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Enrique Correa, ex ministro secretario general de Gobierno:

"El origen del apoyo socialista a Aylwin fue Clodomiro Almeyda en la cárcel"

miércoles, 20 de abril de 2016

G. Muñoz
Nacional
El Mercurio

Ex vocero describe la relación de Aylwin con Allende y relata su amistad con Almeyda. Lo define como un "pragmático" y "un católico converso". "Supo, cuando fue Presidente, superar sus sentimientos, ir más allá de sus inclinaciones. No le gustaba el mercado y apoyó nuestra política económica", recuerda.



Una charla en su parroquia de Ovalle y una Coca-Cola fueron las dos invitaciones que le hizo Enrique Correa a Patricio Aylwin cuando lo conoció, en 1959.

"Yo tenía 13 años, y él aceptó. Nos dio una charla sobre el abate Pierre, que era un cura que agrupó a los traperos y constituyó la congregación laica que se llama Los Traperos de Emaús. Después nos tomamos una Coca-Cola y sentí que por primera vez había conocido a un gran señor de la política", recuerda Correa, quien 29 años después sería el primer socialista en expresar su apoyo a Aylwin para que fuera candidato a la Presidencia, y 31 años después, se convertiría en su ministro secretario general de Gobierno y uno de sus asesores más cercanos hasta el día de su muerte.

Luego Correa ingresó a la DC. "Después, la vida quiso que yo formara parte del grupo rebelde y él tomara una defensa muy cerrada de lo que hacía el gobierno de Eduardo Frei", recuerda.

"Golpista no fue nunca"

-Luego usted se fue al Mapu e integró el gobierno de la UP, mientras él terminó siendo calificado en la izquierda como golpista.

-Eso fue muy injusto. Golpista no fue nunca. Él era muy leal a don Eduardo Frei Montalva, y Frei estaba muy malherido con el gobierno del Presidente Allende, después de haber sido ambos muy amigos. Don Patricio tuvo un juicio muy negativo de la UP, pero buscó el diálogo, y el último recuerdo que tenemos de él, antes del golpe, no es llamando al golpe, sino haciendo el diálogo. Entonces, considero que quienes dicen que fue golpista, ofenden sin saber.

-Usted conoció bastante a Allende y a Aylwin. ¿Cómo fue la relación entre ambos?

-Eran personalidades muy distintas. Ambos estuvieron en la lucha política desde la adolescencia, pero el Presidente Allende era más directo. El Presidente Aylwin conciliaba y conciliaba hasta que ya no podía más, y entonces veía cómo imponer su punto de vista. Creo que la relación de ambos se fue echando a perder y dependía mucho de la relación de Frei con Allende. Frei estimó siempre que Allende debió conducir a la izquierda y apoyarlo a él, pero Allende fue un opositor duro a Frei. No creo que haya habido una relación completamente autónoma. Aylwin tenía sobre sus espaldas una fuerte presión de su lealtad y amistad con don Eduardo.

-¿Cómo se gestó su apoyo a Aylwin para la Presidencia en 1988?

-El origen fue don Cloro, en la cárcel. Estaba preso en Capuchinos y me dijo: 'Aylwin va a ser el Presidente'. Le pedí entonces a un amigo mío, Raimundo Valenzuela, que fuéramos a ver a don Patricio. Le dijimos: 'Nosotros pensamos que usted debe ser el Presidente de Chile, y queremos ser parte de ese esfuerzo'. Según he sabido después, por él mismo, fuimos los primeros no DC en decírselo, aunque Almeyda le dijo lo mismo a Solari, al tercerismo, a Germán Correa. Pero el autor de la idea no fui yo, sería presuntuoso. Ayudé harto, sí. Aylwin y Almeyda fueron muy amigos desde la universidad. Cuando me di cuenta de que don Cloro iba a morir, en el hospital, llamé a don Patricio y él fue inmediatamente a verlo, y se despidieron.

"Un político que no se equivoca"

"Aylwin fue un político superior, y como Presidente asumió de un modo virtuoso, casi milagroso, un aura, un rumbo, un corazón y una visión de estadista. Pero la base de eso es un político de oficio muy notable. Si alguien quiere aprender alguna vez cómo ser político de siempre, de nacimiento, tiene que estudiar la historia de don Patricio, porque es un político que no se equivoca, con instinto, apasionado", dice Correa.

-¿Pragmático?

-Sí. Un político. Él tuvo convicciones de las que no se movió. Contra lo que la gente piensa, él fue un hombre con una distancia muy grande con la derecha. Es casi un converso católico, porque pasó un tiempo que era laico. Y fue un hombre con convicciones, pero a la vez fue un político, porque no convirtió sus convicciones en obsesiones ni fundamentalismos, sino que entendió la política siempre como un grado de entendimiento y composición de pensamientos distintos. Si no, no hubiera gobernado como gobernó.

-¿Cómo lo describiría en su rol de Presidente?

