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Hijos de grandes empresarios toman posiciones en negocios familiares

domingo, 08 de abril de 2007

Laura Garzón Ortiz
Enfoques, Economía y Negocios

La mayoría de los herederos de los principales grupos económicos cuenta con una fuerte formación académica en el exterior y práctica en compañías extranjeras.

Tienen en promedio 34 años, integran la segunda o tercera generación de sus familias y exhiben un nutrido currículum con posgrados en el extranjero. Son los hijos de los grandes empresarios del país y cargan sobre sus hombros el peso de mantener las fortunas creadas por sus padres o abuelos.

A diferencia de lo que ocurría antaño, ahora en los grupos se planifica concienzudamente la sucesión y se prepara a quienes liderarán a futuro los negocios, eligiendo a los que tienen más habilidades.

Aunque las fórmulas de entrenamiento varían en cada conglomerado, hay algunas que se repiten. Por lo general, todos los "herederos" cursan carreras ligadas al mundo de los negocios (Ingeniería Comercial o Civil, Derecho, Administración) y después se perfeccionan en alguna universidad en el extranjero.

Para foguearlos y probar sus capacidades en terreno cada vez es más común que los empresarios prefieran que sus hijos se inicien laboralmente fuera de las compañías familiares. "El objetivo es que desarrollen hábitos de trabajo, disciplina y que demuestren que valen por sí mismos, no por su apellido o por ser hijos de alguien", explica Jon Martínez, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de los Andes.

Por eso no es raro que esta práctica la realicen en empresas extranjeras. Por ejemplo, Nicolás Luksic -hijo de Guillermo- está trabajando actualmente en la filial de Heineken en Francia; Bernardo Larraín Matte pasó por el banco de inversiones de los Rothschild y Dag y Richard von Appen cumplieron funciones en navieras de Alemania y Estados Unidos.

Con esta experiencia a cuestas, muchos de los hijos de las 10 mayores fortunas del país están asumiendo posiciones en las empresas. Algunos, como los Luksic, tienen vedado entrar a las planas ejecutivas y se están preparando para asumir en los directorios, pasando por diversas áreas de las empresas.

Otros ya tomaron roles gravitantes como Salvador Said, que reemplazó a su padre en importantes directorios de sociedades del grupo; Dag y Richard von Appen, que quedaron a cargo de los holdings Ultragas y Ultramar; o Bernardo Larraín Matte, que tomó la gerencia general de Colbún.

Los más jóvenes, como Sebastián Piñera Morel, están recién haciendo sus primeras armas en el mundo de las finanzas, preparándose para a futuro tomar el cetro del imperio empresarial creado por su padre.

Los Matte apuestan por el mayor
Los Matte siguen firmes entre las mayores fortunas del país. El último ranking de millonarios de la revista Forbes los ubicó con un patrimonio de US$ 5.600 millones, donde sus principales activos son la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC), la eléctrica Colbún y el Banco Bice.

Aunque Eliodoro y Bernardo Matte -su hermana Patricia no se involucra en los negocios familiares- siguen llevando la batuta, de a poco están dando paso a sus hijos en la gestión.

La señal más clara la dieron a fines de 2005 cuando Bernardo Larraín Matte -hijo de Patricia y Jorge Larraín- asumió como gerente general de Colbún.

Este ingeniero comercial de la Universidad Católica, con cursos de postgrado en Stanford y en la London School of Economics, tiene 40 años y es el mayor de la tercera generación. Antes de integrarse a las empresas del grupo, trabajó en el banco de inversión de los Rothschild en el área de investmet banking para Sudamérica.

Después de eso cumplió, durante 10 años, diversas funciones en Minera Valparaíso -la sociedad de inversiones de los Matte-, Puerto Lirquén y el Banco Bice, entre otras.

"La familia le encomendó una de sus empresas clave (Colbún), porque confían en su capacidad", señala un cercano al clan.

Desde la gerencia general, Larraín Matte -que es definido como sencillo e introvertido- lidera el proyecto más ambicioso de su familia: la construcción de las centrales hidroeléctricas en Aysén, en sociedad con Endesa.

En una segunda línea, su primo Eliodoro Matte Capdevila (26 años) también inició carrera en el grupo. Tras estudiar arquitectura y finanzas trabajó, durante dos años, como operador institucional de la mesa de acciones de la corredora de bolsa de LarraínVial.

