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Controversia Las razones por las que no llegan grandes muestras plásticas a nuestro país:

Chile se queda al margen del circuito internacional del arte

domingo, 25 de octubre de 2015

Maureen Lennon Zaninovic
Artes y Letras
El Mercurio

Galeristas, teóricos del arte y ex directores de museos comentan la escasez de exposiciones de calidad en nuestro país, provenientes del extranjero. A diferencia de lo que sucede en Buenos Aires y Sao Paulo. Acusan falta de gestión, un mal manejo del Estado, la carencia de una infraestructura adecuada y de buenos programas de mediación.



En un artículo publicado en este diario -hace unos meses- se señalaba que "Buenos Aires hace sus mejores esfuerzos para consolidarse en 2015 como una de las mecas de las artes plásticas en la región". Basta revisar la cartelera de exposiciones recientes de Argentina para reafirmar esta tesis.

El 5 de noviembre, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Malba (www.malba.org.ar), abrirá una muestra dedicada a la producción de la última década del belga-mexicano Francis Alÿs (1959). Se trata de la exposición individual más extensa que se haya realizado de este creador en la capital bonaerense -entre otros hitos Alÿs ha expuesto en la Tate Modern y en el MoMa- e incluye tres de sus más importantes trabajos fílmicos. Suma y sigue, porque hasta marzo del 2016 -en la explanada del Malba- se está exhibiendo la escultura "Bailarina" del célebre y superventas artista estadounidense Jeff Koons (1955). La Fundación Proa (www.proa.org), en tanto, acogió -entre marzo y junio de este año- obras de la creadora de origen palestino, nacida en Beirut y nacionalizada británica, Mona Hatoum (1952), considerada por los críticos como una de las artistas más brillantes de los últimos años.

En otros países de la región la oferta -pese a bulladas crisis económicas y políticas- también es intensa. El Museo de Arte de Lima (MALI) reabrió en septiembre sus puertas con una muestra renovada de 1.200 piezas de su gran colección: 17 mil obras de arte que resumen tres mil años de historia, y hasta hoy, en el Museo de Arte de Sao Paulo se puede apreciar la exhibición: "Arte de Francia: de Delacroix a Cézanne" .

¿Pero qué pasa con Chile? En nuestro país, sin duda, la gran estrella indiscutida del 2015 ha sido la artista japonesa Yayoi Kusama. Su muestra en Corpartes superó las 144 mil visitas. Una cifra importante y que se suma a otras exhibiciones de extraordinaria convocatoria en la última década, como la de Rodin en el Museo de Bellas Artes, en 2005 (300 mil visitas). También destacan los aportes recientes de la Fundación Itaú que permitió la llegada a Chile, en su EspacioAbierto y en la Corporación Cultural de Las Condes, de diversas muestras de arte en los últimos años. En 2014 Fundación Itaú contribuyó -en el Museo de Arte Contemporáneo- a la llegada de algunas obras de Joseph Beuys y a la concreción de la exhibición de trabajos de Marcel Duchamp. Este año la Minera Doña Inés de Collahuasi hizo posible el arribo de una muestra de grabados de Picasso al Museo Baburizza.

Los expertos, eso sí, consideran que este año Corpartes ha sido una excepción. "Me parece muy interesante lo que ellos están haciendo desde el mundo privado y habrá que ver sus próximos pasos. Ojalá que sigan en esta exitosa línea de exposiciones internacionales", afirma a "Artes y Letras" Tomás Andreu, destacado galerista chileno. Y añade que en materia de envíos extranjeros importantes hoy estamos al debe. "En nuestros museos no está pasando nada. El diagnóstico es feroz. Hay una pasividad muy preocupante en el medio museístico chileno. Seguimos siendo muy isleños, seguimos mirándonos el ombligo y nuestras muestras siguen siendo muy locales. Si uno compara hoy la cartelera de un museo chileno, no dista mucho de la cartelera de una galería comercial. Eso es muy grave".