-Pragmático. Tuvo convicciones. Supo, cuando fue Presidente, superar sus sentimientos, ir más allá de sus inclinaciones. No le gustaba el mercado y apoyó nuestra política económica. Y siendo una personalidad tan fuerte, dejó hacer a sus ministros. Yo me iba los días martes al Congreso y volvía el jueves. Boeninger era el jefe del Estado Mayor y yo, el general en combate. Negociábamos toda la agenda con las dos mesas de la Cámara. Él me decía: 'Llámeme solo si tiene una duda muy grande, o si en algo piensa que lo que está diciendo va más allá de lo que quiere el Presidente'. Entonces, los parlamentarios sabían que nosotros éramos todo, y eso nos permitió acordar muy bien. Por él también aprendí a apreciar para siempre a un hombre al que tenía una resistencia enorme por el golpe, don Sergio Onofre Jarpa.

-¿Cuál fue el momento más difícil de su gobierno?

-Los más difíciles fueron las provocaciones militares, el ejercicio de enlace y el boinazo. Y siento que estuvo sometido a muchas dificultades, como la reforma constitucional que permitía la elección de los alcaldes, que fue rechazada por el Senado. Para él fue muy delicado, emocionalmente, ese rechazo. Tuvimos que volver a ingresarlo. Otro momento complejo fue cuando leyó el Informe Rettig.

-¿No sabía lo que había ocurrido?

-Todos suponíamos, pero es distinto enterarse nombre por nombre de lo que ocurrió. Y él decidió muy personalmente, no nos dijo nada antes, pedir perdón a nombre del Estado.

-¿El fallo por Laguna del Desierto?

-Llegamos al gobierno con 24 asuntos pendientes con Argentina y alcanzamos acuerdo en 22. Nunca es bueno perder un arbitraje, pero con esos 24 asuntos resueltos ganamos una paz de larguísimo tiempo.

-¿El ejercicio de enlace?

-Tuvo el origen en la oferta que hizo el general Jorge Ballerino de acortar el período de Pinochet a cambio de un trato prudente en el caso de los cheques del hijo (Augusto Pinochet Hiriart). Le trasladé esa preocupación al Presidente Aylwin, quien ya había recibido un llamado de Sergio Onofre Jarpa en la misma dirección. Entonces, el Presidente resolvió que el tema solo lo tocaba directamente el ministro de Defensa, Patricio Rojas, con el general Ballerino. El general Ballerino no lo reafirmó después, y dijo que el ministro de Defensa le había pedido la renuncia del general Pinochet con un plazo. Ellos tampoco podían citar a un acuartelamiento, y por eso se les ocurrió una fórmula que estaba dentro de sus atribuciones. En rigor, lo que estaba pasando era una preocupación por los cheques. Después, en el caso del boinazo, el Presidente no estaba en Chile. De nuevo lo que daba vuelta era la noticia sobre los cheques.

"Golpista no fue nunca. Él era muy leal a don Eduardo Frei Montalva, y Frei estaba muy malherido con el gobierno del Presidente Allende después de haber sido ambos muy amigos. Don Patricio tuvo un juicio muy negativo de la UP, pero buscó el diálogo".

"Clodomiro Almeyda estaba preso en Capuchinos y me dijo 'Aylwin va a ser el Presidente'. Les dijo lo mismo a Solari, al tercerismo, a Germán Correa. Pero el autor de la idea no fui yo, sería presuntuoso. Ayudé harto, sí".

"La tesis de 'la medida de lo posible' no impidió que pudiésemos avanzar a la democracia. Esa es la sabiduría. Muchas veces el voluntarismo choca con la realidad y se destruye lo que se quiere lograr, ese sentido nos dio lecciones".
ANDRÉS ZALDÍVAR
SENADOR DC

"Aylwin se transformó en un símbolo de la búsqueda del reencuentro y la reconciliación nacional, la mesura, el diálogo, los acuerdos y la búsqueda constante por construir un país para todos".
CRISTIÁN MONCKEBERG
PRESIDENTE DE RN

"Me tocó compartir con él hace muchos años, 50 tal vez, en la misma casa en que vive ahora; así son los verdaderos Presidentes, viven las cosas de forma austera. Él fue un sabio, una persona que el país necesitaba en ese momento".
BELISARIO VELASCO
EX SUBSECRETARIO DEL INTERIOR DE AYLWIN

"Sin duda ha partido uno de los grandes políticos del siglo XX, quien con convicción y valentía supo impulsar una política de acuerdos, que tanto bien le hizo al país durante la década de los 90".
FELIPE KAST
PRESIDENTE DE EVÓPOLI

"Se le va a recordar como el gran constructor de la transición, pero su vida plena, su vida completa, es un ejemplo de un servidor público, de un político, y si pudiéramos decir, un gran democratacristiano".
EDUARDO FREI
EX PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA

"Fue capaz de superar esa lógica dictatorial, al tomar el gobierno y hacer una reforma tributaria para poder avanzar. Fue un presidente ejemplar, valiente, que enfrentó la temática de los derechos humanos".
SOLEDAD ALVEAR
EX MINISTRA DC

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