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Ex timonel de la CPC y de la Asociación de Bancos acusa que el país ha perdido el rumbo y que urge que la Presidenta Bachelet encarne un cambio.

Hernán Somerville: Lagos "sintetiza lo que es un jefe de Estado, el poder en manos de un líder con visión de futuro"

martes, 01 de septiembre de 2015

Andrés Venegas
Economía y Negocios
El Mercurio




Octubre de 2005. Salamanca, España. "Mis empresarios todos lo aman (al Presidente Ricardo Lagos), tanto en APEC (el Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico) como acá. Realmente le tienen una tremenda admiración", afirmó por aquellos días el entonces líder de la cúpula empresarial chilena, agrupada en la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Hernán Somerville, quien participaba en el foro empresarial paralelo a la XV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno.

Agosto de 2015. Santiago, Chile. "Amo a Chile y haré todo para que salga adelante", asegura Lagos a la revista Sábado de "El Mercurio", en la que para muchos fue el puntapié inicial de una nueva carrera presidencial del ex Mandatario.

¿Seguirán amando los empresarios a Lagos...?

Somerville, retirado de las pistas gremiales, pero siempre ligado a los negocios -como director de empresas y proyectos personales en los sectores financiero y gastronómico-, cuenta una anécdota antes de responder: "Cuando Lagos cerró su última Enade (2005), lo aplaudieron rabiosamente de pie. Y estaban los grandes empresarios de Chile, no sus delegados, sino que ellos. De pie. Lagos, con su sentido del humor, se me acercó y me dijo: "parece que realmente me aman"".

Hoy, casi una década después de su controvertida frase, el también ex presidente de la Asociación de Bancos responde: el ex Presidente Lagos "sintetiza lo que es un Jefe de Estado, el poder en manos de un líder, inteligente y con visión de futuro".

Burgos-Valdés: "Espero que, de ser necesario, sabrán decir que no"

-Cuál es su diagnóstico del escenario político-económico del país?

"Durante el último año y medio he viajado muchísimo y he pasado largos períodos afuera. Mirando a Chile desde la perspectiva de las noticias que uno recibe, observo un mundo surrealista, totalmente distinto al de años anteriores. A veces me pregunto si este es el mismo país exitoso que entre todos construimos en los últimos 25 años".

"Este país ha perdido el rumbo. Estando afuera, mucha gente me ha preguntado "¿qué ha pasado con Chile?" ".

-¿Por qué?

"La parte política ya no puede ser más compleja. Una coalición de gobierno en que lo único que los une, más que un programa, es prácticamente el poder. ¡Para qué hablar de la oposición! En Chile no existe oposición, no hay grandes líderes. Espero que se reconstituya, porque la democracia necesita una oposición. Eso forzó grandes acuerdos y diálogos en el pasado".

"En la parte económica, hay una verdadera fiesta, exuberancia, de reformas mal pensadas, mal diseñadas, mal estudiadas y mal implementadas. Espero que sean reformadas, como deberían serlo".

-¿Un ejemplo?

"La reforma tributaria fue muy mala. Eliminar el FUT fue una tontería. El FUT tenía elementos de abuso que podrían haberse eliminado, pero haber mantenido un estupendo instrumento de financiamiento de las empresas. Era un gran instrumento para financiar las empresas, su expansión doméstica, su expansión internacional, sin acudir a endeudamiento, con recursos propios".

"La reforma laboral es muy peligrosa. Todos los técnicos de la ex Concertación que uno escucha son críticos; por algo será. No son disparos de la derecha, es fuego amigo, y razonable fuego amigo".

-¿Qué o quién metió la pata?

"Esta llamada crisis chilena tiene un componente internacional, sin duda; hay que ser objetivo. Y hay obviamente un componente interno. Los gobiernos siempre dicen que las crisis son externas, con lo cual lo único que hacen es engañarse, porque posponen decisiones que tienen que tomar".

"Cuando esta marea de reformas fue diseñada, estudiada, ¡¿cómo el ministro de Hacienda de la época, el señor Arenas y otros asesores, no entendieron que la situación económica mundial venía contraria y que, por lo tanto, había que ser extremadamente prudentes y cautelosos en plantear estas reformas?! No me lo explico. Fue un exceso de voluntarismo, falta de criterios técnicos".

-¿Es un viudo de la Concertación, de los grandes acuerdos?

