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Hallazgo editorial Otra oportunidad para una escritora desconocida:

La nueva vida de Lucia Berlin

domingo, 06 de marzo de 2016

Ana María Álvarez Cox
Revista de Libros
El Mercurio

La carrera literaria de la autora estadounidense (1936-2004) estuvo en las sombras durante años, hasta que en 2015 su volumen de cuentos Manual para mujeres de la limpieza se ganó la aprobación de la crítica. Alfaguara acaba de publicarlo en español, permitiendo acercarse a la obra de una escritora multifacética y observadora.



"Estaba en un yate en Viña del Mar. Me dieron mi primer cigarrillo y le pedí al príncipe Aly Khan que me lo encendiera", cuenta la narradora de "La lavandería de Ángel", el primer cuento de la colección Manual para mujeres de la limpieza, de la escritora estadounidense Lucia Berlin. La referencia no es gratuita, Berlin aseguraba que había compartido su primer cigarrillo con un príncipe en esas circunstancias.

Por mucho tiempo, el trabajo de Lucia Berlin se mantuvo en la oscuridad. El autor Dave Cullen, quien fue su alumno, escribió en la revista Vanity Fair que sus dos últimos libros no superaron los mil ejemplares vendidos. Berlin falleció en 2004, dejando un legado de cuentos y una novela, que parecían estar destinados a mantenerse tan ocultos como su autora. El escritor Paul Metcalf la llamó "el secreto mejor guardado de la ficción corta estadounidense".

Sin embargo, gracias a su amigo, el autor Stephen Emerson, Berlin tuvo una nueva oportunidad. Emerson seleccionó 43 de sus historias, publicadas entre los años 70 y 90 en libros y revistas, y con la ayuda del novelista Barry Gifford y la agente Katherine Fausset lo envió a Farrar, Strauss y Giroux. Inmediatamente, el libro se ganó la atención de la crítica. Dwight Garner, del New York Times, lo eligió como uno de sus diez favoritos del 2015, y el periódico lo incluyó en la selección final de los mejores libros del año. Esto generó interés en el público y el libro se convirtió en un best seller . De acuerdo con Dave Cullen, en dos semanas, Berlin vendió más de lo que había vendido en toda su vida. El libro acaba de ser publicado en español por Alfaguara, aunque todavía no tiene fecha de llegada a Chile.

La positiva recepción en Estados Unidos ha sido gratificante para Emerson. "El gran sueño de Lucia Berlin era que su trabajo se siguiera leyendo por mucho tiempo después de que muriera", dijo a "El Mercurio", señalando que agradece que los lectores se hayan dado cuenta de su valor literario.

Berlin nació en Alaska, en 1936, con el nombre de Lucia Brown y pasó sus primeros años viajando por distintos pueblos mineros en Estados Unidos, siguiendo a su padre, un ingeniero en minas. Así, la familia llegó a Chile después de la Segunda Guerra Mundial. Ella conoció entonces una vida de lujos que nunca había imaginado: "Peluquero, manicurista, costurera. Almuerzo en el Charles. Polo, rugby y cricket , thés dansants , comidas, fiestas hasta el amanecer. Misa en El Bosque a las siete, los domingos por la mañana, aún usando ropas de fiesta. El country club para el desayuno, golf o nadar, o quizás el día en la playa de Algarrobo, esquiar en invierno", describe uno de sus personajes, alumna del Santiago College, igual que la autora. Sin embargo, sus cuentos también se muestran los contrastes de la sociedad chilena en los años cuarenta y comienzos de los cincuenta. De acuerdo con Stephen Emerson, Chile fue su introducción al mundo de las clases altas y a la pobreza extrema, elementos que aparecen en sus cuentos. "Su tiempo en ese país la ayudó a formarse como 'ciudadana del mundo', con una amplia ventaja", cuenta Emerson. También acá aprendió a hablar español, y fue la base para su afinidad con el mundo latino.

En 1955, Berlin dejó Chile para volver a Estados Unidos. Estudió literatura en la Universidad de Nuevo México y en los años que siguieron, se casó y divorció tres veces, tuvo cuatro hijos y se trasladó a Nueva York y luego a México. En esta época empezó a escribir, publicando su primer relato en la revista de Saul Bellow, The Noble Savage, a los 24 años.

Berlin se dedicó principalmente a sus hijos. En Berkeley y Oakland (California) fue profesora de secundaria, operadora telefónica, asistente en un hospital, empleada doméstica y ayudante de un médico, entre otros oficios. En esa época cayó en el alcoholismo, lo que agravó sus problemas de salud: desde los 10 años sufría de escoliosis y esta dolencia fue parte de su vida. En los 90, Berlin había superado su adicción, pero nunca recuperó completamente la salud. La escoliosis le perforó un pulmón, y en los últimos años de su vida dependía de un tanque de oxígeno. En 1994 tuvo que retirarse de la Universidad de Colorado en Boulder, donde había sido una docente muy popular entre los alumnos. Finalmente, murió en Marina del Rey, el mismo día que cumplía 68 años.

Las historias de Berlin han sido comparadas con las de Raymond Carver y Richard Yates, autores que también se adentraron en el lado oculto del sueño americano. Sus personajes son normalmente mujeres en condiciones difíciles. Berlin logra mostrar esos mundos mediante la observación aguda de todo lo que la rodeaba. Lydia Davis, quien escribió el prólogo a la nueva colección, señaló que Berlin se acerca al estilo de "auto-ficción", que muestra la vida del autor con un velo de imaginación.

"Era una persona modesta y muy generosa, con un gran corazón", cuenta Stephen Emerson. "Ella quería que eso se reflejara en su trabajo. Esperaba ser franca en su escritura, y trabajaba para evitar la apariencia de estar presumiendo", añade, refiriéndose al estilo de Berlin, limpio y sencillo. "Hay imágenes llamativas en todas partes, basadas en una imaginación extraordinaria para presentar los detalles", explica Emerson.

Los personajes de Berlin suelen estar en los márgenes de la sociedad, son mujeres trabajadoras, están en hospitales o en un colegio de escasos recursos. Algunas hacen apariciones en otros relatos, donde muestran una perspectiva distinta. Es marcado el contraste con sus historias chilenas, con fiestas que duran toda la noche y vestidos de gala. En "Bueno y malo" este choque de mundos queda en evidencia, con la joven narradora descubriendo la pobreza que habita al otro lado de Santiago, al acompañar a la profesora estadounidense que viene preparada para salvar a los más necesitados. Emerson señala que ninguno de los personajes sale bien parado de esa historia, pero deja en evidencia las desigualdades de la época, al mismo tiempo que critica el paternalismo de la maestra.

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