El año pasado asumió como subgerente de la mesa de dinero del Bice.

Tanto Eliodoro hijo como Bernardo se han incorporado a los directorios del grupo: el primero en Volcán S.A. y el segundo en CMPC Tissue.

La pasión inmobiliaria de los Fernández
Eduardo Fernández León -vinculado a la propiedad de Entel, Empresas Banmédica, Inmobiliaria FFV y Punta del Cobre, entre otras- tiene dos hijos: Eduardo (41 años) y Tomás Fernández MacAuliffe (40) y ambos participan en sus negocios.

El mayor -ingeniero comercial- es definido como el "más intelectual" de la familia. Y es que, junto con estudiar Finanzas en la London School of Economics, cursó Clásicos en la Universidad de Oxford, ciudad donde vivió 5 años.

Se ha focalizado en el área inmobiliaria -fue uno de los fundadores de FFV- donde monitorea el desarrollo de los negocios de mediano y largo plazo.

"Él gestionó el proyecto del edificio "El Barco", en avenida Presidente Riesco, que fue uno de los puntos de partida para la renovación del barrio El Golf", dice un empresario de la construcción.

Tomás -también ingeniero comercial- ha tomado un rol más ejecutivo y actualmente se desempeña como gerente general de FFV. Además, es director de Pacífico V Región, la controladora de Pucobre, y de Banvida.

"Los dos heredaron del papá la habilidad para los negocios, aunque Tomás se mete más en el día a día e incluso sale a buscar terrenos para los nuevos proyectos", comenta un ex ejecutivo de FFV.

El alma financiera de los Yarur
Dos de los nueve hijos de Luis Enrique Yarur (Ignacio y Diego) ya aterrizaron en el Banco de Crédito e Inversiones (BCI), la principal inversión de la familia. El BCI es hoy el cuarto más grande de la plaza en colocaciones y su capitalización bursátil supera los US$ 2.900 millones.

Ignacio (abogado, 32 años) está en la división internacional del banco, pero antes se desempeñó como asesor de la gerencia de Riesgo Corporativo, y subgerente de Finanzas. Participó activamente en la elaboración de la política de responsabilidad social y en el diseño del gobierno corporativo de la entidad financiera que controla su familia.

Al igual que su padre, Ignacio luce en su currículum un MBA en el IESE de España. Además, integra el directorio del Grupo Empresas Jordan, también vinculado a su familia.

Los mismos pasos está siguiendo su hermano Diego (31 años). Acaba de terminar un MBA en Columbia y a fines del año pasado se integró al BCI como asesor de la División Gerencia Comercial y Filiales, tras una pasantía por el Grupo Santander.

"Los dos cultivan el bajo perfil de su padre. Incluso dentro del banco, no hacen sentir el poder que tienen, son muy preparados y están encima de los temas, son muy meticulosos", detalla un gerente del banco.

Sebastián Piñera por dos
Sebastián Piñera Morel (24 años) -el mayor de los hijos hombres del empresario Sebastián Piñera Echenique- saltó a la luz pública cuando se transformó en la mano derecha de su progenitor en la campaña presidencial de 2005. En paralelo, terminaba su carrera de ingeniería comercial en la Universidad Católica.

Quienes lo conocen dicen que no siente el peso de ser hijo del empresario que este año debutó en el ranking de millonarios de Forbes, con un patrimonio calculado en US$ 1.200 millones.

Ya egresado, entró a trabajar en septiembre del año pasado como analista de Finanzas Corporativas a IM Trust, puesto que mantiene hasta hoy.

"Es muy sencillo, inteligente y más reposado que su papá", comenta un ejecutivo del sector financiero. Por ahora, dicen sus cercanos, no tiene planeado integrarse a alguna de las compañías donde su padre tiene participación (Lan, Chilevisión, Colo Colo y Bancard, entre otras) y lo más probable, comentan, es que siga el camino del ex candidato presidencial de Renovación Nacional y se vaya a estudiar a una universidad en el extranjero.

"Le gusta mucho el área de las Finanzas y lo más lógico es que curse un MBA o un posgrado", agrega un cercano a la familia Piñera.

