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Semir Zeki | Invitado a Puerto de Ideas Antofagasta:

¿La belleza está en el cerebro?, una entrevista con el padre de la neuroestética

domingo, 13 de marzo de 2016

Juan Rodríguez M.
Pensamiento
El Mercurio

No se trata de reducir el arte a las neuronas, pero sí de considerar el lugar desde el cual es creado, ejecutado y percibido: el cerebro. De eso se ocupa la disciplina que ha descubierto, por ejemplo, que las bellezas visual, musical, moral y matemática activan la misma zona de nuestra cabeza. ¿Será que hay algo eterno en nosotros?



Luis Oyarzún creía que establecer un contacto directo con una flor o un paisaje hermosos era ser esa flor y ese paisaje, que ese momento de "síntesis y trascendencia" era el momento de la eternidad de la belleza. Así se lee en la biografía que escribió Óscar Contardo sobre el filósofo y poeta. La idea viene al caso por la identidad que establece Oyarzún entre belleza y sujeto, como si la persona que contempla la naturaleza y, por qué no, una obra de arte, tuviera en ella, en su interior, algo que armoniza con la belleza.

Viene al caso, porque ese tipo de imágenes llega a la cabeza cuando se conoce el trabajo del neurólogo británico Semir Zeki, padre de la neuroestética, una disciplina que despuntó a fines de los 90, que estudia la relación entre la percepción estética y la actividad cerebral.

Profesor de la University College of London y autor de cuatro libros -dos de ellos traducidos al español: "Una visión del cerebro" y "Visión interior: una investigación sobre el arte y el cerebro"-, Zeki es uno de los invitados al Festival de Ciencias Puerto de Ideas Antofagasta (8 al 10 de abril, presentado por Minera Escondida), donde hablará de "la neurobiología de las experiencias estéticas".

Biología y artefacto

Al leer a Zeki, uno se topa con afirmaciones que recuerdan a veces a Platón (sus formas eternas y el elogio de la belleza matemática), y otras a Kant (la construcción subjetiva del mundo fenoménico). Por ejemplo: "los artistas son neurólogos que estudian la organización de la parte visual del cerebro"; la belleza matemática activa la misma parte del cerebro "que la belleza derivada de fuentes visuales y musicales" y que la "belleza moral" (también es la zona que se activa cuando nos enamoramos: la corteza orbitofrontal medial); "la belleza es una señal hacia la verdad sobre el universo"; "la estructura lógica de las teorías físicas se deriva de la lógica del cerebro"; "el inestimable valor de las experiencias subjetivas variables no debe distraer del hecho de que, al ejecutar su obra, Miguel Ángel instintivamente entendió la organización visual y emocional común y el funcionamiento del cerebro".

¿O sea que -en medio del cambio- existe algo eterno en el arte y la belleza, "componentes esenciales de todas las formas", según decía Mondrian?

A través de un correo electrónico, Zeki contesta que la pregunta es compleja y que, para responderla, hay que distinguir entre lo que llama "belleza biológica" y "belleza artefactual". La primera es la de los rostros, cuerpos o paisajes; la segunda, la de edificios, puentes, autos y cosas por el estilo. "Yo creo que hay algo eterno en la belleza biológica, pero no en la artefactual. La gran mayoría de la gente no consideraría bello, por ejemplo, a alguien con extremidades muy desiguales", dice. "Y aunque existe lo que es conocido como el 'efecto racial', según el cual la gente, al juzgar la belleza, muestra preferencia por aquellos de su misma raza, también es cierto que alguien considerado muy bello en una cultura es muy probable que también lo sea en otra".

Para ejemplificar, Zeki recurre al pintor británico Francis Bacon: su objetivo "era (en sus palabras) 'lograr un impacto visual', y sus pinturas han sido descritas como una 'cámara de los horrores' y 'vistas de infiernos privados'. ¿Cómo lo logra? Simplemente, mutilando los rostros y cuerpos y, así, subvirtiendo la representación adquirida que el cerebro tiene de ellos. Cuando se miran las pinturas de Bacon, uno se da cuenta de que los objetos (mesas, ventanas, puertas) no están mutilados; solo lo están los cuerpos y rostros humanos. En ese sentido, hay algo eterno en la belleza biológica. Pero esto no es cierto para la belleza artefactual, que depende más de la cultura y la educación".

Mas, cuando uno mira el ideal de belleza expresado, por ejemplo, en "Las Tres Gracias", de Rubens, queda claro que no es el mismo que vemos hoy en una revista de moda. "El ideal de belleza puede cambiar -dice Zeki-, pero solo dentro de ciertos límites. Rubens prefirió mujeres que eran más bien corpulentas, los antiguos griegos no. Pero en general, todos respetaron las proporciones humanas en términos de la correcta posición de los ojos, la nariz, las extremidades, etc. Por lo demás, el ideal de belleza no ha cambiado tanto como a veces nos gusta entender. Las figuras masculinas esculpidas por los antiguos griegos -como en el 'Efebo Westmacott' o el Torso de Belvedere- conservan los ideales de la belleza masculina después de más de dos milenios".

