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Nuevo libro Revelador perfil del protagonista de la "Anarquitectura"

Gordon Matta-Clark: un Batman del arte y la sociedad

domingo, 06 de marzo de 2016

CECILIA VALDÉS URRUTIA
Artes y Letras
El Mercurio

Autor de una radical y polémica obra, que cortaba casas y hacía jardines relámpago para indigentes en Nueva York, Matta-Clark volcó su preocupación social en un arte-arquitectura. Hijo de Matta y ahijado de Duchamp, se transformó en referente para artistas y arquitectos. "Autor de una brillante interrupción de la narrativa", consigna uno de los testimonios del flamante libro realizado por Pedro Donoso y el cineasta Matías Cardone.



"Era un especie de Batman, que saltaba y volaba de un edificio a otro... Todo se trataba en él de movimiento y energía: su vida, su trabajo", recuerdan artistas cercanos a Gordon Matta-Clark (1943-1978), provenientes de su entorno neoyorquino de los años 70.

Este hijo de Roberto Matta y Anna Clark, ahijado de Duchamp -gemelo de Sebastián (Batan)-, desarrolló una obra fruto de su "inteligencia sobresaliente y una profunda sensibilidad", testimonia la cineasta Jane Crawford.

Formado como arquitecto en Cornell -y en literatura en la Sorbonne-, desarrolló la anarquitectura. Un trabajo que cuestiona tempranamente las convenciones de la arquitectura a través de audaces y polémicas intervenciones que se interesa en los espacios vacíos, en los intersticios. Y se adelanta a su tiempo.

Sus acciones más radicales (que le costaron hasta esconderse de la policía) llegaron hasta la perforación de edificios semiderruidos y a cortar casas por la mitad. Tras ello buscaba metaforizar su preocupación y protesta por la segregación de las comunidades más pobres en Nueva York, en los años 70, cuando Estados Unidos estaba en recesión.

Gordon, sin embargo, mantiene una alegría permanente. Su liderazgo agrupa a artistas, músicos, arquitectos, bailarines, a quienes invita a crear en forma colectiva. Algunos proyectos se desarrollan como una fiesta, como sus jardines relámpago que hizo para cuando los indigentes despertaran o el restorán de artistas "Food". Esas y otras reveladoras vivencias -a través de inéditos relatos- dibujan el flamante libro bilingüe "Gordon Matta-Clark. La experiencia se convierte en objeto", publicado por Polígrafa, editado por el curador Pedro Donoso y producido por el realizador Matías Cardone, autor del filme "Palabras cruzadas: los amigos de Gordon Matta-Clark", que se incorpora en el libro por medio de un link .

El documental sirvió de base para la exposición que realizaron en el Museo de Bellas Artes, en 2013. Y el proyecto total culmina, ahora, en el libro.

Un aspecto singular del volumen presentado el viernes en el Museo de Bellas Artes -que se distribuye en Chile, España y Estados Unidos- es su enfoque no docto sobre el trabajo y vida de Matta-Clark. "Más que recaer en el aporte sesudo o academicista, quisimos que en sus páginas se escuchara la risa, los guiños y el desparpajo sembrados por Gordon en su experiencia de vida como artista. Sus amigos rescatan todo eso al hablar de fiestas, de encuentros, de experimentos y aventuras". Se aborda también "su interés por perforar las estructuras profundas que sustentan el sistema establecido con sus inequidades, en este intento por levantar otra versión de la ficción biográfica de Matta-Clark", señala Donoso.

Libro y filme: revelaciones

El libro contiene textos y material gráfico inédito. Gordon siempre fue consciente de la fugacidad de sus trabajos y documentó todo en fotografías y videos. El filme de Cardone incorpora mucho de ello, con esa estética de los años 70, con un ritmo ágil y seductor, y una música sugerente, compuesta por Ramuntcho Matta.

La cinta de poco más de 60 minutos exhibe relatos de la cineasta Jane Crawford (viuda de Gordon y encargada de su archivo), y de los artistas Jene Highstein, Richard Nonas, Dennis Oppenheim, Les Levine, Ned Smyth, Malitte Matta, la bailarina Carmen Beuchat y otros.

Cardone confiesa a "Artes y Letras" "lo fascinante que fue poder acceder a todos esos lofts en Nueva York. Ellos nos abrieron sus casas y su tiempo". Al cineasta le seduce el interés de Gordon por el Land Art (con sus caminatas, los jardines relampágos, los "bailes" en los árboles), su visión de futuro. El crear valor en los lugares que interviene".

El escrito mismo comienza con un relato de la novia de Gordon, por años, Carol Goodden. Cuenta sobre el nacimiento de "Food": un restorán de artistas que crearon comunitariamente en el incipiente barrio del Soho, donde Gordon era el diseñador de platos de comida. Su polola era la administradora. "Dimos empleo, en dos años, a unos 70 artistas e instituimos costumbres que fueron imitadas, como el cocinar afuera... Se transformó en un lugar de encuentro donde acudían a almorzar y a cenar figuras como Robert Rauschenberg, Isamu Noguchi o Philip Glass, mientras la bailarina Barbara Lloyd les preparaba ensaladas".