"Nos falta roce internacional"

Justo Pastor Mellado, reconocido investigador, profesor, curador y crítico, también aprecia una preocupante ausencia de exposiciones internacionales de primera línea.

"No estamos en las grandes ligas. Así de simple. No estamos en un circuito de las grandes muestras que también incluyen a Buenos Aires, Lima y Sao Paulo. En nuestros museos no hay buenos equipos. Lo mismo pasa con los equipos de fútbol chicos de provincia que ganan el campeonato, luego van a la Copa Libertadores, pero no alcanzan a pasar la primera vuelta. Nuestras autoridades museales no tienen roce internacional. Los que tienen el poder de decisión, no tienen prestigio ni reconocimiento en los circuitos eminentes donde se deciden las itinerancias significativas".

Mellado es drástico en su diagnóstico. "Las exposiciones internacionales que vienen son de segunda y tercera clase porque corresponden al rango secundario de nuestro país. Pero también hay que ser realistas, cómo vas a traer un Rembrandt de verdad si ningún museo chileno puede asegurar las condiciones mínimas climatológicas, de seguridad y de traslado".

Sergio Parra, dueño de un espacio visual para la difusión del arte contemporáneo y de la librería Metales Pesados, comparte este diagnóstico: "Estamos en el circuito de los grandes conciertos de rock y de la música clásica, no así en las grandes ligas de las exposiciones internacionales. Si Los Rolling Stones vienen a Chile es porque están en una gira que también incluye Buenos Aires, Brasil y Perú; pero eso no pasa en el mundo del arte".

Parra se explaya en su análisis: "Corpartes ha hecho un aporte, pero lamentablemente se están cerrando otros espacios. Fundación Telefónica cumplió un ciclo importante. Cuando estuvo Francisco Aylwin, se trajeron exposiciones extraordinarias y muy vistas, como las de Alfredo Jaar y Juan Downey. Cambió la gerencia y cambió todo. Hoy Telefónica perdió absolutamente su visibilidad. Ya no existe como centro cultural".

Justo Pastor Mellado se cuestiona si -dada la precaria oferta internacional- se justifica exponer en Chile dibujos de artistas como Rembrandt, Picasso o Cézanne, entre otros. "Seguimos operando con una lógica de los años 60, cuando era muy difícil tomar un avión y ver la obra de los grandes maestros. En vez de gestionar una exposición de segunda y engañar al público, lo mejor es invertir en el desarrollo interno. Hay que elevar la infraestructura patrimonial de los museos chilenos".

Tomás Andreu tiene una mirada lapidaria: "El Museo de Bellas Artes fue construido para el centenario y en poco más de 100 años no ha cambiado mucho. Sigue más o menos peor. Lo mismo pasa con el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), que depende de la U. de Chile. Hoy no tenemos un espacio para exhibir arte contemporáneo".

Pastor Mellado también tiene una mirada desoladora de los recintos nacionales. "No podemos seguir con los museos que tenemos. Pensemos en el MAC, que depende de la rectoría de la Universidad de Chile y es una inutilidad. Es grave lo que está pasando con él, porque rectoría debería darle el rango que le pertenece: es decir, ser un centro de arte contemporáneo, no un museo".

Tomás Andreu agrega que encuentra loable la administración de este espacio. "Es casi un regalo lo que hacen al país, porque con muy pocos recursos logran armar una programación. Pero cuidado, está el peligro de caer en una cultura mendicante: como no hay plata, recibo lo que venga y eso le pasó al MAC con la muestra de David LaChapelle. Eso no es arte. Es morbo, es moda, es provocación. Además, lo más grave es que, como el público está mal informado, sobredimensiona lo que llega de afuera".

