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Precio del cobre, crecimiento de Chile y Presupuesto Fiscal 2016

martes, 01 de diciembre de 2015

Klaus Schmidt- Hebbel
Profesor Titular,
P. Universidad Católica de Chile

El Mercurio


Hace pocos días el Congreso aprobó el Presupuesto Fiscal presentado por el Gobierno para el año 2016. Este presupuesto no refleja en forma realista -es demasiado optimista respecto de los supuestos centrales- el fin del superciclo del precio del cobre, ni el enfriamiento polar del crecimiento chileno.


Fin del superciclo de altos precios de commodities


Debido al menor crecimiento de China y, especialmente, al cambio de composición desde la industria y la construcción hacia los servicios, ha terminado una década de altísimos precios de materias primas. Por eso es probable que Chile enfrente bajos precios del cobre (y del petróleo) por muchos años. El precio internacional por libra de cobre ha caído desde US$ 3,11 en 2014 a un proyectado US$ 2,47 en 2015, y hoy está en US$ 2,10. Mala noticia para Chile: especialmente mala para el Estado y los mineros chilenos, muchos sectores cercanos a la minería y los inversionistas extranjeros en minería. Por lo tanto, los costos de esta caída son compartidos entre Chile y el extranjero. Al mismo tiempo, el precio del petróleo por barril se ha derrumbado desde US$ 93 en 2014 a US$ 49 en 2015, y hoy está en US$ 42. Buena noticia para todo Chile, desde las empresas a los hogares.

Otras condiciones internacionales que enfrenta Chile son buenas. Los socios comerciales mundiales crecen bien en promedio, aunque algunos países del vecindario están en recesión. Pero las condiciones financieras muy favorables que enfrentaba Chile hasta ahora se están apretando.

Enfriamiento polar de la economía chilena

El crecimiento del PIB de Chile ha caído desde un 4,8% promedio anual en la década 2004-2013 a un 1,9% en 2014 y un proyectado 2,0% en 2015. Dentro del año 2015 -de enero a septiembre- tenemos un enfriamiento polar: la economía se ha estancado. La velocidad del producto, reflejada por el crecimiento del Imacec desestacionalizado, es de 0,1% acumulado en estos ocho meses.

La caída del precio del cobre ha contribuido a este magro resultado. Pero en sentido contrario han actuado tres factores expansivos que han evitado que estemos en recesión: el desplome del precio del petróleo, una política monetaria muy expansiva (reflejada en una tasa de política monetaria ex post real negativa desde abril 2014) y una política fiscal 2015 muy expansiva (reflejada en un aumento de 9% del gasto fiscal real).

Por lo tanto, la principal causa del bajo crecimiento chileno, reflejado en el colapso de la inversión, son las certezas respecto de las malas reformas aprobadas y las incertidumbres de las reformas futuras, tan malas o peores que las anteriores. Al juicio lapidario de S. Edwards -"el problema es que el programa es malo, las reformas son malas y el diagnóstico es malo"-, solo cabe agregar que son aún peores la continua improvisación en el diseño y la implementación de las reformas.

El irrealista Presupuesto Fiscal 2016

El Presupuesto 2016 se basa en la regla fiscal chilena, un extraordinario avance institucional del marco fiscal chileno, implementado por N. Eyzaguirre y R. Valdés en el gobierno del ex Presidente Lagos. Esta regla obliga a ahorrar en períodos de vacas flacas y desahorrar en años de vacas gordas, lo que en general se ha respetado en los últimos 15 años. Esto implica gastar de acuerdo con estimaciones del precio de largo plazo del cobre y del PIB tendencial, mientras que los ingresos fiscales siguen al precio efectivo del cobre y al PIB efectivo. Por lo tanto, para elaborar el presupuesto fiscal son claves las proyecciones de estas cuatro variables.

Pues bien, las proyecciones para el 2016 realizadas por los comités convocados por Hacienda en julio 2015, que son los pilares del Presupuesto 2015, tienen un sesgo muy optimista respecto de la evolución efectiva de las variables clave después de julio. La proyección de Hacienda para el precio del cobre de US$ 2,50 en 2016 es muy superior a la proyección de US$ 2,16 de fuentes independientes. La proyección de Hacienda para el precio del cobre de largo plazo de US$ 2,98 excede en muchísimo -¡un 37%!- a la proyección de US$ 2,18 para 2017-20 realizada hoy por fuentes independientes.

La proyección de Hacienda para el crecimiento del PIB de 2,75% en 2016 también excede el 2,0% que proyectan hoy los analistas. La proyección de Hacienda para el crecimiento del PIB tendencial de 3,6% está muy excedida respecto de un crecimiento promedio anual de 2,0-2,3% en 2017-20 de muchos analistas.

La implicancia de lo anterior es simple. Si se utilizaran proyecciones actuales para el precio de largo plazo del cobre y para el PIB tendencial, el crecimiento del gasto fiscal real no podría alcanzar al 6,6% comprometido, sino que debería ser bastante inferior. También los ingresos fiscales reales están sobreestimados si se consideran proyecciones 2016 más realistas para el precio del cobre y el PIB. Por lo tanto, es muy probable que el déficit fiscal efectivo sea superior al 3,2% del PIB proyectado por Hacienda y que el déficit fiscal cíclicamente ajustado o DFCA (mal llamado "estructural") exceda en mucho al 1,3% del PIB proyectado por Hacienda.

Esto tendrá dos consecuencias serias. Primero, el endeudamiento neto del Gobierno será mayor al presupuestado, debiendo utilizarse ahorros del Fondo de Estabilización Económica y Social y/o emitirse más deuda pública. Segundo, a consecuencia de lo anterior, la gradual reducción del DFCA hacia un 0,9% en el 2018, comprometida por Hacienda (que ya implicaba el abandono del compromiso del programa de gobierno y de la reforma tributaria por alcanzar un 0% de DFCA) tampoco es factible de alcanzar sin un importante ajuste fiscal.

El necesario ajuste fiscal futuro es el menor de los problemas del ministro de Hacienda

Pues bien, conociendo el compromiso del ministro Valdés con la estabilidad fiscal, cabe anticipar significativos ajustes fiscales en los años 2017 y 2018, acordes con un sinceramiento de los supuestos macroeconómicos centrales para los presupuestos futuros. Pero esta futura política fiscal contractiva deberá hacerse en una coyuntura muy adversa, marcada por una política monetaria más contractiva, ya anunciada por el Banco Central. Además, Chile sufrirá las consecuencias contractivas de una reforma laboral sin precedentes en el mundo (basada en la prohibición del reemplazo interno y la titularidad sindical), de la continuación anárquica de varias reformas educacionales y del desarrollo de un proceso constituyente muy incierto. En este escenario, de creciente incertidumbre política y económica, es improbable crecer al 2,0-2,2% en los próximos años.

Por lo tanto, uno o dos puntos más de déficit fiscal es el menor de los problemas del ministro de Hacienda. Las preocupaciones principales de Chile -y del ministro- son las malas reformas. Muchos ex ministros y destacados economistas de la Concertación así se lo han dicho al Gobierno, privada y públicamente. Como lo acaba de expresar el ex ministro de Hacienda E. Aninat: "Chile no se merece este resultado tan magro y que arriesga ser empobrecedor. Valdés se va a jugar su prestigio final en cómo enmiende una reforma laboral que podría ser fatal para la microeconomía y para los niveles de empleo y (los) salarios".

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