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Gabriel Fernández Pucheu:

El mejor deportista del rodeo

lunes, 02 de mayo de 2016

Miguel Ángel Moya Badilla
Rodeo
El Mercurio

Abogado, agricultor, corralero, criador y arreglador de caballos fue premiado como el Mejor Deportista de la Temporada 2015/2016, en el marco del 68° Campeonato Nacional de Rodeo.



Gabriel Fernández Pucheu (80 años) dice que en la actual etapa que vive pelea por mantenerse arriba de los caballos. "En la casa todos me quieren echar abajo por la edad... Antes era mi mamá, y ahora son mi señora y mis hijos", dice.

Corralero de Arauco, de toda la vida, supo equilibrar una exitosa carrera como abogado con la del deporte huaso, tanto como jinete, criador y arreglador de caballos y dirigente corralero -varias veces presidente de la Asociación Arauco-, en una silenciosa labor que fue reconocida por la Federación del Rodeo Chileno que lo distinguió como Mejor Deportista de la Temporada 2015/2016, en una ceremonia que se realizó previo a la disputa de la serie potros en la Medialuna Monumental.

"Es una satisfacción tremenda para uno que es aficionado al rodeo y que ha sido preocupado de los caballos toda una vida. Fue muy emotivo, para qué le digo", comenta Fernández Pucheu varias semanas después de ocurrido el homenaje cuando las emociones ya están más decantadas.

Su vasta trayectoria ya había sido reconocida con un trofeo similar. Fue el premio también al Mejor Deportista del Rodeo, que le entregó en 1989 el Círculo de Periodistas Deportivos de Chile.

Entre Ñuble y Temuco

Su historia corralera comienza alrededor de los 20 años, aunque se hace más constante una vez que está más consolidado económicamente, porque como él mismo dice, hay que tener un soporte más o menos importante para poder practicar este deporte.

Por parte de su padre, Patricio Fernández Belmar, no había raíces corraleras. Era un agricultor al que le gustaban los caballos, pero nunca participó en un rodeo, mientras que a su mamá, Berta Pucheu Murillo, derechamente no le gustaba. "Usted sabe que las madres siempre miran el peligro: No decía nada, pero no le gustaba mucho por el tema de los riesgos que significaba correr", comenta.

Empezó a correr en Arauco y ahí ha permanecido hasta ahora.

"Soy de Arauco y he trabajado aquí toda mi vida. Salíamos a correr a las zonas de Temuco y de Ñuble, pero más allá no. Hace 40 años los caminos eran distintos. Las posibilidades de movilizarse eran mucho más dificultosas. Normalmente, los caballos se trasladaban de arreo a las zonas cercanas. Se ponían de acuerdo dos o tres grupos de corredores y se las echaban con dos o tres empleados un día antes. Viajaban en la noche; era otro mundo, más tranquilo. Había más tiempo; ahora anda todo acelerado... Era muy bonito", recuerda Fernández.

Su inicio como jinete corralero lo hizo corriendo con Alfonso Hernández, uno de los empleados del campo de su padre. Después corrió con varios amigos, como Carlos Neira, que era dentista, pero ya está fallecido, y con Gonzalo Wilson, que era de Arauco. Después corrió también con Raúl Pelén, en la etapa final.

Pero con el que corrió más tiempo y con mayor éxito fue con Hugo del Río, otro amigo de Arauco, y muy buen jinete, también ya fallecido. Con él corrió cerca de 15 años.

Nunca en la final

Con Hugo del Río clasificó a Rancagua, pero nunca pudo llegar a la final.

"Llegué varias, incluso con un potro que ahora está muy considerado como reproductor, que era suyo y se llamaba Arauco, era hijo del Inocente. Con Patricio Palma también estuve varias veces, y con Germán Garcés fue la última vez, cuando se inauguró la Medialuna Monumental", dice Fernández.

Según recuerda, acompañado por Patricio Palma, que empató para conseguir un cupo en la final, pero lo perdieron. Y con Germán Garcés le pasó lo mismo cuando fueron la última vez.

De los caballos que salieron de sus manos, destaca al potro Agravio, que corría con Arauco. "Era hijo de Compromiso, un caballo que era Veguero. Y el otro fue el Medio a Medio, que compré a Rubén Valdebenito siendo potrillo. Yo lo trabajé y todavía está vivo; tiene como 26 años, muy bueno", dice.

Fernández considera que el rodeo ha cambiado mucho y en todo sentido.

"Antes eran mucho más tranquilos. Había más tiempo y corría menos gente. Entonces, había más convivencia, se compartía mucho más. Ahora hay más competencia, pero a la vez, muchas cosas fueron mejorando. Ha mejorado en calidad, contra lo que puedan decir o pensar algunos. Yo encuentro que ahora está mucho más parejo, hay mucha más gente buena y hay caballos bastante buenos", señala Gabriel Fernández.

El mejor deportista 2015/2016 cree que son muchos aspectos donde hay mejoría, pero no en cuanto a convivencia. "Por el tiempo, por la época actual y por la exigencia que hay de participación, y que no alcanza el tiempo para correr las series, ya casi no se alcanza a conversar con los otros corredores. Es poco lo que se comparte".

Por estos días, Gabriel Fernández sigue en actividad como agricultor y abogado, que es su fuerte, Trabajó, dice, toda una vida para Celulosa y Forestal Arauco, empresa a la que todavía le hace asesorías.

Su hijo Álvaro es el que sigue la tradición corralera y también ha llegado a Rancagua e incluso, la primera vez que llegó a la Monumental, premió para la Serie Campeones. Corrió con Robinson Contreras, un arreglador.

"Así que seguimos en la huella, y eso le mantiene el interés a uno, porque peleando solo no anda la cosa. Pero con un hijo practicando el mismo deporte, uno se acompaña más. He corrido con él, incluso nos ganamos un champion, pero normalmente él corre con un amigo. Ahora ya no soy compañero para él tampoco. Pero cuando era más cabro corrimos varias veces".

Fernández ahora prefiere compartir su tiempo. Trabaja por la mañana y en la tarde está arriba de los caballos.

"Sigo trabajando y corro, pero más en la zona, y todavía me dedico a arreglar caballos, que me gusta mucho", cuenta.

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