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El movimiento grafitero se transformó en un rentable negocio

lunes, 31 de agosto de 2015


El Mercurio

Obras de artistas como Banksy son subastadas por montos de entre US$113 mil y US$699 mil.

Atrás quedó la idea de que las intervenciones de arte en la calle son un espacio malgastado por los artistas que las crean. Desde la aparición de Banksy, el artista o movimiento grafitero británico -no se sabe con certeza qué o quién es-, son miles de personas las que están dispuestas a pagar un elevado precio por llevarse consigo un pedazo de alguna de estas creaciones callejeras.

En el contexto actual, el arte callejero ya entró a la ecuación del mercado y los murales concebidos como un bien público comenzaron a ser extraídos para su subasta por los propietarios de los inmuebles. Alguna de las obras más conocidas de Banksy son, por ejemplo, "Kids on guns", "Fisher boy", "No ball games" y "Silent majority", y varias de ellas ya han sido rematadas por valores que varían entre los US$ 113 mil y US$ 699 mil.

Una de las últimas "locuras" de Banksy es "Dismaland", una especie de parque temático que busca burlarse de Disneyland y que solo abrirá por seis semanas.

Este parque nace como una crítica artística al consumismo, a los bancos, al maltrato animal y a las políticas migratorias. Además, cuenta con la colaboración de artistas como Damien Hirst, Jenny Holzer y Jimmy Cauty, quienes exponen también controvertidas obras. En su primera jornada, el parque ya colapsó los sistemas de venta.

Esta relación entre mercado y arte callejero se ha ido expandiendo a diversos países, incluyendo Chile, en donde destacan artistas como Inti Castro o Diego Roa. Este último, por ejemplo, grabó un comercial para la marca Tapsin, en donde muestra cómo realiza un grafiti en el Barrio Bellas Artes, por el cual recibió $12 millones.

Pese a las elevadas cantidades de dinero que ha comenzado a generar este movimiento artístico, los principales benefactores no han sido sus autores, sino los dueños del muro en donde se encuentran impresos los grafitis. En el caso del artista chileno, el dinero que adquirió por el comercial lo destinó a los recursos que necesitaba para pintar un nuevo mural.

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