De todos modos, apunta el neurobiólogo, en este tipo de discusiones "es importante distinguir entre arte y belleza; de hecho, la relación entre ambos fue brutalmente rota cuando Marcel Duchamp envió un urinal a una exhibición de arte en Nueva York. La función del arte no es necesariamente la búsqueda de la belleza".

-¿La belleza está en el cerebro del espectador?

"Diría que sí, pero eso no implica que todos experimentemos las mismas cosas como bellas ni que la intensidad de la emoción estética sea la misma cuando dos individuos, incluso de la misma cultura, ven el mismo objeto bello. Lo que es claro es que, independientemente de la fuente de la belleza -sea visual, musical o matemática-, los mismos mecanismos cerebrales parecen estar comprometidos, incluso en personas que pertenecen a diferentes culturas y razas".

El lugar del crítico

Se diría que Caravaggio es, sin lugar a dudas, un maestro del arte de todos los tiempos. Sin embargo, esa grandeza se la debe a la revalorización que hicieron de su obra, en la primera mitad del siglo XX, dos historiadores del arte: Roberto Longhi y Lionello Venturi. Dicho eso, la pregunta es si el estudio de las bases neuronales de la percepción estética -eso que hace Zeki- deja lugar a los críticos en la determinación de lo que sea la belleza. O, en otras palabras, ¿cuán importantes son los fundamentos culturales y educacionales de la experiencia estética?

"Son muy importantes", responde Zeki. Pero no son asunto de la disciplina que creó, sino, justamente, de gente como Longhi y Venturi. "La neuroestética se ha inspirado mucho en los críticos e historiadores del arte. De hecho, una de las preguntas claves de las que se ha ocupado la neuroestética fue formulada por el crítico inglés Clive Bell, en 1914. Él preguntó: '¿Qué tienen en común todos los objetos que despiertan la emoción estética?'. Hasta donde sé, la historia del arte y la crítica no han dado respuesta a esa pregunta. La neuroestética lo ha hecho, pero solo en el contexto de la neurobiología, mostrando que hay un área de la actividad del cerebro emocional que se correlaciona con la experiencia estética, independientemente de sus fuentes".

"La creencia" (¿la fe?) que funda a la neuroestética es que "todos los seres humanos están construidos de acuerdo con un plan común y que todos los seres humanos pueden experimentar la belleza a través de los mismos mecanismos cerebrales, incluso si lo que experimentan como bello difiere de un individuo a otro", dice Zeki. "Es la marca del gran arte -agrega, citando de nuevo a Bell- que su exhortación sea universal y eterna".

Universal y eterna... como las matemáticas, se podría agregar. Zeki: "Es bastante extraordinario que la experiencia de la belleza matemática se correlacione con actividad en la misma parte del cerebro que la belleza musical o visual. La belleza matemática, según parece, es el ejemplo más extremo de una belleza que depende de la cultura y la educación. No puedes pedirle a alguien que ignora el lenguaje de las matemáticas que te diga cuando una formulación es bella o no. Y aún así, cuando gente de diferentes culturas y razas aprenden el lenguaje de las matemáticas, pueden apreciar la belleza de las mismas formulaciones. Lo que plantea la siguiente pregunta: ¿en qué consiste o a qué alude la belleza matemática? Immanuel Kant, creo, dijo que una fórmula matemática se percibe como bella porque 'hace sentido'. Necesitamos ir más allá y preguntar, ¿sentido para qué? Mi respuesta a esa pregunta es que hace sentido para el sistema lógico deductivo del cerebro, y que todos compartimos el mismo sistema lógico deductivo".

O sea, la belleza matemática es... biológica. "Tal vez no debamos olvidar que la teoría general de la relatividad de Albert Einstein, publicada en 1915, inicialmente fue aceptada no porque los físicos y otros entendieron sus implicaciones, sino que por la extrema belleza de las formulaciones matemáticas que llevaron a ella".

-¿Qué rol evolutivo tiene la belleza?

"En 'La descendencia del hombre', Charles Darwin subrayó la importancia de la belleza para la selección sexual. Tal vez ahora podemos ir más allá y decir que, además de eso, la belleza es una guía de verdades sobre nuestro universo y la estructura de nuestro mundo, y de todo lo que hay en él".

Puerto de Ideas Antofagasta

8 al 10 de abril.

Semir Zeki dictará la conferencia "El significado de la belleza: la neurobiología de las experiencias estéticas", el sábado 9, en el Teatro Municipal de Antofagasta.

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