"Evidentemente. La Concertación hizo buenos gobiernos. Los viejos gobiernos de la Concertación tenían muy buena gente. Salvo el desastre del Transantiago, las reformas que hicieron fueron bien pensadas y se pasaban por cedazos técnicos muy exigentes. Además, tenían grandes consensos políticos para llevarlas a cabo y se iban generando en sucesivas administraciones".

-¿Tiene también sus esperanzas puestas en la dupla de ministros Jorge Burgos y Rodrigo Valdés?

"Al ministro Valdés no lo conozco mayormente, pero todas las referencias que tengo de él son estupendas, muy buenas. A Burgos sí lo conozco, y tengo la mejor impresión de él: una persona seria, íntegra. Estoy seguro de que, de ser necesario, sabrán decir que no. Espero que tengan esa capacidad, por el bien del país. De lo contrario, entraríamos en una situación muy difícil".

"Su gran trabajo, en mi modesta opinión, debería ser convocar a todos los actores políticos, económicos y sociales para hacer una agenda corta y otra larga. En la agenda corta, resolver todos los temas más inmediatos, como la reformas tributaria y laboral, cómo generar confianzas nuevamente, ver la gradualidad de estos proyectos y las restricciones presupuestarias que enfrentamos como país por la baja del cobre y la crisis en China".

"Y una agenda larga con el business plan para el futuro de Chile, discusión que no veo en ninguna parte. Cuáles son nuestras proyecciones para los próximos 10 años, qué tipo de inversiones requerimos, cómo ajustamos los costos. ¡Aquí no hay ningún debate de eso!".

-¿Le pediría a la Presidenta que encarne y personalice un cambio de rumbo?

"Tiene que hacerlo. Hay que aclarar la confusión, contradicción y ambigüedad que se vive acá. Lo que quiere la gente, y también los inversionistas, es tener algo definido y saber a qué atenerse".

"A la Presidenta la conocí relativamente bien en su primer gobierno, cuando fui comisionado general para la Expo Shanghai. El recuerdo que tengo de ella es que es una mujer práctica, inteligente, razonable. Tengo la esperanza de que lidere un cambio de rumbo, como lo está haciendo el Presidente Hollande en Francia, el Primer Ministro de Italia, como lo hizo Schroeder en Alemania, o como lo está haciendo la señora Rousseff en Brasil, que después de haber denigrado la economía de mercado, debió acudir a un ministro de Hacienda Chicago boy y banquero, porque se dio cuenta de que estaba con el agua hasta el cuello y porque las políticas de su primer gobierno, y de Lula, fueron un desastre".

"Todo el mundo echa de menos" a Lagos

-¿Qué la parece la irrupción del ex Presidente Lagos?

"Me parece muy positiva. Tengo una tremenda admiración por el Presidente Lagos, por su inteligencia, su visión".

-¿Lo ve como candidato?

"No puede restarse en estos momentos a lo que está ocurriendo en Chile para introducir elementos de sensatez, prudencia y visión de futuro. Tiene la obligación de hacerlo. Sería un excelente candidato. Igualmente Andrés Velasco, que también, a mi juicio, es una persona de esas características".

-¿Usted podría ser su generalísimo?

"No, hombre. No soy político".

-¿Lagos es el líder que Chile requiere hoy?

"Sí. A la gente le da seguridad, es un señor conocido. Le guste o no a la gente, es una persona que da seguridades, se sabe lo que piensa, cómo actúa, tiene don de mando y visión de futuro. Las condiciones del mundo han cambiado tan violentamente, que seguir confiando solo en el precio de los commodities para dar bonos, y de esta manera congraciarse con los ciudadanos, eso se acabó. También rescato a Velasco. Son personas que miran más allá de tres años, porque eso es lo que hay que hacer. Si no, ¿cómo vamos a competir con Singapur?".

-Así como en Salamanca 2005, ¿los empresarios siguen amando a Lagos?

"Personalmente, lo único que escucho, y probablemente me lo dicen a mí, sabiendo mi admiración por Lagos, es que todo el mundo lo echa de menos".

"Los empresarios lo que quieren es tener definiciones: sí o no, saber a qué atenerse, y en función de eso tomar sus decisiones. Lo peor, para cualquiera, es la ambigüedad. La gente por último prefiere, aunque no lo favorezca, aunque no estén de acuerdo, que se decida qué hacer. Si aquí hay señores que quieren retroexcavadoras y minar el sistema de mercado, el mensaje es muy claro: váyanse a otros pastos. ¡Pero por lo menos que se lo digan!".

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