"El Estado tiene que dar el ejemplo"

Pablo Chiuminatto, curador, teórico y docente de la Facultad de Letras de la UC, considera que el Museo Nacional de Bellas Artes se ha desdibujado. "Se ha deformado por el efecto de la propia estructura institucional. Hacen lo que pueden. Pero eso no es digno de las instituciones que velan por el patrimonio nacional. Mientras este modelo perdure, estaremos limitados por la precariedad. Si el Estado no se hace cargo de liderar la cultura, por qué tendrían que hacerlo la ciudadanía, los municipios, las regiones o el empresariado. El Estado es el ejemplo, no en términos de estatización, sino de estándares. ¿Cómo pretenden una valorización del arte si el Estado no le da valor? No basta con financiar su producción, o dar un premio, es mucho más".

Chiuminatto añade que "necesitamos un diseño que privilegie instituciones especializadas, con una mirada nacional e internacional. Lamentablemente se ha fosilizado la idea que para que exista un arte de vanguardia, tiene que estar financiado por el Estado, y la política de fondos concursables ha privilegiado este modelo. El que Chile pueda atraer grandes muestras tiene que ser parte de un plan estratégico país, por cierto de privados también, pero el Estado da el ejemplo. No se trata de un museo u otro, es un ecosistema".

Diego Matte, ex director del Museo Histórico Nacional y actual director del Centro de Extensión Artístico y Cultural de la U. de Chile, advierte la falta de una política museística. "Simplemente no existe. Cada institución actúa de forma aislada una de otra, con capacidades, miradas y espacios muy disímiles. El Estado mantiene museos, pero no hay una visión clara de la relevancia que cumplen en la conformación de identidades y de ser agentes activos en la generación de reflexión crítica para la ciudadanía sobre sí misma y su entorno. Acorde con eso, falta en los museos e instituciones culturales públicas un desarrollo real de las curadurías, con un pensamiento profundo, creativo y sostenido en el tiempo, con propuestas inteligentes y coherentes al desarrollo de políticas de adquisición y de proyectos expositivos".

¿Público mal informado?

La galerista Isabel Aninat advierte que no está enterada de las gestiones que realizan los directores de museos respecto de la importación de las grandes exposiciones. "Sin embargo, la gestión es deficiente a nivel país, del Estado, de los empresarios y de la prensa que poco y nada cubre las escasas muestras de relevancia que se han traído. Doy como ejemplo la exposición que se trajo en el 2012 de Peggy Guggenheim al Centro Cultural Palacio La Moneda. En otros países no hubiera parado la publicidad y se habrían producido colas para asistir".

Andreu también advierte una falta de interés en los medios: "¿Hace cuánto que una muestra de arte no sale en los noticiarios de TV? A diferencia del teatro, que cuenta con estrategias como las que ha emprendido Santiago a Mil, el mundo de las artes visuales no resulta atractivo, no copa las portadas de los diarios o revistas".

Diego Matte puntualiza que si bien estamos ausentes del circuito internacional, "dudo que ello se deba exclusivamente a razones de presupuestos, más bien creo que se debe a una actitud excesivamente cautelosa, que busca irse a la segura, con muestras ya probadas".

Sergio Parra aprueba este análisis: "Si se trae una muestra del artista chino Ai Weiwei, no la iría a ver nadie. Sería provocadora, pero no masiva. La gente prefiere irse a la segura y eso tiene que ver con un imaginario que va desde el siglo XIX hasta inicios del XX".

Justo Pastor Mellado se lamenta de una cultura del fast food : "El Centro Cultural Palacio La Moneda se ha convertido en un mall donde lo que priman son las temporadas: hoy toca Japón, mañana la India y pasado Egipto. Los empresarios apuestan por muestras que si bien son populares, no aportan porque no se exhiben piezas de primera categoría".

Tomás Andreu puntualiza: "Seamos objetivos, la empresa privada va a apoyar lo que les da visibilidad. El gran problema es que hoy el empresariado no apoya el mundo de las artes visuales, pero tampoco les podemos achacar a los privados esta falta de educación. Estamos ante un tema país y es fundamental comprender este problema".

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