Hace 12 años, buzos y pescadores instalaron en el fondo marino de la bahía de Quintero una estructura de hormigón armado y acero, que representa la figura de Cristo con los brazos extendidos hacia el cielo. La escultura de 4,20 metros de altura, instalada a 12 metros de profundidad sobre la roca Prat, al noreste de la caleta El Embarcadero, comenzó a ser venerada desde entonces bajo el nombre del Cristo Sumergido. Inicialmente, eran los hombres de mar quienes le rendían tributo cada vez que pasaban frente a la boya que, con una cruz en su parte superior, marca su localización. Allí pedían su protección durante la navegación y las labores de pesca. Desde hace siete años, el santuario submarino comenzó a consolidarse al pasar a ser el punto central de una fiesta religiosa popular que se realiza anualmente el último sábado y domingo de enero, donde además de los pescadores participan activamente los residentes y turistas de Quintero. En los preparativos de la celebración toman parte la parroquia Santa Filomena, la Municipalidad de Quintero, la Capitanía de Puerto y la Agrupación Agape. Las actividades de este año comenzarán el sábado 30, a las 20:30 horas, con una liturgia en la caleta de pescadores El Manzano, tras lo cual se realizará un homenaje de cofradías de bailes religiosos hasta la alborada. A medianoche, habrá bengalas y fuegos artificiales. El domingo 31, las actividades comenzarán a las 10:30 horas con una procesión desde la plaza Ignacio Carrera hasta la parroquia Santa Filomena. A mediodía se oficiará una misa y se realizará la promesa de los caporales de los bailes religiosos, provenientes de distintas localidades. A las 13:15 horas se iniciará una procesión marítima, donde el público abordará las lanchas en los muelles El Manzano, Embarcadero y Asimar. Sobre el Cristo Sumergido se depositará un buzón metálico con las peticiones que los fieles escriben durante los días previos, formulando la mediación divina para sus anhelos y estados de salud. En el santuario submarino, numerosas familias han dejado ánforas con las cenizas de sus deudos.