Dólar Obs: $ 950,77 | -0,31% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.232,24
IPC: 0,40%


Doble papel

sábado, 09 de abril de 2016

Texto, María Cecilia de Frutos D. Producción, Carolina Ovalle N. Fotografías, Viviana Morales R.
Decoración
El Mercurio

La función de arquitecta y propietaria cumplió Constanza Fresno en la remodelación de esta casa en Vitacura a la que llegó a vivir con su familia hace tres años. Cambió su estilo, la llenó de luz, la conectó con el jardín que ella misma diseñó y se preocupó de crear espacios amplios, funcionales y muy agradables de habitar.



La arquitecta Constanza Fresno se ha especializado en remodelar casas, desde pequeñas intervenciones hasta transformaciones mayores a medida y gusto de los propietarios: "Como si hubieran sido construidas desde un principio para ellos". Como encargo personal, también ha renovado las dos últimas en las que ha vivido; y en esta le bastó entrar y ver el alcornoque que se asomaba por una ventana del hall para saber cómo adaptarla a su familia.

Además del jardín y sus árboles viejos que le dan estructura, le gustó cómo estaba emplazada en el terreno esta construcción de fines de los años 80, que tenía algunos elementos típicos chilenos, como la teja y los aleros amplios, además de una inmejorable orientación nororiente. La ubicación cercana al colegio de sus tres hijos, en un barrio tranquilo de Vitacura, fue otro beneficio que trajo la mudanza.

Por dentro se enfrentó a una distribución que incluía muchos pasillos y espacios oscuros, por lo que solucionar esas dos situaciones fue parte importante del proyecto. Algunos de los recursos que eligió para iluminar y dar un aire fresco al lugar fue unificar todo el piso con palmetas de mármol travertino rústico, y trasladar la terraza techada hacia la salida del comedor para dar más luz al living, donde además rescató las vigas a la vista que había en el cielo y les hizo un tratamiento con aguada blanca. Todas las puertas originales se dejaron, pero raspadas y con un acabado más claro.

Transformó la estética de la construcción, quitó los rasgos de estilo chileno y dio a la arquitectura una apariencia moderna, con una sensación de amplitud que se ve desde la entrada, cuando se llega al hall de doble altura y aparecen ventanales grandes que dejan entrar el sol y enmarcan la vista hacia el jardín y al alcornoque que la cautivó. De ahí nace también una escalera abierta que sube hacia el dormitorio principal: este último resultó de la única ampliación real que tuvo la casa, ya que el segundo piso original no era más que una mansarda que creció como una zona independiente para ella y su marido.

Constanza se encargó de cada detalle de la ambientación interior (co.fresno@gmail.com): en cuanto al colorido se inclinó hacia tonos suaves, con abundantes toques de ocre, verde musgo y beige, sobre todo en el living, combinando objetos espejados y de vidrio con varias artesanías en madera, mimbre y arcilla, tapices y cojines de terciopelo, gamuza y seda natural.

Como resultado, se dan espacios neutros, agradables y muy cálidos, donde tienen cabida tanto una lámpara de lágrimas antigua como una hecha de troncos del sur; ramas de un acer seco que adornan en la Navidad, unos preciosos silloncitos tapizados en terciopelo amarillo o una cajonera rústica del Parque de los Reyes. Los cuadros también destacan y aportan carácter, como la tela de gran formato y llena de colorido del artista Totoy Zamudio que está en el comedor, o las obras de Benjamín Lira, Pancho de Puente y Ernesto Banderas que se lucen en el hall.

Un conjunto integral donde la arquitectura moderna y luminosa va de la mano con una decoración cuidada y sobria, que dialoga además con el paisajismo que la misma Constanza se encargó de restaurar, y que es un complemento elemental en distintos puntos de la casa.

 

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia