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Rodrigo Cerda: ¿Cómo escapar de la trampa de los ingresos medios?

miércoles, 24 de junio de 2015


ClapesUC e Instituto de Economía, UC.


Algunos países avanzan sólo la mitad del camino entre la pobreza y la
prosperidad. Muchas veces son casos de países que prometían crecer rápido y
alcanzar un alto grado de desarrollo, pero por una u otra razón se quedan en
la promesa. Estos países caen en la trampa de los ingresos medios.

Hay casos de otros países que escapan de esta trampa y dan el salto. Un
ejemplo es Corea, cuyo producto per cápita en 1980 era sólo el 17.4% del
producto per cápita de Estados Unidos (medido a paridad de poder de compra,
ppc) pero que debido a sus altas tasas de crecimiento económico alcanzó
cerca del 65% del PIB per cápita de Estados Unidos en 2010. Un ejemplo
similar es Taiwán, que a comienzos de los 80s tenía un PIB per cápita
equivalente a sólo el 32% del de EE.UU pero que dio el salto y en 2014 llegó
al 84% del PIB per cápita de EE.UU.

Pero hay muchos países que caen en esta trampa de ingresos medios y que
incluso retroceden. Ejemplos son Senegal y Sierra Leona que a comienzos de
los 80s tenían cerca 8% del PIB per cápita de EE.UU. ; cifra que en 2014 ha
disminuido prácticamente a la mitad.

¿Cómo andamos por casa? El PIB per cápita de Chile en 1980 era el 27.3% del
PIB per cápita de Estados Unidos (ppc). Es decir, en promedio cada chileno
tenía sólo un cuarto del PIB per cápita de un habitante de Estados Unidos.
Mala cosa. Pero peor aún, esta cifra cayó y llegó cerca del 21% en 1985.
Esto significó que Chile no sólo tuvo magras cifras de crecimiento, sino que
avanzaba más lento que EE.UU. y nos rezagábamos cada vez más respecto a los
niveles de desarrollo de ese país. Desde 1986 en adelante, cuando Chile
empieza a crecer rápido –lo que en algún momento llamamos el milagro
chileno-, nos permitió acercarnos a Estados Unidos y en 2014, nuestro PIB
per cápita llegó al 42% del PIB per cápita de USA. ¡Pero de todas formas
qué lejos aún estamos del nivel de desarrollo de EE.UU.! Muy distinta es
nuestra historia cuando nos comparamos con Corea o Taiwán que dieron el
salto en el mismo periodo de tiempo.

Hay muchas cosas de aprender Corea o Taiwán. Lo primero es que no basta con
periodos cortos de alto crecimiento como Chile entre 1986 y 1997; sino que
hay que sostener las altas tasas de crecimiento durante varias décadas como
lo hicieron estos países. Corea y Taiwán crecieron en promedio en los
últimos 40 años en 7.1% y 5.3%.

¿Pero cómo hacerlo? Un trabajo reciente de Cherif y Hasanov (2015) nos
ilustra al respecto. Ellos comparan la experiencia de Malasia con la Taiwán
y Corea. El caso de Malasia es interesante para nosotros porque tal como
Chile es una economía que ha tenido tasas de crecimiento positivas pero más
bajas que Corea y Taiwán (promedio últimos 40 años 2.8%,) que no le han
permitido dar el salto en la magnitud de sus vecinos asiáticos. Malasia
tenía un PIB per cápita de casi 25% del de USA en los 80s y en la actualidad
ha aumentado, pero llegando sólo al 45% como porcentaje del PIB de USA, muy
similar al caso de Chile. Además, el producto per cápita de Malasia ha sido
bastante similar al de Chile en los últimos 40 años.
Raya para la suma: en 2015, el PIB per cápita en dólares proyectado para
Chile y Malasia por el Fondo Monetario Internacional es de 23.556 y 25.631;
muy por debajo de los 36.601 de Corea, de los 47.898 de Taiwán y de los
56.421 de EE.UU (todas cifras a ppc).

¿Por qué se rezagó Malasia de Taiwán y Corea? La respuesta está en la
productividad, que mientras en Taiwán y Corea crecía a un promedio de 1.8%
por año, en Malasia sólo lo hizo a un 0.8% por año. De acuerdo a Cherif y
Hasanov (2015)1 esta diferencial de productividad se explica por
mayor innovación y creación de nuevas tecnologías locales en Taiwán y Corea.
Esta es una explicación razonable en la medida que países que no realizan
innovación no utilizan ni obtienen la mayor rentabilidad de sus talentos y
tampoco tienen acceso a infraestructura de punta. Las cifras parecen dar
sustento a la hipótesis. El gasto como porcentaje del PIB en investigación y
desarrollo en Corea en 2011 bordeaba el 4.4% mientras que en Malasia sólo
superaba marginalmente el 1% y en Chile estamos aún más bajo con sólo cerca
del 0.4% (dato 2013). El hecho que la creación de tecnología sea baja en
Malasia y Chile comparada con Taiwán o Corea se hace evidente al observar el
número de patentes (para invenciones) otorgadas en Estados Unidos para
nuevos productos. En 2001, Taiwán obtuvo 6.545 patentes y Corea 3.763. En
2014, estos datos habían crecido a 12.254 y 18.161 respectivamente (ver
http://www.uspto.gov/web/offices/ac/ido/oeip/taf/cst_all.htm). Distancias
siderales si se compara con Malasia y Chile, que en 2001 tuvieron 56 y 16
patentes respectivamente; cifras que al 2014 sólo crecieron a 271 en el caso
de Malasia y 64 en el caso de Chile.

En el contexto de bajo crecimiento por el que estamos atravesando, toman aún
más relevancia estos temas. Ciencia, tecnología e innovación son
posiblemente gran ayuda para llegar al trampolín que nos permitirá dar el
salto lejos de la trampa de los ingresos medios. Como tal, políticas para
incentivarlos deberían ser hoy un foco de luz que irradie a nuestro país.
Sin embargo; ciencia, tecnología e innovación siguen siendo por el momento
materias pendientes.

1Cherif, R. y Hasanov, F. (2015), “The Leap of the Tiger: How
Malaysia can Escape the Middle-Income Trap”, document de trabajo del Fondo
Monetario Internacional, Junio de 2015.

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