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El día en que La Moneda fue impactada por un dron

miércoles, 02 de diciembre de 2015

Iván Martinic y Pamela Gutiérrez
El Mercurio

Se trata del primer episodio de este tipo que es investigado formalmente por la Dirección de Aeronáutica.

Es la una de la tarde del viernes 5 de junio y en La Moneda las cosas marchan según lo previsto. Temprano, la Presidenta Bachelet promulga la Ley Ricarte Soto. Después, en medio de un paro docente que recién suma cuatro de sus 57 días, el dirigente Jaime Gajardo llega a la puerta O"Higgins a dejar una carta con reivindicaciones. Es una jornada tranquila para la guardia de Palacio. No sospecha la amenaza que se cierne desde el cielo.

A esa hora, Matías Altamirano Allegro (30), con estudios de ingeniería comercial, está en la azotea del edificio corporativo del Banco Santander, en calle Bandera. Allí maneja un dron, el modelo Flare del fabricante South Africa Steady Drone. Su objetivo es grabar imágenes de una grúa que opera en el sector.

Un primer vuelo, a una altura de 10 a 15 metros por sobre el edificio, concluye sin novedad.

Inesperadamente, el segundo terminará registrado en la historia aeronáutica como el primer accidente de un dron en Chile.

Altamirano eleva un poco más su aeronave, hasta los 40 metros, en busca de más imágenes. De pronto, una racha de viento le hace perder el control del aparato. Este se pierde rumbo a la Plaza de la Constitución.

En ese instante, a eso de las 13:15, la guardia de palacio está a cargo de la sargento segundo de Carabineros Jéssica Moya Alvear, en la puerta de calle Moneda.

Según un reporte del incidente, Moya escuchó un sonido que pasó por sobre su cabeza y enseguida un impacto en el arco detector de metales por el que pasan todos los visitantes. Al acercarse descubrió que el objeto desconocido era un dron de color rojo y que el detector de metales sufrió daños en su pilar izquierdo, que se abolló y se descalibró.

A eso de las 14:25, Altamirano llega a palacio. Dice ser el dueño del aparato y explica que perdió el control por culpa del viento.

La Dirección General de Aeronáutica Civil -que un mes antes había emitido la primera norma chilena para drones- abre una investigación, cuyo informe final (el 1744AB) confirma la causa del accidente. El dron queda tan dañado que Altamirano lo desecha. Esto impide que la DGAC lo someta a pericias.

En paralelo, se inicia otra indagación por infracciones a las normas aeronáuticas: Altamirano no estaba acreditado como operador, el dron no tenía matrícula y el Código Aeronáutico prohíbe volar sobre La Moneda. Ahora se expone a sanciones que pueden llegar a una multa de hasta $120,5 millones.

Ariel Marinkovic, dueño de XCam, empresa con cuatro años en el negocio y autora de varias grabaciones en La Moneda, como el cambio de mando de 2014, explica que el Flare es un dron "de aficionados, de juguete". Los profesionales, añade, responden a una norma, la chilena, que es de las más avanzadas del mundo y cuentan con medidas de seguridad como paracaídas.

Universo
En siete meses, la norma de drones ha registrado 87 aparatos y a 121 operadores.



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