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Se busca detener un tráfico ilegal de US$ 19.000 millones al año:

La lucha por proteger a los animales salvajes en África saca las garras y colmillos

sábado, 01 de agosto de 2015

Economía y Negocios
Internacional
El Mercurio

Veteranos de guerra de Afganistán e Irak, además de nuevas tecnologías, se suman al combate contra los cazadores furtivos y traficantes.



La muerte de Cecil, el león más emblemático de la reserva de Hwange (Zimbabwe) a manos del estadounidense Walter Palmer, que pagó US$ 50.000 por cazarlo, reavivó la polémica por la falta de protección de los animales salvajes en África.

Zimbabwe cataloga este episodio como cacería furtiva. Pero existe una industria diferente que va más allá de los trofeos de caza. Porque la demanda internacional por colmillos de elefantes, cuernos de rinocerontes, pieles de tigres y otras especies -cazados para venderlos en su mayoría en mercados de Asia- anualmente mueve nada menos que US$ 19.000 millones.

En otras palabras, es la actividad criminal más importante del mundo después del tráfico de drogas, armas y personas.

Más de 100 mil elefantes han muerto desde 2010 a la fecha por el valor de sus colmillos. Y a este ritmo de cacería, podrían extinguirse en un siglo. Es que solo un kilo de marfil puede costar hasta US$ 3.000 en el mercado negro.

De hecho, esta misma semana un grupo de cazadores mató a cinco elefantes en el Parque Nacional Tsavo (Kenia) para cortarles sus colmillos.

El caso de los rinocerontes es aún peor. Si bien su población actual es de 25 mil ejemplares, los números siguen cayendo. ¿La razón? Un kilo de cuerno molido puede valer entre US$ 30.000 y US$ 50.000, dependiendo del país en que se venda.

Frente a esta amenaza, las organizaciones no gubernamentales y las autoridades a cargo de las reservas animales han comenzado a cambiar sus tácticas.

Una guerra diferente

En los últimos diez años, más de mil guardaparques han muerto en diferentes lugares de África, lo que ha disparado las alarmas a nivel mundial.

"Si bien no carecen de valor ni resolución, los guardias en los parques nacionales de África, por lo general, no tienen la capacitación y el equipo para enfrentar a cazadores furtivos cada vez más sofisticados y militarizados", dice a "El Mercurio" Johan Bergenas, analista de seguridad del Stimson Center, think tank que investiga esta actividad ilegal.

"Muchos de ellos utilizan métodos tradicionales para detectar a los cazadores, incluyendo cercas eléctricas y sistemas de comunicación abiertos", agrega Bergenas. "Pero con esas herramientas, los guardaparques están en clara desventaja".

Frente a eso comenzaron a surgir nuevas propuestas destinadas a perfeccionarlos. Una de las primeras fue el programa de televisión "Battleground: Rhino Wars", que ya en 2013 trasladó hasta Sudáfrica a Craig Sawyer, ex Team Six de los SEAL, para encabezar un grupo de veteranos de guerra estadounidenses en terreno. ¿Su objetivo? Enseñar técnicas de combate a los guardaparques, como una manera de equilibrar su lucha contra los cazadores.

Otra iniciativa más reciente es Veterans Empowered To Protect African Wildlife (VETPAW), fundada por el ex marine Ryan Tate, que también recluta veteranos estadounidenses de Afganistán e Irak y que hasta abril estuvo operando en parques de Tanzania.

"No nos equivoquemos: allá afuera es como una guerra, y la experiencia de ex militares resultaría invaluable en la derrota de los cazadores furtivos", afirma a este diario Richard Thomas, coordinador de comunicaciones de la ONG británica TRAFFIC. "Aunque es importante que cualquier apoyo externo esté bajo el mando y control de las autoridades nacionales durante las operaciones que se lleven a cabo".

Por su parte, la World Wildlife Fund (WWF) está probando cámaras conectadas a pequeños computadores que puedan ubicarse estratégicamente en parques del este de África. Alimentados con energía solar, se busca que sean capaces de identificar a un ser humano por su movimiento o temperatura y así alertar a los guardias a través de mensajes de texto o correo electrónico en tiempo real.

El uso de drones civiles también se está probando, aunque todavía enfrenta el desafío de encontrar un modelo que sea liviano, resistente y con baterías de larga duración que les permita vigilar grandes territorios.

Terrorismo y milicias

Pero este tema no es solo preocupación de ONGs o gobiernos africanos. En febrero de este año, el gobierno del Presidente Barack Obama lanzó un plan destinado a combatir con mayor fuerza este tráfico. Con la participación de los departamentos de Estado y Justicia estadounidenses, este programa contempla aumentar la presión sobre los países asiáticos donde se venden y compran partes de animales, el envío de asesores a África, Asia y Sudamérica, y la asignación de un presupuesto de US$ 75,4 millones.

En ese sentido, debido a los crecientes vínculos de la caza ilegal de animales con el crimen organizado y grupos terroristas, el Departamento de Estado hoy califica este tema como "una grave amenaza de seguridad".

Por ejemplo, el 40% de los ingresos de la milicia islamista somalí Al Shabab (vinculada a Al Qaeda) proviene del tráfico de marfil. Pero no es el único.

La milicia Janjaweed de Sudán, la guerrilla Boko Haram en Nigeria (aliada del Estado Islámico) y el Ejército de Resistencia del Señor, del ugandés Joseph Kony, también se benefician del tráfico de marfil.

Erradicar este tráfico millonario no es fácil, ya que los mercados asiáticos mantienen una demanda constante y están dispuestos a pagar altísimos precios. Sin embargo, el tiempo juega en contra para el mundo, ya que cada día las diferentes especies amenazadas están más cerca de la extinción.

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