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ENTREVISTA AL COMANDANTE DEL EJÉRCITO BRASILEÑO:

"La mayor amenaza que hoy enfrenta Brasil es la droga"

sábado, 19 de septiembre de 2015

ALBERTO ROJAS MOSCOSO
Internacional
El Mercurio

El desafío de vigilar una frontera de 17 mil kilómetros, la integración militar regional y el futuro tras el retiro de Haití son algunos de los temas que habló el general Eduardo Dias da Costa con "El Mercurio".



"Brasil es la séptima economía más grande del mundo y poco a poco se está volviendo un país protagónico. Por lo tanto, necesita Fuerzas Armadas con una rápida capacidad de generación de fuerza y proyección en los límites de su área de interés estratégico", afirma el general Eduardo Dias da Costa, comandante del Ejército brasileño, quien asumió el cargo en febrero.

"Por otro lado, en pleno siglo XXI, Brasil todavía tiene áreas de su territorio que no están totalmente ocupadas, como la Amazonia. Allí las Fuerzas Armadas, en especial el Ejército, son la única presencia del Estado y muchas veces la única posibilidad de atender las necesidades básicas de la población, incluso de los indígenas", agrega en entrevista con "El Mercurio", durante una visita a Chile esta semana.

Modernidad y presencia territorial efectiva son los dos grandes objetivos que tiene en mente el general Dias para el Ejército brasileño, que hoy suma alrededor de 219.500 tropas (Chile tiene cerca de 45.000).

Son temas en los que lleva trabajando hace varios años y de los que vino a hablar con sus homólogos chilenos esta semana. Específicamente la experiencia del Sistema Integrado de Control y Monitoreo de Fronteras (Sisfron), que inició su primera etapa en noviembre de 2014.

-¿Cómo evalúa hasta ahora el funcionamiento del Sisfron?

"En una frontera de 17.000 kilómetros, donde solo la Amazonia son 11.000 kilómetros, es imposible hacer un monitoreo con la efectividad necesaria sin incorporar mucha tecnología. Por eso el Sisfron contempla tres subsistemas: uno de sensores y radares a lo largo de la frontera, uno de mando y control, y otro operacional. Se necesita tener movilidad y capacidad de mando y control para dar las respuestas que se necesitan.

El Ejército lo está construyendo para ponerlo a disposición de la sociedad y de los organismos que tienen a su cargo todo tipo de crímenes transfronterizos, como el tráfico de drogas, armas, migración ilegal, etc.

Empezamos su instalación en la frontera con Paraguay, en el estado de Mato Grosso del Sur. Fue el primer trecho, de carácter experimental, y el próximo año lo empezaremos a extender hacia el norte y el sur. La instalación completa está prevista para dentro de diez años, aunque ese plazo se va a alargar un poco".

-¿Y cuáles son los países vecinos que representan una mayor amenaza para Brasil en términos de tráfico de drogas o armas?

"De narcotráfico son Colombia, Perú y Bolivia. Colombia fue el principal productor de cocaína, pero ahora es Perú. Y el tráfico de armas viene principalmente por Paraguay. Pero también salen armas desde Brasil hacia otros países.

Si me pregunta cuál es la mayor amenaza que hoy enfrenta Brasil, es la droga. Es como una metástasis, y me preocupa que la situación vaya empeorando. Brasil no es productor de cocaína, pero sí es el segundo mayor consumidor del mundo después de Estados Unidos. (También) es un corredor, porque la cocaína entra en la Amazonia y va para África, Europa o a los grandes centros de Brasil.

Las grandes organizaciones criminales de Río y de Sao Paulo están presentes en la Amazonia, porque hacen la conexión con los narcotraficantes de los países vecinos. La Policía Federal estima que un 80% de los crímenes que ocurren en los grandes centros (urbanos) de Brasil está relacionado directa o indirectamente con el narcotráfico".

-En ese contexto, ¿han recibido cooperación por parte de los países vecinos?

"Estamos buscando cooperación. Esto va servir a Brasil, pero también a los países vecinos. En América del Sur los países, las Fuerzas Armadas y los ejércitos enfrentan el gran desafío de desarrollar un pensamiento común para tener un sistema integral de defensa. Porque, por ejemplo, el narcotráfico es un tema que aflige a todos los países. Y en algunos países las Fuerzas Armadas tienen responsabilidad de participar en eso y en otros países no. Lo mismo ocurre con el papel que tienen en la frontera o la gestión de medio ambiente".

-¿Brasil busca ser el articulador de este sistema?

"Tenemos fronteras con todos los países de América del Sur, excepto Chile y Ecuador. Entonces es una responsabilidad el buscar y promover esta articulación, pero sin ningún interés de protagonismo o liderazgo".

-¿Imagina esta integración como algo similar a la OTAN?

"Estamos muy lejos... Todavía no se puede pensar en eso. Existe mucha asimetría y varias concepciones distintas sobre los temas de defensa y las relaciones entre los países".

-El próximo año termina la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah), en la cual Chile y Brasil han participado a lo largo de más de diez años. ¿Qué lecciones saca de esa experiencia?

"En este tipo de conflictos, la experiencia demuestra que uno sabe cuándo y cómo va a entrar, pero nunca sabe cuándo y cómo va a salir. Hemos estado allá por un plazo muy largo. Pero es importante que la gente entienda que el empleo de las Fuerzas Armadas es para lograr la estabilización, para que otras instituciones puedan trabajar, incluso la policía.

Tenemos problemas parecidos en Brasil, en las comunidades pobres de Río de Janeiro, por ejemplo. Estuvimos 14 meses en la Favela da Maré. Fue un esfuerzo muy grande y pagamos el precio de tener un muerto y 27 heridos. El país gastó un montón de dinero y la realidad no ha cambiado. Porque el desarrollo económico y social, la mejora de la infraestructura, no llegaron o fue muy poco. Entonces, después que salimos, las cosas siguieron como estaban antes.

Ahora la situación en Haití ha mejorado mucho, se están desarrollando elecciones y esperamos que el próximo año esta zona esté estabilizada y puedan conducir el destino de su país".

-La ONU ya le planteó a Chile la posibilidad de que sus fuerzas militares, después de Haití, pudieran participar de misiones en África. ¿Ustedes también lo están evaluando?

"Sí, Brasil está considerando esta opción. Es importante que el país tenga una fuerza afuera. Tenemos posibilidades en Líbano y África también. Pero por ahora estamos en conversaciones con la ONU, no hay nada concreto todavía".

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