Miami Gloria Benavides se pasea por los pasillos de Univisión y sus colegas y amigos la detienen a cada minuto. Se abraza con algunos, intercambia teléfonos con otros y esboza sonrisas, aunque confiesa que estos últimos meses han sido los mas tristes de sus 25 años en EE.UU.. Cuenta que sus emociones son encontradas a apenas un día de la gran final de "Sábado Gigante" porque, aunque el canal decidió homenajear a Don Francisco y su equipo en pantalla, lo concreto es que son más de 30 profesionales los que se quedan sin trabajo. Mario Kreutzberger negocia por estos días la renovación de su contrato con la estación y, sin proyectos de por medio, el futuro para todos es incierto. "Han sido cinco meses de despedida desde que nos avisaron que el programa se acababa. Los meses previos al fin de 'Sábado gigante' han sido como un velorio eterno, porque nos abrazamos, lloramos y nos deseamos lo mejor para lo que viene. Pero no hemos podido enterrar a este muerto; eso va a pasar cuando se acabe el programa", dice Benavides. La comediante también ha cargado un luto personal por tener que colgar la peluca rubia y los altos zuecos que dieron vida a su personaje. Fue en el año 89 cuando Don Francisco le propuso llevar a "La Cuatro Dientes" -que había nacido en el espacio en 1975- a EE.UU. Llegó a remplazar a Mandolino, que se fue a Telemundo y apareció en el primer capítulo, como era habitual, con los dientes pintados de negro. "Ese segmento lo auspiciaba una pasta de dientes, así que cuando terminamos Mario me dice 'Gloria, parece que esto es debut y despedida porque el auspiciador está de muerte. Tienes que cambiarte el nombre, ponte Lupe o Arela'", recuerda Benavides entusiasmada. Pero ella no aceptó el consejo y optó por bautizar al personaje simplemente como "La Cuatro": "No podía cambiarme el nombre, era como renegar de la historia del personaje en Chile". Benavides relata que en las más de dos décadas que lleva viajando a Estados Unidos, ha tenido que adaptarse a la vida de hoteles y a la soledad. Dice que tiene pocas pero buenas amigas en el país y que se siente cercana a Don Francisco, pero solo sale a cenar los días sábados con él y el resto del equipo tras el programa. "Lo quiero mucho y estoy muy agradecida de él que confió en que yo podía hacer humor. Recuerda que yo antes era cantante". -¿Se siente privilegiada porque fue una de las elegidas por Don Francisco para internacionalizar su carrera en EE.UU.? "Me siento agradecida, pero todo esto también es fruto de Dios y del talento. Ha sido una experiencia maravillosa, pero también ha tenido sus costos. Una vez Don Francisco me dijo 'ahora puedes dedicarte a descansar con toda la plata que has ganado'. Yo le dije 'Mario, ¿sabes cuánto gano?' Él no podía creerlo... Lo que pasa es que acá estás en una nómina y los sueldos son muy aterrizados, no como en Chile donde un rostro puede ganar casi 20 millones. No te digo que tengo un sueldo de miseria, pero tampoco es un sueldo de estrella. Acá la única estrella es Don Francisco, y muy orgullosos estamos todos de que sea la megaestrella del mundo hispano". -¿El fin de "Sábado Gigante" es también la despedida definitiva de "La Cuatro"? "Lo único que queda en mi locker del canal es la peluca y el vestuario de "La Cuatro". Me llevo todo el lunes, porque parto a primera hora con mi vestuario y todos mis recuerdos. La verdad es que no he pensado todavía en qué va a ser de mi vida, pero tengo la convicción de que un artista no muere nunca; son las estrellas las que se apagan y yo no soy una estrella".