Los agricultores de Villarrica se enteraron por casualidad de que Pablo Longueira (UDI) había vendido su fundo a la Conadi cuando, a comienzos de abril pasado, un grupo de mapuches irrumpió en el predio, a unos 20 kilómetros de esa localidad de la Región de La Araucanía. Con los comuneros iba Marcial Colín (PS), consejero indígena de la Conadi, quien hasta hoy tiene reparos sobre la forma en que el organismo adquirió el campo. Lo mismo que uno de sus pares en la entidad, Andrés Matta Cuminao (ex RN). Ambos apuntan a supuestas desprolijidades de esa entidad en la compra del fundo. Falencias que -a juicio de ellos- se reflejaron en el hecho de que la operación terminó "enfrentando" a mapuches de Villarrica con la comunidad "afuerina" que recibió el predio: la José Catrín, de Freire. "Cuando se transgreden los derechos, se generan conflictos", resume Colín, aludiendo a que los indígenas de Villarrica también esperaban tierras. "Había comunidades de esa comuna pidiendo tierras, y traen a gente de Freire. La Conadi tiene que cambiar sus políticas, estos procedimientos tienen que ser claros y transparentes", coincide Matta. La sospecha del "uso electoral" de estas compras Colín va, incluso, más allá y pone sobre la mesa una sospecha que ronda desde hace años: la presunta aplicación de criterios políticos en la asignación de campos. "Esto se usa con fines electorales", dispara el consejero, aludiendo a legisladores oficialistas de la zona. Como sea, la operación se concretó: el 13 de marzo pasado, la Conadi pagó $810 millones por las 150 hectáreas del predio de Longueira. La venta se realizó de acuerdo con la Ley Indígena. El organismo autorizó la adquisición, basándose en el artículo 20 b de esa norma, que permite comprar campos para comunidades que mantienen reclamos territoriales. El fundo pertenecía formalmente a la sociedad "Las Azaleas", en la que tienen participación Longueira, su esposa y los hijos del matrimonio. "Toda la operación la realizó mi hijo (Juan Pablo). En este momento, él está en EE.UU por estudios", explica el histórico dirigente de la UDI a "El Mercurio". Aclara, en todo caso, que la compra fue pedida por la Conadi. Y que la misma institución adquirió, en 2010, un predio de 300 hectáreas, colindante con el de su familia. Según el organismo, el proceso que culminó con la adquisición del campo de Longueira se inició hace poco más de un año, el 21 de mayo de 2014, cuando la comunidad José Catrín -integrada por 34 familias- manifestó formalmente su deseo de comprarlo. Los reclamos genéricos del grupo por tierras, en todo caso, databan del año 2006. El fundo -formado por dos paños colindantes de 95 y 55 hectáreas cada uno- fue adquirido por el ex abanderado presidencial en dos operaciones sucesivas, hace unos siete años. Agricultores de la zona detallan que en una parte del fundo plantó avellanos, pero que el cultivo no se dio adecuadamente. Sus ex vecinos recuerdan que era común verlo en Villarrica, junto a familiares, en la época veraniega. Conadi: se pagó "el justo precio" La transacción se afinó, según la Conadi, luego de un "acercamiento" entre el organismo y el representante de la sociedad "Las Azaleas", vale decir, uno de los hijos del político, Juan Pablo. Este último aceptó los $810 millones ofrecidos por la entidad y la escritura se firmó en una notaría de Temuco. La operación generó críticas de propietarios del sector. Entre otras razones, debido al monto pagado. En la zona se habla de los "sobreprecios" que -por la forma en que se dan estos procesos- caracterizarían las compras de la Conadi. En este caso -sostienen-, la diferencia sería de unos $100 millones. El cálculo lo fundamentan en el avalúo de las propiedades del sector, así como en ciertos rasgos del predio; entre ellos, la existencia de áreas con aptitud limitada para el cultivo y el estado actual de la plantación de avellanos. Desde la Conadi descartan de plano esa versión. Según la entidad, se pagó "el justo precio", a la luz de los antecedentes técnicos disponibles: informe agronómico, tasación, y estudio de títulos, entre otros. "El predio sí cuenta con las condiciones de habitabilidad y desarrollo productivo que justifican el pago", se detalla. Temor por depreciación de tierras colindantes La incomodidad de los propietarios de la zona se relaciona, a su vez, con el destino que podría tener el hoy ex fundo de Longueira. Les preocupa que el predio quede "botado", como otras tierras entregadas por la Conadi a los indígenas. Según ellos, muchas veces los mapuches se limitan a talar los bosques disponibles para "hacer caja" rápidamente, pero luego no cultivan los campos ni los mantienen. Lo que -por efecto de rebote- incide negativamente en la plusvalía de las tierras vecinas. El fenómeno se relacionaría, en algunos casos, con el hecho de que no se entregarían los recursos necesarios para que los indígenas hagan producir los campos. "El Estado debería acompañar... Hay comunidades que llegan a lugares donde no hay casas ni bodegas. ¿Dónde viven, de dónde sacan agua?", se pregunta el consejero Matta Cuminao. Él y su colega Colín advierten que el Estado suele cometer otro error: adquirir tierras lejos de los sitios de origen de las comunidades. Según la Conadi, se privilegia la adquisición de campos en las zonas correspondientes a los títulos históricos que exhiben los indígenas. Pero cuando ello no es posible, se deben buscar otras opciones, como sucedió con los mapuches beneficiados con el ex fundo de Longueira. Los integrantes de la comunidad Juan Catrín, en todo caso, aún no se mudan desde Freire a Villarrica. De hecho, en el lugar sigue viviendo una persona que trabajaba para el ex candidato presidencial.