En julio pasado, luego de los violentos incidentes que provocaron la suspensión de los partidos de Everton y Wanderers, en Viña del Mar, y de Rangers con la U, en Talca -por la Copa Chile-, la Comisión Deportes de la Cámara de Diputados citó a representantes de los clubes involucrados, más Colo Colo. En la sesión, que tuvo lugar el 6 de agosto, las instituciones deportivas hicieron ver la inconveniencia de que Carabineros no custodiara el interior de los estadios. El gerente de finanzas y desarrollo de Azul Azul, Eduardo Álamos, apuntó que "los guardias privados a cargo de la seguridad carecen de la capacidad y expertise para afrontar estos hechos de violencia. Este es un problema de orden público". El presidente de Blanco y Negro, Aníbal Mosa, en tanto, señaló que si bien la autoridad insiste en que los uniformados están al interior de los recintos, "eso no es así". El gerente general de los albos, Alejandro Paul, complementó que "los guardias no pueden suplir las funciones de la fuerza policial". Pero el testimonio más duro fue del subgerente de operaciones y jefe de seguridad de la U, Felipe de Pablo: "No se trata de hinchas comunes y corrientes, ya que son capaces de soportar numerosos golpes sin caer al suelo o perder la conciencia... La seguridad privada debe enfrentar a delincuentes que defienden sus intereses de manera delictual, agresiva y casi lo más parecido a un óvalo de cárcel". Mientras exponía un video, De Pablo ejemplificó: "El líder del sector sur, el 'Visera', se muestra amenazándonos de muerte, de frente y a cara descubierta. Además, se indica como responsable de daños e ingreso de bombo. ¿Por qué? Porque saben que ellos tienen más poder y libertad. El sujeto estuvo preso cinco años por asesinato, fue a rayar nuestro complejo deportivo y nos esperaba en las afueras. ¿Esto es normal? ¿A este tipo de gente nos debemos enfrentar como civiles? Entre los guardias, dirigentes y jefes de seguridad estamos con miedo, vivimos pensando en cómo podemos evitar las salidas de los estadios y centros de entrenamiento para no toparnos con los hinchas. Y los hinchas-delincuentes se sienten impunes y viven en la libertad".