Dólar Obs: $ 948,61 | -0,72% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.237,20
IPC: 0,40%
Especialistas han identificado a 337, presuntamente de la especie sei:

Mortandad de ballenas en la zona austral podría haber sido mucho mayor de lo estimado

lunes, 30 de noviembre de 2015

Richard García
Vida Ciencia Tecnología
El Mercurio

No habría habido varios eventos, sino solo uno, pero se investigan las causas. En principio, se descartó responsabilidad humana.



La primera vez que la bióloga Vreni Haüssermann, del centro científico Huinay que depende de la U. Católica de Valparaíso, se encontró en abril pasado con más de una veintena de ballenas sei ( Balaenoptera borealis ) muertas en el estero Slight y en Caleta Buena, en la zona del Golfo de Penas, temió que lo que estaba ocurriendo podía ser peor.

La investigadora, que en ese momento desarrollaba un proyecto para inventariar la fauna marina e identificar nuevas áreas marinas protegidas, denunció la situación a Sernapesca, y a las pocas semanas, en mayo, llegó al lugar un buque de la Armada. En él, además de funcionarios del organismo gubernamental, llegaron la PDI y un grupo de investigadores de las universidades Austral, de Chile y Santo Tomás; la WWF y el Inach, para determinar si había sido un crimen ambiental.

Una vez allí, los especialistas descartaron las causas antropogénicas. Haüssermann, quien no estuvo presente en la operación, sugirió hacer un monitoreo aéreo, pero la idea fue desestimada por el mal tiempo. Parecía que el caso estaba cerrado, pero había cabos sueltos. Eso le pareció a Carolina Simon Gutstein, bióloga y paleontóloga especializada en cetáceos de la Universidad de Chile y también investigadora del Consejo de Monumentos Nacionales. "El patrón de distribución de las carcasas (cadáveres) y su abundancia me hicieron suponer de que podría haber más en las inmediaciones y a Vreni también la perecía lógico", cuenta.

Como el tiempo era corto y el invierno estaba ya creando mucha inestabilidad en la zona decidieron aprovechar el veranito de San Juan para hacer una nueva expedición. Para ello acudieron al Waitt Program de National Geographic, institución con la que la investigadora ya había trabajado previamente. A cambio de un embargo de la información consiguieron financiamiento y un avión. "No fue una decisión fácil porque implicaba que no podríamos compartir los datos con otros científicos, pero fue la única forma de conseguir fondos", dice Haüssermann.

El viaje, en junio, fue largo y muy determinado por el clima, recuerda Simon Gutstein. "Muchas veces teníamos que aterrizar y esperar mejor tiempo. Cuando finalmente llegamos al Golfo de Penas comenzamos a fotografiar y tomar datos buscando cualquier señal. No sabíamos cómo se vería. ¡Y la verdad que fue chocante! Íbamos grabando, registrando puntos y sacando fotos y de vez en cuando quedábamos en silencio pensando en la cantidad de carcasas. La verdad nadie imaginó que serían tantas. Pensamos que podíamos encontrar dos veces más que lo encontrado antes, no diez veces más".

La estimación de las muertes, que se obtuvo además con la ayuda de una foto satelital de alta resolución, hasta ahora llega a 337 entre cuerpos y esqueletos. "Sin duda pudieron ser más. Solo pudimos sobrevolar el Golfo de Penas", reconoce la paleontóloga. Presuntamente serían ballenas sei, pero podría haber otras especies.

El sobrevuelo tuvo sus ventajas, aunque faltó más trabajo en terreno. "Ir en barco era imposible desde mayo. Las tempestades y vientos de invierno hacían la zona muy peligrosa para navegar".

Sobre la razón de las muertes, ya el informe inicial de Sernapesca indicaba que no existe ninguna evidencia de fueran generadas por el hombre. "El aumento en los números no cambia esta conclusión. "Aún se evalúan las causas naturales posibles, la marea roja es una de ellas, pero no existe estación de monitoreo cerca del Golfo de Penas y así se torna más difícil el análisis". Tampoco se descartan un virus, enfermedades en general, inanición o entrampamiento, dice.

La información será clave para decisiones futuras. "Aunque parezca contradictorio, el monitoreo de los varamientos y mortalidades de los mamíferos marinos son siempre la fuente de datos más importantes para determinar la riqueza de especies en una localidad, incluso más informativos que la observación directa", comenta Ana Paz Cárdenas, secretaria del Consejo de Monumentos Nacionales, quien destaca que justamente el área del golfo está siendo estudiada para recomendar crear un Santuario de la Naturaleza.

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia