorando sustancialmente los tiempos asociados al lanzamiento de nuevos productos.

Sergio Morales, comenta que tras la venta del negocio de consumo masivo en el 2006, enfocarse hacia el sector industrial era una necesidad. "Este canal se complejizaba en cuanto a las exigencias de calidad, variedad y estabilidad de los productos demandados. Por ello, se hizo un reenfoque en los objetivos de la compañía y los resultados fueron muy positivos. Esto nos ha permitido alcanzar altos volúmenes de venta, transformándonos en los mayores productores de harina a nivel nacional".

Raimundo Irarrázabal Larraín, director de la compañía, dice que la molinera está muy bien posicionada en su sector y vislumbra un futuro positivo. "San Cristóbal cuenta con una gran infraestructura que le permite atender a un sinnúmero de clientes como panaderos tradicionales, panaderías industriales, fábricas de alimento, pastelerías y otros".

Cristóbal Borda comenta que esta decisión de enfocarse en su core business les ha permitido crear mayor valor en el tiempo para sus  accionistas y colaboradores. "Ello, además de consolidar a San Cristóbal en el mercado como una entidad seria, preocupada de sus trabajadores y de su entorno. En tanto, agradecemos a todos nuestros proveedores, trabajadores, clientes y comunidad en general que permitieron a la Compañía Molinera San Cristóbal cumplir 100 años de historia y reiterarles nuestro compromiso de seguir siendo un referente de la molinería nacional", finalizó. 

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