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¿Pudo haberse hecho más para evitar el episodio?

Rol de embajada en el Vaticano despierta interrogantes tras los dichos papales en Bolivia

domingo, 19 de julio de 2015

Economía y Negocios
Reportajes
El Mercurio

Declaraciones de Papa Francisco ponen en el centro de la discusión labor diplomática en la Santa Sede, donde los embajadores deben saber aprovechar las oportunidades para plantear intereses de sus países.



¿C uál debe ser la labor de un embajador de Chile en el Vaticano? Es la pregunta que surge tras los cuestionamientos que círculos diplomáticos -desde dentro y fuera de la Cancillería- han manifestado a la labor de la embajadora Mónica Jiménez (DC), luego de las polémicas declaraciones del Papa Francisco en su visita a Bolivia, donde, contra lo esperado por Chile, esbozó opiniones sobre el tema marítimo.

En concreto, hoy la interrogante apunta a determinar si pudo hacerse algo para evitar el episodio.

Conocedores de cómo funciona la diplomacia de la Santa Sede explican que ser embajador ahí es "atípico", debido a los temas que le interesan al Vaticano como Estado.

Un ejemplo es que si en un país "normal" un diplomático debe reunirse al menos tres o cuatros veces al mes con sus contrapartes del Estado que lo recibe -principalmente debido a asuntos económicos o comerciales-, en el caso del Vaticano pueden pasar largos períodos sin que exista la necesidad de una reunión formal.

Por esto, según cuentan los entendidos, el tratar temas de interés para Chile en el Vaticano depende, muchas veces, de la iniciativa del gobierno de turno y del propio embajador.

Usualmente, las materias en que hay más contacto son multilaterales, como temas de cooperación internacional, derechos humanos y promoción de la paz mundial. Muchas veces se habla también de los asuntos que tratan las asambleas generales de la ONU y de la OEA.

El Vaticano, por su parte, tradicionalmente se acerca a la embajada de Chile para hablar sobre temas valóricos -como el aborto y el matrimonio homosexual- o de algunas grandes reformas de su interés, como la educacional.

Estos contactos se realizan, la mayoría de las veces, a través del Secretario de Estado -actualmente el cardenal italiano Pietro Parolin- o, más a menudo, con el secretario para las relaciones de los Estados, el británico Paul Richard Gallagher, quien en la práctica es el canciller. Él trabaja, a su vez, con colaboradores que tienen dedicación exclusiva a América Latina y a Chile.

Sin embargo, la importancia a nivel mundial que tiene la diplomacia de la Santa Sede -"la más antigua del mundo", según los expertos- hace que sea relevante plantear también los temas estrictamente bilaterales que enfrenta el país con otras naciones. La razón es la influencia y, sobre todo, las conexiones que el Vaticano tiene en todo el mundo. Además, maneja información al detalle de todos los conflictos.

De hecho, según fuentes cercanas a Cancillería, uno de los temas más importantes que desde hace años se plantea ante la Santa Sede es el de la demanda marítima boliviana y la insistencia del gobierno de ese país de llevarla ante foros internacionales.

Así se hizo, por ejemplo, al comienzo del gobierno de Sebastián Piñera, y varias veces más durante los años posteriores. Esto, según cuentan las fuentes, se llevó a cabo discretamente y en reuniones informales, siempre motivadas por Chile.

La clave: fechas que no se previeron

Expertos consultados coinciden en que la embajadora Jiménez no podía hacer mucho para evitar que el Pontífice se refiriera al tema del mar en su visita a Bolivia. Esto porque, tal como pasa en los países más importantes del mundo -como Estados Unidos-, en el Vaticano es muy difícil o casi imposible que un embajador tenga contacto frecuente con el Jefe de Estado. Según conocedores del tema, una de las pocas excepciones es el caso del representante de Argentina en la Santa Sede, Eduardo Valdés.

Así, era muy difícil adelantarse a lo que pudiera o no decir el Papa; más aún si, según dicen los expertos, este habría ignorado los consejos de su diplomacia.

Sin embargo, algo que sí se le critica a la ex ministra de Educación es una supuesta falta de previsión y de acción con respecto a las fechas del viaje. Según fuentes diplomáticas, a fines de 2013 ya se sabía que Francisco había decidido dejar su viaje a Chile y Argentina para 2016. Por esto, dicen, resultaba crucial hacer gestiones para evitar que el Papa visitara Bolivia antes.

En vez de esto, el cronograma de la gira papal terminó sorprendiendo al Gobierno, según los entendidos.

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