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El arma es coproducida por la israelí IWI y la chilena Famae:

Cómo se fabrica el Galil, el nuevo fusil del Ejército

sábado, 22 de agosto de 2015

IVÁN MARTINIC
Nacional
El Mercurio

El proyecto "Esparta" ensambla 91 piezas provenientes de Israel con cuatro elaboradas en Chile. El arma podría descargar hasta 880 tiros por minuto.



En plena etapa de producción se encuentra el Galil Ace 22N-C, el nuevo fusil estándar del Ejército que añadirá un modelo israelí a una línea de armamento hasta ahora dominada por los SIG suizos y sus variantes producidas bajo licencia chilena por Fábricas y Maestranzas del Ejército (Famae).

El proyecto "Esparta", como se le conoce internamente, es una asociación entre la compañía privada Israel Weapon Industries (IWI) y Fábricas y Famae que busca proveer a las fuerzas de infantería de un arma de asalto corta de 95 piezas, cuatro de ellas fabricadas en la planta que Famae posee en la comuna de Talagante.

Diseñado para un calibre 5,56 milímetros, el Galil que ya se distribuye en unidades militares del país usa un cargador estándar de 30 tiros que el soldado puede agotar, en ráfaga, en un par de segundos. Por diseño, el fusil tiene una cadencia de 680 a 880 tiros por minuto.

De 3,35 kilos de peso, cuenta con un cañón de 35,6 centímetros de largo -al que se pueden adosar accesorios como miras, visores nocturnos, empuñaduras o lanzagranadas- que le otorga un alcance efectivo de 200 metros. Hacer blanco en el objetivo predeterminado, sin embargo, siempre dependerá en mayor medida del entrenamiento y habilidad del tirador.

El Galil está dotado de una culata retráctil que se adapta a las necesidades del usuario. Por ello su extensión puede variar entre los 79 y los 84 centímetros.

El convenio entre IWI y Famae es un "tremendo logro", asegura el director de Famae, general Mauricio Heine. "Nos ha permitido mejorar nuestros procesos productivos e introducir tecnologías más modernas y más eficaces. Es un salto cuantitativo de calidad", agrega.

Para fabricar un Galil se ensamblan las piezas provenientes de Israel con aquellas fabricadas en Chile. Para ello Famae cuenta con equipos de última generación que, por ejemplo, permiten convertir una barra de acero de 4,5 kilos de peso en un cajón de mecanismos -el corazón del arma- de 540 gramos en el que hay que marcar 384 variables (cotas) diferentes.

Tal nivel de complejidad es posible gracias a la ayuda de máquinas de control numérico computarizado que literalmente moldean cada milímetro de la pieza.

Luego, esta pasa a una suerte de cuarto oscuro para un proceso de control de calidad llamado magnaflux. Allí, un operador le aplica partículas magnéticas que ayudan a detectar posibles imperfecciones que no pueden ser apreciadas a simple vista.

Una vez terminado, cada fusil es sometido a pruebas de velocidad, precisión y dispersión en un polígono virtual. Una de ellas consiste en disparar diez veces a un blanco de 12 por 12 centímetros situado a 100 metros de distancia. Los Galil que logran nueve impactos superan el test, explica el coronel José Miguel Álvarez, jefe de Operaciones de Famae.

Con tres décadas de historia en el mercado global, en Chile el Galil también es usado por la Fuerza Aérea. En la región lo poseen las Fuerzas Armadas de Colombia. Debe su nombre a Yisrael Galili (1911-1986), un militar, político y ministro israelí.

El costo del contrato y la cantidad de fusiles contemplados para Chile no fueron revelados, pues Famae invocó cláusulas de confidencialidad.

La empresa -fundada en 1811 por fray Luis Beltrán, un sacerdote argentino que abrazó la causa independentista- seguirá produciendo fusiles bajo licencia SIG, como el 542-M lanzado este año. Algunas variantes de esa arma se exportan a mercados como Estados Unidos y Canadá, donde incluso se venden a civiles para caza deportiva.

204 años
Famae fue fundada en 1811 por fray Luis Beltrán, un religioso que abrazó la causa independentista
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