El escándalo de corrupción que sacude a la clase política brasileña, ahora amenaza con cruzar las fronteras: las principales constructoras de ese país involucradas en el caso Petrobras, han realizado o buscan concretar mega proyectos de infraestructura en Latinoamérica. Fiscales peruanos planean viajar en los próximos días a Brasil en busca de pruebas de presuntos sobornos en la construcción de la carretera interoceánica, según confirmó a Reuters el fiscal general Pablo Sánchez. Así, Perú se suma a la lista de países latinoamericanos que investigan las obras realizadas en la región por empresas constructoras brasileñas, varios de cuyos directivos han sido acusados en el marco de la operación Lava-Jato, un multimillonario esquema de pago de coimas para adjudicarse proyectos con la petrolera estatal. Odebrecht SA, constructora que tiene proyectos en 12 países de América Latina, es el principal foco de las investigaciones. Colombia y Ecuador han asegurado que se encuentran estudiando los contratos realizados por la compañía. El lunes la policía federal brasileña acusó formalmente al detenido presidente de la empresa, Marcelo Odebrecht, solo horas después de haber condenado por corrupción, lavado de dinero y otros cargos a tres ejecutivos del grupo Camargo Correa, quienes se convirtieron en los primeros ejecutivos del rubro en ser sentenciados en el caso Petrobras. En Colombia, donde Odebrecht ganó un proyecto de 1.300 millones de dólares para recuperar la navegabilidad del río Magdalena, el Vicepresidente Germán Vargas dijo que la empresa sería castigada con una prohibición de hasta 20 años para competir por contratos públicos si es culpable de corrupción. Mientras en Ecuador, la Contraloría General anunció el mes pasado nuevas auditorías de los contratos de Odebrecht en los últimos años, que incluyen hidroeléctricas y refinerías. Panamá había asegurado también que investigaría los contratos en el país, pero la fiscal general, Kenia Porcell, dijo a Reuters que "en este momento" no se está llevando adelante una investigación. Actualmente, Odebrecht se ha ganado alrededor de 8 mil millones de dólares en obras en el país y se adjudicó un proyecto por 500 millones. Aunque esta empresa es la que tiene mayor presencia en la región, no es la única constructora brasileña con proyectos en América Latina. Camargo Correa, OAS y Queiroz Galvao, la más pequeña de ellas, también operan hace más de 30 años. José Aldemario Pinheiro, director de OAS, fue arrestado en diciembre del año pasado por las denuncias de sobornos de Petrobras. En los documentos que se le incautaron se encontraron apuntes sobre varias obras o proyectos de infraestructura en la región. En Uruguay se citan planes de construcción de un puerto de aguas profundas por un valor estimado de US$ 1.200 millones; en Ecuador, trabajos en el metro de Quito (US$ 1.800 millones), y en Paraguay, 11 proyectos por US$ 7.700 millones. El escrutinio internacional a estas empresas es un duro golpe para Brasil, pues son el rostro visible de su diplomacia regional, y a menudo superan a rivales chinos y europeos para conseguir la operación de megaproyectos en Latinoamérica. Implicación de Lula Las nuevas revelaciones en el caso Petrobras también están golpeando al ex Presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. La fiscalía brasileña investiga a Lula bajo sospecha de haber incurrido en el delito de tráfico de influencia internacional a favor de Odebrecht. La constructora financió viajes de Lula a Cuba, República Dominicana, Ghana, Angola y Portugal. Según las denuncias, la empresa brasileña conseguía así contratos de obras en esos países. Tanto el ex Mandatario como la constructora aseguran que los viajes fueron para dar conferencias. La Fiscalía General de Portugal dijo el lunes que ordenó a investigadores revisar un pedido de las autoridades brasileñas para ayudarlos a indagar sobre el caso, un día después de que el Primer Ministro portugués, Pedro Passos Coelho, negara que Lula hubiera abogado a favor de Odebrecht en un proceso de privatización durante una visita a Lisboa en el 2013. "Quiero que todos entiendan muy claramente que el ex Presidente Lula da Silva nunca me pidió ningún favor para ninguna compañía brasileña", dijo a la prensa. Además de con Odebrecht, Lula mantuvo durante sus dos gobiernos (2003-2010) estrechos vínculos con otras constructoras, como OAS, UTC y Camargo Correa. La confabulación de empresarios, directivos de Petrobras y políticos costó más de 2.000 millones de dólares en pérdidas a Petrobras, de acuerdo con el balance 2014.