Fondos Mutuos
El 8 de julio del 2014 fue un día histórico para Brasil. Alemania lo goleaba 7 a 1 en Belo Horizonte por las semifinales del Mundial de Fútbol. A partir de allí, la algarabía, la fiesta y la samba dieron paso a la "tristeza nao tem fin " y a evaluar si el esfuerzo económico realizado para la cita deportiva había valido la pena. Las heridas quedaron abiertas. Fue desde esa fecha que la economía del gigante de Latinoamérica comenzó a evidenciar su deterioro el que, a inicios de 2015, se agudizó expandiéndose en conjunto con el desatape de escándalos políticos y de corrupción, siendo el caso de la estatal Petrobras el foco de atención de los primeros meses del segundo mandato de Dilma Rousseff. Bajo este marco la tormenta perfecta que acecha a la región tiene como epicentro a Brasil, en gran medida impactado por el fin del súper ciclo de los commodities . El país entró en recesión el segundo trimestre, la inflación supera el 10,5% y el desempleo se elevó hasta 7,5%. Asimismo, el gobierno redujo la meta fiscal en cinco ocasiones y el déficit fiscal primario podría llegar al 2%. Si algo le faltaba, el pasado viernes presentó su renuncia el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, manifestando sus diferencias con la Primera Mandataria, quien se encuentra ad portas de un juicio político que le podría costar la butaca presidencial. El ex hombre del Fondo Monetario Internacional fue partidario de una política económica más restrictiva, mientras que los líderes del Partido de los Trabajadores (PT) poseen ambiciones expansionistas. El punto de quiebre fue la idea de reducir el programa social Bolsa Familia, intocable para Dilma. Las agencias de clasificación de riesgo han sido determinantes con Brasil. Standard & Poor"s le retiró el grado inversor en septiembre y la semana pasada también lo hizo Fitch Ratings. Para el 2016 las estimaciones hablan de una caída de 2,5% para el PIB. El panorama será, por demás, complejo para el nuevo ministro de Economía, quien hasta este entonces se desempeñaba como ministro de Planeamiento, Nelson Barbosa, hombre del riñón tanto de Lula da Silva como de Dilma Rousseff. El sombrío escenario mantiene en vilo a la región, producto de que Brasil es la potencia líder de América Latina. La situación es por demás delicada, incluso los propios analistas de dicho país no ven con optimismo el futuro. Para Robson Ribeiro, economista y académico de la Fundación Getúlio Vargas, en Brasil "no hay luz al final del túnel". Y explica que el gobierno "está envuelto de tal forma en esta crisis política que podríamos decir que está semiparalizado en materia económica". El académico reconoce que el frente más preocupante es el del ajuste fiscal, ya que la Presidenta acaba de lanzar una meta más rigurosa para las cuentas fiscales: "Hay mucha incertidumbre y vacilación", afirma. Según Zeina Latif, economista jefa de XP Inversiones, las perspectivas para el futuro de su país "son bastante inciertas", por lo que resulta complejo reconstruir escenarios. Sin embargo, evaluando el desempeño del año, la economista espera que el 2016 sea "de más recesión y más inflación, incluso por encima de la meta del gobierno. La duda es si será posible evitar escenarios más dramáticos". Para la líder de XP Inversiones, la combinación de depresión económica y la inflación elevada harán que el país "continúe a la deriva. No hay cómo recuperar el crecimiento sin ajuste fiscal a largo plazo".