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La codiciada fiesta de Farkas

domingo, 18 de marzo de 2007

Carla Selman Calavaro
Economía y Negocios, El Mercurio

Hace un año y medio regresó a Chile desde EE.UU. para asumir la presidencia de minera Santa Bárbara. Un abrupto cambio para quien compartió escenario con Tom Jones y emprendió diversos negocios.

Es la fiesta más esperada del año. Porque una celebración que cuenta con una presentación privada de grupos de la talla de Air Supply y KC and the Sunshine Band -su venida a Chile a un evento privado aparece registrada en su página web-, para la que se arrendaron todos los salones del Hotel Sheraton, y que la Presidenta Michelle Bachelet encabeza la lista de invitados, tiene a todo el país en alerta.

Son sus 40 años lo que el empresario minero Leonardo Farkas celebrará en grande el 31 de marzo. Un evento para el que desembolsó unos US$ 280.000 solamente en pasajes aéreos de los 40 músicos (más de US$ 7.000 cada uno en clase ejecutiva).

El evento, que contará con la participación de los humoristas Álvaro Salas y Coco Legrand, incluso ha llamado la atención de la prensa latinoamericana, que comparan la "excentricidad" de Farkas con la costumbre de algunos magnates rusos, quienes suelen llevar a sus grupos favoritos a sus fiestas privadas.

El cóctel, que contará con unos 200 invitados -de dentro y fuera de Chile-, será amenizado por una banda brasileña que irá calentando los ánimos de una fiesta que se extenderá "de 8:00 a 8:00". Incluso, el anfitrión reservó habitaciones para alojar a sus invitados extranjeros.

"Quiero darme un regalo", declara Farkas, presidente de la minera Santa Bárbara, quien trabajó como artista en Estados Unidos por 20 años, cuando irrumpía en los escenarios norteamericanos con el nombre de "The Orchestra Man" (El Hombre Orquesta).

Cuenta que cantó con Tom Jones en Las Vegas y con Julio Iglesias, que participó en programas de televisión como Sábados Gigantes y otros en Univisión, y que cantó en yates de millonarios árabes. De esta manera tejió una sólida red de contactos que le permitió desarrollar distintos negocios.

Antes de asumir la presidencia de la minera de su familia hace un año y medio cuando regresó al país, importó salmones y vino chileno a Estados Unidos, vendió escobas para Wal Mart Canadá, distribuyó alimentos infantiles a nivel internacional, tuvo un negocio de entretención de computadores y creó su propia productora, Rucio"s Musical Inc, que todavía conserva.

Se casó con Tina Friedman Parker, de la familia de los dueños de los hoteles Concord, con quien tiene tres hijos. Las redes que le generó esta alianza lo llevaron a incursionar en el mercado inmobiliario, y asegura que ha cerrado transacciones hasta con el magnate de bienes raíces Donald Trump.

Quienes han visto uno de sus espectáculos no ponen en duda su talento. "Hace bailar hasta a los muertos", recuerda Alberto Labbé, quien fue cónsul en Miami y Chicago a principios de los 90s y conoció a Farkas mientras organizaban las celebraciones dieciocheras para la colonia chilena.

"Llegaba con siete teclados eléctricos y tocaba de todo, desde los himnos nacionales de Estados Unidos y Chile hasta cumbias y cantaba en 15 idiomas", agrega.

Un artista multifacético
Farkas estudió música por 15 años -piano, trompeta, violín, xilófono, acordeón y canto-, y antes de salir del colegio ya había formado su propia orquesta. Para consolidar su carrera artística, y luego de estudiar ingeniería comercial en la USACh, se fue a Estados Unidos y se convirtió en showman.

"Como músico, uno trabaja todo el día, en cambio los artistas cantan 30 minutos, los aplauden y ganan mucha más plata", dice. "Entonces empecé a ir a todos los shows de los famosos y aprendí de ellos, me transformé de músico en artista y logré hacer un show más completo", asevera.

De los espectáculos se jubiló a los 35 años y se radicó un tiempo en Boca Ratón junto a su esposa e hijos. Sin embargo, realizaba algunos shows de manera esporádica. Pero ahora regresó a los negocios y se dedica de manera exclusiva a la minera de su familia.

Las riendas del negocio familiar
El objetivo de Leonardo Farkas Klein cuando aterrizó en Chile hace un año y medio era claro: "levantar" la empresa de su familia. Minera Santa Bárbara -productora de hierro- no había realizado explotaciones en casi tres décadas, y por eso compró la participación de todos sus parientes, entre quienes se dividía la propiedad, y se estableció como socio mayoritario, con un 51%. El 49% restante lo controla la australiana Admiralty Resources, de la que él participa con un 30%.

"Yo no heredé una gran compañía, sino que me hice cargo de una que estaba muerta y le metí plata, porque durante la Unidad Popular confiscaron todo", dice Farkas.

Su padre Daniel Farkas -quien murió hace tres años- estuvo a la cabeza de la empresa, que originalmente pertenecía a los Klein, la familia materna.

Leonardo ingresó al rubro más que nada para retribuirlo. "Él siempre apoyó mi carrera artística, porque a él le habría gustado ser artista, y por eso ahora yo entré a la minería por él", confiesa.

Desde que asumió la presidencia, calcula que el grupo de minas Japonesa producirá 1,2 millones de toneladas de hierro al año. Él es dueño además de otras firmas, como Minera Santa Fe y Wyndham Exploration Company. Entre todas estima una producción para este año de 2,2 millones de toneladas de hierro. Según cifras de la Sonami, el total nacional en 2005 fue de casi 8 millones de toneladas, liderada por la Compañía Minera del Pacífico.

Farkas tiene en marcha inversiones por US$ 100 millones, que incluyen la construcción de un puerto en la III Región -donde se concentra la producción de hierro-, una tercera planta para la mina Bellavista de Santa Fe, que adquirió hace algunas semanas, y varios proyectos de exploración concentrados en el norte, pero también algunos en el sur del país.

Matrimonio en el Concord
En el hotel Concord en los Catskills en Nueva York se casó Leonardo Farkas con Tina Friedman Parker. Es que la novia, con quien partió de luna de miel por seis meses alrededor del mundo, es la nieta de Clara y Raymond Parker, los dueños del hotel más grande de la región hasta que fue vendido en 1998 a la empresa Capelli, que tiene invertidos US$ 500 millones para remodelarlo.

Sin embargo, los Parker conservan las tres canchas de golf ubicadas en el terreno, Monster, International y Challenger -la primera sindicada como una de las 100 más grandes de Estados Unidos por la revista Golf Digest- y otras instalaciones hoteleras.

El Concord de Nueva York, que fue hasta los años 90s el hotel familiar más grande del país, también era un importante centro de reunión de la comunidad judía durante el siglo XX, que solía celebrar ahí sus matrimonios y bar mitzvahs. Tenía 1.500 habitaciones y un comedor para 3.000 personas.














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