G. H. Hovagimyan -quien asistió a Gordon en sus "cortes" famosos- entrega tal vez el testimonio más vívido. "Matta-Clark afrontó el ambiente de recesión económica en forma brillante. No participó en movimientos o grupos marxistas, predominantes en el mundo artístico. Aunque sí realiza acciones como el adquirir una liebre para ir al Bronx a repartir botes de aerosol, para que todos hicieran grafitis, en su furgoneta. Crea paredes escultóricas con volúmenes de basura".

Hovagimyan caminó por el interior de la obra más emblemática de Gordon: "Splitting". "Es un ejemplo brillante de interrupción narrativa. Cortó una casa de dos pisos construida con planchas de madera. Los cimientos de hormigón medían más de 120 cm de alto y estaban integrados por bloques de 20x20x45cms. Sacó un bloque y biseló los restantes hasta la mitad; luego cortó el edificio en dos y la casa se inclinó hacia atrás. El efecto era asombroso: hasta la mitad de la escalera todo seguía igual, pero después del primer peldaño cortado empezaba a dar una sensación de intranquilidad. El siguiente escalón estaba desnivelado y se movía. Al llegar arriba, con el suelo inclinado, la percepción se distorsionaba. La luz y el aire entraban a la casa por el corte. La narrativa pasaba a enfocarse en el corte y sus efectos".

Participó también en "Days end", la intervención que realizaron en un muelle abandonado en el entonces marginal West Village (hoy barrio de moda donde está el nuevo Whitney). "Hizo cortes a los fierros que sostenían el muelle... Era un lugar cargado de significado, al frente de un sector gay duro y junto a una planta de basura". Gordon intervenía lugares con carga conceptual. La impronta de su padrino Duchamp siempre se hace presente.

Indiferencia de Matta, Batan, últimos días...

Un capítulo doloroso es la relación con su padre. Malitte, mujer de Roberto Matta entre 1955 y 1968, lo conoció de niño y cuenta cómo el surrealista era incapaz de relacionarse con sus hijos hombres. Los gemelos habrían venido a Chile a conocer la tierra de su padre, y en el caso de Gordon, tal vez a entenderlo algo más.

Gordon en una ocasión quiso mostrarle los "Wallspaper" a su padre. Aquellos en los que transfigura sus cortes a monumentales papeles cortados que pega en paredes de las salas y que trabaja sin cesar. Pero Matta estaba más preocupado de él. Le muestra sus libros y le habla de su pintura, relata Malitte.

En 1975 Gordon fue elegido para representar a Estados Unidos en la Bienal de París. Le dan un edificio cercano al Pompidou para que lo intervenga. Realiza así sus complejos y enormes cortes -en círculos- para "Conical Intersect", que conectan con el paisaje exterior. Su padre parece no entender nada y lo cita para presentarle a un arquitecto que le diera trabajo...

Una novedosa mirada entrega Flor Bex sobre otro proyecto clave de Gordon: "Office barroque", que realizó en un edificio de Amberes, en donde perforó sus suelos conectando la visualidad. "Trabajó mucho físicamente. Hizo decenas de dibujos antes. Era muy metódico, primaba su formación de arquitecto".

Gwendolyn Owens -responsable por años del Archivo Matta-Clark del Centro Canadiense de Arquitectura- analiza "Circus", el último gran trabajo de Gordon, que hizo para el Museo de Arte Moderno de Chicago, en 1978. "Él quería en un principio armar túneles con cuerdas sostenidos por cables, pero no lo dejaron intervenir el exterior. Para descubrir sus cortes había que recorrerlo en su interior". Matta-Clark explicó que "se trata de un circo de invierno, es un escenario para que la gente se instale desde el suelo hacia arriba".

La encargada de su legado, Jane Crawford, sintetiza esa aparente delirante obra: "Su aproximación fue la de un arqueólogo urbano que explora las capas y estratos de vida desarrollada en edificios abandonados".

Uno de los episodios más fuertes es sobre su hermano gemelo. Malitte cuenta que así como Gordon "era resuelto, alegre y organizador, Batan permanecía en las nubes". Pasaba largo tiempo encerrado en su pieza. En 1978 -durante su máxima crisis psicológica-, Gordon lo invita a visitar unos de sus edificios intervenidos. Le acepta y suben hasta un octavo piso. Batan le pide a su hermano que le traiga un poco de comida. Pero cuando vuelve se encuentra con que su gemelo se había "caído" del edificio. El golpe fue demoledor. Al exhibir en una galería pasará todo el tiempo cavando un foso. Al poco tiempo, sin que nadie percibiera algo, le descubren un cáncer de páncreas.

Gordon muere a los tres meses. Pero en su corta carrera -entre 1970 y 1978- se convierte en una figura de culto en el mundo creativo del arte y la arquitectura. "Este libro -señala Pedro Donoso- busca revivir su memoria o volver tal vez a agitar las dudas no resueltas sobre este personaje irreductible, un anarquitecto irreverente, y sobre todo una persona de energía lúcida y desbordante".

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