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Reuniones en Palacio y en el Congreso se suman a los procesos internos de cada partido que no han estado ajenos a complejas diferencias:

La Moneda extrema gestiones para la nueva Mayoría llegue unida al lanzamiento del segundo tiempo

domingo, 19 de julio de 2015

Economía y Negocios
Reportajes
El Mercurio

Que se cuestione el liderazgo de la Presidenta Michelle Bachelet es uno de los riesgos que se corren si no se logra cohesión ad portas del cónclave oficialista, admiten en las colectividades y en el propio Ejecutivo.



P ara los presidentes de los partidos de la Nueva Mayoría, el jueves no fue necesariamente un día de descanso. Las llamadas entre ellos se sucedieron con una pregunta común. "¿Cuándo, finalmente, es el cónclave con el Gobierno?"

Ya ha transcurrido casi un mes desde que en el consejo de gabinete del 23 de junio, la Presidenta Michelle Bachelet habló con sus ministros sobre cómo priorizar las tareas del gobierno. En aquella reunión fue protagonista el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, quien tras exponer sobre la desaceleración económica del país llamó a avanzar "con una velocidad coherente con los recursos que tenemos".

Fue entonces cuando se encendieron las alarmas en los partidos oficialistas. ¿Cómo se iban a priorizar los proyectos de ley? ¿Qué aspectos del programa se postergarían? Ante la incertidumbre, desde La Moneda les informaron que tendrían claridad en un cónclave que reuniría a todo el oficialismo.

La fecha que inicialmente se manejó fue el 11 de julio, luego se postergó para mañana lunes 20. Pero los tiempos y el escenario político llevó al Ejecutivo a nueva dilación. Hoy las posibles fechas son el 25 o el 27 de este mes.

Intensa agenda del Gobierno para unir posiciones

En un escenario de incertidumbres no solo de fechas sino de cuál será la nueva hoja de ruta, el Gobierno desplegó una serie de reuniones y conversaciones para aunar posturas con miras al puntapié inicial del llamado "segundo tiempo" de Bachelet.

Tal es la falta de certezas que existe en el oficialismo que en la reunión de coordinación legislativa del lunes 6 de julio -que se realiza entre el ministro secretario general de la Presidencia, Nicolás Eyzaguirre, y los jefes de bancada de la Nueva Mayoría- los diputados hicieron ver su molestia por la poca claridad que veían desde el Ejecutivo. Según dicen asistentes al encuentro no habrían existido "opiniones disonantes" puesto que era una inquietud de todos.

Allí le plantearon al secretario de Estado que era urgente la realización del cónclave. El ministro les explicó que primero debían hacer una reunión del comité político con la Presidenta y luego con los presidentes de partido. Y que, tras ello, se realizaría el deseado encuentro.

Ese mismo lunes hacía lo propio el ministro Valdés. En Teatinos 120 recibió a la directiva del Partido Radical. En la ocasión el jefe de las finanzas públicas les reiteró la necesidad de la gradualidad de las reformas ante el adverso escenario. El PR le entregó su apoyo, pero plantearon la necesidad de simplificación de la reforma tributaria y que existiera una especial preocupación para las medianas y pequeñas empresas.

A fines de esa semana, la Presidenta Bachelet reiteró la línea de la gradualidad en el consejo de gabinete que se realizó en el estadio San Jorge. En la ocasión sinceró que no se contaría "con todos los recursos previstos originalmente para llevar adelante nuestro programa". Al día siguiente, el sábado, se realizó un comité de coordinación política en La Moneda, donde se reiteraron las ideas de "jerarquización" y "prioridades".

En paralelo, los partidos -de manera interna- analizaban qué debería postergarse y qué reformas eran consideradas irrenunciables.

El lunes de esta semana las gestiones del Gobierno se intensificaron. Así, Valdés y Eyzaguirre asistieron a la comisión política del PPD.

La tónica de esta reunión es la que se repitió en la semana: El Ejecutivo argumenta con las magras cifras económicas cómo será el anunciado "realismo sin renuncia" sin entregar detalle de montos ni plazos. Y los dirigentes políticos expresan sus inquietudes sobre temas que les interesan. Lo que ha cruzado a todo el sector es: educación, salud, y la reforma laboral.

Mientras avanzaban los días, el despliegue del Ejecutivo fue mayor en el Congreso. El martes los ministros Eyzaguirre, el canciller Heraldo Muñoz y el vocero Marcelo Díaz almorzaron con los senadores del conglomerado.

Nuevamente los parlamentarios solicitaron más precisión en el tema de la gradualidad. Y sostuvieron que debía ser con prontitud.

Ese mismo día, los diputados PS almorzaron con el ministro Díaz y en la noche sostuvieron una cena con los senadores del partido.

La razón de esta "cruzada" es clara: el oficialismo no puede llegar desunido al cónclave. Lo que se espera en el Ejecutivo es una "foto ordenada" tras la Presidenta. Ella, sostienen, no va a rectificar el giro ya anunciado y La Moneda no puede correr el riesgo de que se cuestione su liderazgo de la coalición. Así se entiende que se estén extremando los esfuerzos del Ejecutivo para lo que será prácticamente el lanzamiento de un "nuevo programa".

Encuestas: que la Presidenta no siga por debajo del 30%

En paralelo, la DC sostuvo reuniones con la ministra del Trabajo, Ximena Rincón (DC) para abordar el proyecto de reforma laboral que se aprobó en la Cámara y sondear qué cambios debiese sufrir en el Senado.

Y con el ministro de Interior, Jorge Burgos, la comunicación con el presidente del partido, Jorge Pizarro, es prácticamente diaria. Lo mismo que ocurre con Eyzaguirre y el presidente del PPD, Jaime Quintana.

También el PC tuvo encuentros sectoriales: La ministra de Educación ha realizado dos reuniones con los diputados Camila Vallejo y Guillermo Teillier. Montos, plazos, argumentos y disposición para cumplir ejes del programa dicen desde el PC que han sido las inquietudes que le han planteado al Ejecutivo.

Y desde la DC apuntan que lo que quieren saber en concreto es: cuánta plata hay y cómo se va a repartir. Algo similar dicen desde el PS: La pregunta clave es dónde se va a disminuir el gasto y dónde se va a aumentar.

Este escenario de urgencias ha hecho que desde La Moneda se matice el discurso inicial. Ahora, para calmar los ánimos, el mensaje es que todo lo que está en el programa se cumplirá y que solo cambiarán los plazos de ejecución. Pero esa recalendarización de promesas es la que aun esperan los partidos.

Entretanto, un factor clave son las encuestas. El que Bachelet haya bajado del 30% de apoyo es una alerta para Palacio. Con esos niveles de apoyo, los parlamentarios "ya no necesitarán la foto con la Mandataria" -dicen en el Ejecutivo- y eso trae consigo que no sea necesario cuadrarse con su discurso en el momento de votar proyectos de ley, si ya su imagen "no es útil" para captar al electorado. De ahí que una de las tareas principales en La Moneda es recuperar el apoyo popular de la Mandataria y, así, el reordenamiento debiese ser más fácil en el oficialismo.

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