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Talleres de programación para niños: así se está formando a los futuros innovadores chilenos

lunes, 08 de febrero de 2016

Pablo Tirado
El Mercurio

La mayoría de los países se han enfocado en que, desde pequeños, los niños desarrollen aptitudes para entender de forma simple el lenguaje de los códigos de programación. Chile no es la excepción.

En los próximos meses, un millón de niños del Reino Unido recibirán un microcomputador cortesía de la BBC. El dispositivo, que lleva por nombre Micro Bit, mide cerca de 4 x 5 centímetros, cuenta con conectividad Bluetooth y dos botones programables, además de otras características especiales. ¿La idea? Conseguir que más y más niños aprendan a programar computadores y desarrollen su pensamiento lógico. La meta final es evidentemente mucho más ambiciosa ya que pretende que las nuevas generaciones desarrollen habilidades claves para fortalecer la economía británica.

Estados Unidos, Dinamarca y Corea, entre muchos países están embarcados en un viaje similar y a miles de kilómetros de distancia del Reino Unido, en Santiago de Chile, un grupo de visionarios también quiere lo mismo para el país.

Agrupados alrededor de una gran mesa en las oficinas del Stgo MakerSpace en el IF de Barrio Italia, un grupo de niños que promedia los 10 años logra que una docena de frutas emitan sonidos con solo presionarlas con sus manos. Se trata del "piano de frutas", el proyecto final de un taller liderado por First Makers, una compañía que desde hace un año busca convertirse en un referente en Chile en materia de programación para niños. Antes de conseguir que las frutas emanaran sonidos, los niños y jóvenes tuvieron que pasar por un proceso que partió con pequeñas tareas básicas y juegos, que les fueron entregando las herramientas para construir el piano. Primero aprendieron a armar bloques en una especie de juego de computador, después desarrollaron un dispositivo para una caja de seguridad y más tarde fueron capaces de programar un girasol mecánico para que efectivamente se moviera buscando la luz. Todo eso en una semana y usando la tecnología Arduino, un dispositivo de código abierto que se ha convertido en el pilar de la enseñanza para niños. "Chile está en el último lugar de desarrollo del pensamiento crítico de la OCDE y la programación se trata de eso, de predecir lo que va a pasar, de tener que ponerse en el lugar "de". Nosotros apostamos por desarrollar jóvenes y niños más creativos y eso lo hacemos a través de la tecnología porque es algo que se va a utilizar en el futuro", explica Cristián Irarrázaval, director ejecutivo de First Makers.

La compañía -que cuenta entre sus socios a Pedro Hepp, uno de los fundadores del proyecto Enlaces- está actualmente trabajando para llevar su modelo a las aulas. Ya trabajaron con el colegio Hernán Olguín de Lo Espejo y acaban de sellar un acuerdo para llevar su sistema de trabajo al Santiago College. "Estamos recién partiendo y este año queremos dar el salto, queremos enfocarnos en la comercialización y continuar también con los talleres. Nuestro plan es hacer actividades todos los sábados de abril y convocar a la mayor cantidad de niños posible", agrega Irarrázaval, quien comenta también que este año se instalarán en el nuevo IF de Recoleta y que en ese lugar esperan trabajar con 45 mil niños al año. Junto con eso, también están trabajando en un acuerdo para expandirse a Ecuador.

Robots en Santiago

Uno de los pioneros en la enseñanza de programación es Rodrigo Quevedo, gerente General de Rotatecno, quien lleva más de ocho años motivando a niños y jóvenes a desarrollar vocaciones científicas y tecnológicas. En su caso, la estrategia fue enfocarse en robots, organizando campeonatos y clubes de robótica para estudiantes a lo largo de Chile. "Competimos cada año en torneos nacionales e internacionales para medir el nivel chileno, realizando alianzas con distintas organizaciones y así transferir tecnología y lograr un interés más transversal y orgánico, en donde ricos y pobres tengan acceso a las mejores tecnologías del mundo actual", dice Quevedo.

Así, de acuerdo a lo que ha podido ver durante los últimos años, el fundador de Rotatecno dice que muchos de los jóvenes que se interesaron en la programación de robots en el pasado están hoy terminando sus estudios universitarios en áreas relacionadas. "Estos profesionales ya tienen una preparación integral tecnológica y en metodologías de trabajo en equipo, liderazgo y otras habilidades blandas que permiten desarrollar de mejor forma sus potencialidades", agrega.

Para Quevedo es de vital importancia que se incentive la programación en niños, principalmente porque es una tendencia mundial de la que Chile no debe quedarse fuera, por sus implicancias hacia el futuro. En esa misma senda, asegura que es necesario determinar correctamente cuales tecnologías y lenguajes de programación son los que el país necesita de acuerdo a sus capacidades y necesidades productivas. "No es lo mismo programar una aplicación web o una aplicación móvil. Del mismo modo, es muy distinto desarrollar conocimiento en programación en software libre o en programas informáticos de alta gama para aplicaciones industriales. Esto debe ser un plan y estrategia nacional", apunta.

PIONEROS
La fundación País Digital, el Ministerio de Educación, la Corfo e iniciativas como Laboratoria.la han sido piezas claves en la enseñanza de la programación a niños en Chile.

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