Dólar Obs: $ 968,44 | -0,67% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.207,48
IPC: 0,40%


Embarazo ectópico y aborto

martes, 06 de octubre de 2015

Dr. Fernando Zegers Hochschild
Opinión
El Mercurio




Señor Director

El ejemplo del embarazo ectópico (embarazo en que el embrión se anida en la trompa de Falopio u otro sitio fuera del endometrio) ha sido usado en esta tribuna para argumentar que en estos casos, el correcto acto médico busca directamente la muerte del embrión para evitar que la mujer se exponga a un riesgo de vida presente; y para proteger la salud futura de la mujer, pues una trompa rota o una cirugía con hemorragias afecta severamente el futuro reproductivo de una mujer.

Se ha señalado también en este medio que habiendo diagnosticado un embarazo ectópico "con embrión vivo", los médicos esperamos hasta que existan señales de riesgo para la mujer antes de proceder a interrumpir el embarazo, salvaguardando de esta manera el llamado principio del doble efecto, en el que sería aceptable la muerte del embrión solo si ello es consecuencia indirecta de tratar a la mujer.

Al respecto, quiero señalar:

1) El conocimiento médico y la tecnología actual hacen posible saber que existe un embarazo ectópico "con embrión vivo" mucho antes que la mujer tenga síntomas o signos derivados de esa condición, y por cierto, mucho antes que se complique con una rotura uterina o una hemorragia.

2) El buen acto médico permite interrumpir el embarazo precozmente mediante el uso de un producto llamado Metrotrexato, que se usa para el tratamiento de algunos tipos de cáncer, y que en dosis más bajas logra que el embrión y el tejido que lo acompaña, llamado trofoblasto, dejen de multiplicarse y muera. Se somete así a la mujer a un mínimo riesgo, se evita una cirugía y que el embarazo ectópico no deje secuelas graves.

3) De esta manera, si un médico diagnostica un embarazo ectópico con embrión vivo y tiene los medios para tratarlo, pero su ética o moral particular lo hacen postergar el tratamiento hasta que se rompe la trompa, ese profesional podría, con justa razón, ser demandado por la mujer por haberla expuesto a un riesgo de ver severamente afectada su futura fertilidad. El buen acto médico consiste en resolver el riesgo para la mujer inmediatamente de diagnosticado el embarazo ectópico. Postergar el tratamiento sin el consentimiento explícito de la mujer es una mala práctica médica, que somete a la mujer a un riesgo desproporcionado.

4) Intentando salvar el llamado principio del doble efecto, se ha dicho además que el tratamiento químico referido anteriormente está dirigido en contra del trofoblasto y no directamente al embrión.

Es importante que el lector entienda que el trofoblasto y el embrión tienen un origen común y por ello comparten el mismo genoma que se establece completada la fecundación. No existe embrión implantado sin trofoblasto, de tal modo que si un agente químico está dirigido para destruir tejido trofoblástico, es igual que decir que este está dirigido para matar al embrión.

La dura realidad del tratamiento del embarazo ectópico es que se busca que muera el embrión y su trofoblasto acompañante, y que ello ocurra lo más precozmente posible para que la mujer no sufra las consecuencias que derivan de esta condición. Así, el llamado doble efecto no aplica a esta condición médica, y los médicos enfrentados a esta condición deben tener muy claro que su deber es privilegiar la vida y el futuro de la mujer por sobre la vida del embrión.

Dr. Fernando Zegers Hochschild

 Imprimir Noticia  Enviar Noticia