Tras la fachada de una casa de la calle Compañía de Jesús 2850, a metros de Libertad hacia el poniente, surge un mundo en escombros. Apenas se cruza el umbral de la puerta, se aprecia que casi no quedan cielos, y de los pisos solo sobreviven algunas tablas en devastadas habitaciones que conducen a un patio de baldosas interior. Allí, uno de los artistas, el brasileño Daniel Lie, montó una depurada pero significativa instalación, a partir de plantas vivas. Súbitamente sacralizada, esta abandonada morada, que data de mediados del siglo XIX, reserva una última sorpresa: al final del patio quedan vestigios de lo que debe haber sido un pequeño teatro, o un salón dedicado a la música, según sugieren unas delicadas molduras que representan liras, en lo alto de los muros carcomidos. "Esto es arte y arqueología, ojalá surjan personas que aporten datos sobre esta casona que debe haber sido esplendorosa", piden los curadores nacionales del proyecto Espacios Revelados, Enrique Rivera (realizador audiovisual, actual director de la Bienal de Artes Mediales) y María José Cifuentes (directora artística del Centro NAVE). Este es uno de los veinticinco espacios de alto valor patrimonial en los cuales se lleva a cabo Espacios Revelados, un orquestado concierto de acciones de arte, que parte desde el barrio Yungay, extendiéndose hacia Alameda, Providencia y Quinta Normal, entre el 7 y el 17 de abril. Algunos fueron edificios señoriales, como los palacios Íñiguez y Álamos; otros, industriales, como la antigua fundición de acero Sima-Metalco; otros eran centros artísticos, como el teatro Novedades; o de servicios, como la estación de ferrocarriles de Yungay; otros, simples casas de barrio, casi todas en un desolador estado de ruina y abandono. Sin importar su raigambre, artistas de diversas nacionalidades y generaciones les imprimen nuevos bríos y los conectan con la ciudadanía a través de sensibles obras performáticas o sonoras, instalaciones, dramaturgia y danza. La mayoría de las intervenciones son efímeras, pero se incluyen eventos temporales, como talleres, seminarios y visitas guiadas, y también anhelan tener un impacto permanente en las comunidades donde se insertan. Por ejemplo, fomentando el desarrollo de huertos urbanos o de bibliotecas, el barrio Yungay -fundado en 1839- es muy propicio para estos por su tradición organizativa comunitaria. Transformación de espacios Una de las primeras cosas que el proyecto llevó a cabo, antes de que los artistas empezaran a trabajar en estos espacios patrimoniales en desuso, fue sanitizar, limpiar y proveer una instalación eléctrica segura. Soñar con restauraciones no siempre es utópico, de hecho la casa particular donde interviene Daniel Lie fue comprada por dos socios que la convertirán en una galería de arte. Y el mejor ejemplo se encuentra al frente, porque en la esquina de Compañía y Libertad se levanta NAVE (gran inmueble de comienzos del siglo XX que estaba en ruinas y fue recuperado por el arquitecto Smiljan Radic entre 2010 y 2015). Hoy NAVE es el centro de operaciones de Espacios Revelados, pues es la sede de la Fundación Patrimonio Creativo, uno de sus gestores -junto a Fundación Siemens Stiftung y el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes-. Aquí se acoge a los artistas en residencia, y, en su teatro, a varias de sus obras, como la de la argentina Magdalena Arau, "Historia del Fuego". Esta aborda los incendios en el barrio, otro fenómeno de la historia reciente de Yungay; de hecho, el edificio que colinda con este, por Compañía, sigue estando parcialmente quemado. "Espacios Revelados no es solamente un festival que instala obras en el espacio público, sino uno que persigue revelar este espacio, activarlo; y a través de la ciudad, buscar un acercamiento entre el arte y las personas", puntualiza María José Cifuentes. Enrique Rivera agrega, citando a Vicente Huidobro, que intentan que "las personas se conviertan en exploradoras de la ciudad" y del proyecto. Para esto, les entregan un mapa con las obras y espacios a visitar. Por su parte, Joachim Gerstmeier, curador internacional del proyecto, dramaturgo y director de artes escénicas de la Fundación Siemens Stiftung, destaca que para esta institución el arte y la cultura son claves para el entendimiento mutuo en una sociedad, particularmente en tiempos de cambios. "La Fundación ha iniciado una serie de academias y plataformas en el área de las artes escénicas en Latinoamérica, para fortalecer los diálogos culturales e interdisciplinarios", comenta. Durante este proceso, constataron que había muchos espacios abandonados en las ciudades donde estaban interviniendo -Buenos Aires, Santiago y Bogotá-, a la vez que escaseaban las actividades de arte público, lo que gatilló la iniciativa de Espacios Revelados. -¿Cuál es su principal objetivo? "Integrar arte, patrimonio y comunidad. En Espacios Revelados los artistas transforman los edificios abandonados en lugares de encuentro y experimentación para que la gente explore las fracturas sociales allí evidenciadas. Los barrios se activan y, en plena era global, se revalora el vecindario, convirtiéndose el artista en estudioso de nuestro lugar en el mundo. El proyecto busca fomentar las artes en las ciudades, y entregar a los residentes otra forma de acceder a estas en escenarios poco convencionales". -¿Es diferente la relación de los ciudadanos con sus urbes en Europa? "Es diferente en cada ciudad, partiendo por Santiago y Valparaíso. Por cierto, en Europa hay más conciencia de las raíces y tradiciones, y se ha reflexionado y debatido por años la idea del espacio público en las comunidades, lo que no implica que siempre funcione bien". -Varias ciudades europeas sufren hoy el impacto del terrorismo. ¿Queda, en cierta forma, marcado en estas? "Ciertamente, las ciudades son los rostros de nuestras sociedades, con todas sus cicatrices, heridas y huellas perdidas u ocultas, con sus contradicciones; pero también con todas sus posibilidades, recursos y valores".