Los primos Von Appen al timón
Hace dos años, Sven y Wolf von Appen dieron un paso al lado y dejaron en manos de sus hijos, Dag y Richard, la conducción del imperio naviero familiar cuyo patrimonio se estima en US$ 1.000 millones.

El primero, ingeniero comercial de 44 años, asumió la presidencia de Ultragas -que se orienta al transporte marítimo de productos como gas licuado, amoníaco y gases químicos- y Richard (ingeniero comercial, 40 años) tomó las riendas de Ultramar, el holding que se encarga de administrar los terminales, puertos y el área de servicios en tierra.

La llegada de estos primos a la primera línea de gestión fue paulatina y muy planificada. Antes de tomar sus actuales cargos, ambos trabajaron en compañías navieras y corredoras de fletes de Europa y Estados Unidos. La idea: que ganen experiencia en el negocio en mercados más competitivos.

Quienes los conocen comentan que tanto Dag como Richard -que también integran los directorios de los puertos de Arica, Valparaíso y Coronel- fueron bien elegidos. "Son muy capaces, tienen el talento de sus padres, mucho amor por la historia de la empresa y ganas de hacerla crecer", dice una fuente cercana a la familia.

Pero no todo son negocios. Dag es un destacado velerista, actualmente es tetracampeón nacional y sudamericano de la clase J-24. Además, es director de la Corporación Chileno-Alemana de Beneficencia, propietaria de la Clínica Alemana, y recién asumió el mismo puesto en el consejo de la Universidad del Desarrollo.

Los intereses de los Luksic "chicos"
Andrónico Luksic Lederer y Nicolás Luksic Puga saben que, al igual que sus padres, no van a poder hacer carrera ejecutiva en las empresas de su familia. Así lo estableció su abuelo Andrónico antes de morir. Sí podrán participar en los directorios e incluso presidirlos.

Para eso se están preparando. Luksic Lederer es el mayor de los cinco hijos de Andrónico Luksic Craig, tiene 25 años y se ha perfilado en el negocio financiero del grupo. Al igual que su padre, estudió Administración de Empresas en el Babson College. Tras graduarse, en 2004, "Luco", como le dicen sus amigos, se integró a la banca de inversiones de Banchile y hace seis meses asumió como jefe de negociaciones de la vicepresidencia de Comercialización de Antofagasta Minerals.

"Luco es más ingeniero, le encanta lo financiero y es agresivo en los negocios", comenta un ejecutivo del grupo.

Su primo Nicolás (28 años) heredó la habilidad negociadora de su padre, Guillermo, y también su fascinación por el mundo del vino. Estudió Ingeniería Comercial en la Universidad Finis Terrae y en 2005 pasó a las filas del Departamento de Análisis Financiero de Quiñenco, la matriz del grupo.

Casi a la par se integró al directorio de Viña Tabalí, cargo que mantiene hasta hoy.

Siguiendo su vocación, el año pasado se fue a ganar experiencia como product manager a la filial en Francia de Heineken. Esta compañía holandesa es socia de los Luksic en CCU. Una fuente del grupo comenta que su idea es "hacer un par de cursos en Bordeaux para especializarse en la comercialización de vinos".

El nuevo conductor de los Said
Desde que nació Salvador Said Somavía (42 años, ingeniero comercial) estaba predestinado a relevar a su padre José en la conducción de los negocios familiares (Embotelladora Andina, Edelpa, BBVA, Parque Arauco).

Y se preparó para asumir ese rol. Mientras estudiaba hizo pasantías en las distintas compañías del grupo y tras terminar la universidad se fue a Inglaterra a trabajar durante un año en el West Merchant Bank.

A su regreso se hizo cargo de la dirección ejecutiva de Edelpa. Allí se focalizó en internacionalizar la firma. Luego entró al directorio de Parque Arauco.

Pero la muestra más clara de que su padre estaba entregándole el cetro se produjo en 2005 cuando tras 20 años ejerciendo el puesto, José Said le cedió su sillón en el directorio en Embotelladora Andina.

Quienes lo conocen, aseguran que Salvador es directo, informado y que se involucra intensamente en la marcha diaria de las empresas.

A diferencia de su padre, ha optado por un perfil público más alto. Tanto que en febrero asumió como presidente del club de fútbol Palestino.

Además, participa en organizaciones sin fines de lucro como País Digital, Generación Empresarial y Endeavor Chile.

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