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Para el Ingreso a las universidades

Los (in)sospechados efectos del ránking de notas

martes, 16 de junio de 2015

Por Claudia Guzmán V. Ilustración Francisco Javier Olea.
Reportaje
El Mercurio

La implementación del ránking de notas provocó una fuga de estudiantes de liceos emblemáticos a otros de menor rendimiento, que no fue prevista antes de implantarse y que preocupa a los educadores. Pero la medida también ha tenido efectos positivos: se ha comprobado que favoreció a los estudiantes más vulnerables y a las mujeres



La graduación de la promoción 2014 del Liceo Carmela Carvajal será difícil de olvidar. Según recuerdan los presentes, fue una de las más cortas de la historia del emblemático liceo que lleva el nombre de la mujer de Prat.

-Si antes teníamos cursos de 45 alumnas, el año pasado nos tocó graduar cursos de hasta 18 o 20 alumnas. Eso fue algo que nunca antes pasó -dice Mariano Rosenzvaig, director de educación de la Municipalidad de Providencia-. En total, en la comuna tuvimos una migración de unos 400 alumnos de liceos emblemáticos, que se iban a colegios de otras comunas o incluso de la misma comuna por una estrategia competitiva de mejorar su posición, quitándole privilegios a los demás, para poder entrar a la universidad.

Este efecto de "fuga" escolar ha sido el mayor y el más polémico de los efectos que tuvo la puesta en marcha del nuevo instrumento de cálculo de puntajes para el ingreso a la educación superior, el ránking de enseñanza media. La herramienta -que comenzó a aplicarse a las notas de 2012 para el proceso de admisión de 2013- agrega una nueva variable a la ponderación que antes se realizaba solo con los puntajes obtenidos por PSU y por concentración de Notas de Enseñanza Media (NEM). Esa medida se obtenía asignando un puntaje a las notas de cuarto medio del alumno, en relación a las tres generaciones anteriores de cuartos medios de su establecimiento. Es decir, si un alumno era el primero de su curso con un promedio 6,5, y los promedios de las generaciones anteriores eran inferiores a esa nota, ese alumno recibía el máximo puntaje (850 puntos), y los que le seguían se repartían según su distancia de los promedios de las generaciones anteriores. Al fijar la medida de comparación con las generaciones egresadas se evitaba la competencia entre compañeros, y, al asignar el máximo puntaje al mejor de cada curso, se equiparaban las posibilidades de los alumnos de un colegio exclusivo con las de uno vulnerable. Era una medida que buscaba inclusión.

-Y el propósito se logró -dice Juan Manuel Zolezzi, vocero del Consejo de Rectores (CRUCH) y rector de la Usach (ver gráficos)-. Sin embargo, el año pasado se nos produjo una situación compleja: hubo unos mil alumnos que se trasladaron de colegios emblemáticos a otros colegios menos exigentes, básicamente en la Región Metropolitana, para mejorar su posición dentro del ránking.

Creo que no fue previsto en su momento y, si se previó, creo que se pensó que la probabilidad de que ocurriera era tan baja, que efectivamente no valía la pena corregirlo.

Aunque los mil alumnos que se cambiaron de colegio en el cuarto medio de 2014 generaron un efecto marginal en el universo de 270 mil que postulan a las universidades, comenzó a correrse la voz y esa conducta fue imitada a todo nivel.

Es el caso de Katherine Martínez, de 17 años, estudiante de tercero medio que hace solo un mes tomó una decisión clave: cambiarse de colegio para subir sus notas y mejorar, además de su promedio, su ránking de notas de egreso para así tener una mejor opción de matricularse en Psicología, en una universidad tradicional. La joven pasó del emblemático Internado Nacional Femenino de Ñuñoa al

Complejo Educacional Esperanza de Macul, de un colegio particular subvencionado a uno municipal

-En el otro colegio nos decían "Juanita tiene x enfermedad, ¿qué consecuencias puede traerle?" y acá me dicen "¿De qué se trata la enfermedad X? Es mucho más fácil, más memoria y menos aplicación -dice Katherine, quien en lo que iba del año antes de su cambio venía con promedio 4,1 y en su nuevo colegio lo subió a 6,2.

Evitar este tipo de migraciones, con fines más estratégicos que educativos, movilizó al Consejo de Rectores de las universidades para anunciar la semana pasada que el ránking se mantendría, pero con un ajuste en su cálculo: solo los jóvenes que se hayan mantenido toda la enseñanza media en el mismo establecimiento calcularán su ránking con la fórmula original, y si alguno se cambió de colegio a lo largo de la enseñanza media, se promediarán los ránkings que obtuvo en cada año, respecto de las generaciones homólogas de cada nivel que se cursó. Es decir, en el caso de Katherine, ella egresará con un ránking que promedie lo logrado en primero y segundo medio correspondiente a su ubicación dentro de los resultados del Internado Femenino, junto con lo que logre en el tercer y cuarto año medio, del nuevo establecimiento donde está. Así, una alumna de mediano rendimiento en un liceo emblemático, no será premiada con el más alto puntaje por cambiarse a última hora a un colegio menos exigente. Lo que el CRUCH busca co
n esta modificación es mantener la equidad, haciendo que se respete cada "contexto escolar".

-Yo había pensado subir mis notas y volver después al Internado para egresar con mis compañeras, pero ahora lo he conversado con mis papás y vemos que quizás lo mejor es quedarme acá -dice la joven, quien está confiada en que terminará su enseñanza media dentro del 10% mejor de su generación. Sabe que el costo que paga al dejar el Internado Nacional fue renunciar a uno de los 12 liceos emblemáticos donde el promedio de puntajes de PSU son superiores a 600 puntos. Pero para eso, el mercado educacional tiene solución.

-El próximo año voy a tomar un preuniversitario para preparar la prueba -dice con seguridad. 

Decisiones de mercado

 Lo cálculos que se realizan al interior de la familia de Katherine no son una excepción. Ella, como miles de adolescentes de hoy, es hija de una generación de chilenos que marcó todo un hito: fueron los primeros de sus familias en llegar a la universidad.

-Uno querría tener estudios longitudinales para poder hacer una comparación en el tiempo -dice Jorge Manzi, psicólogo experto en educación y director de Mide UC-. Pero coincido en que tenemos una gran fe puesta en la educación universitaria. Ahora, tiene algo de realismo, porque la recompensa económica que recibe en Chile la gente que cursa educación universitaria versus la que solo terminó su enseñanza media muestra una brecha que es bastante más grande que en el resto de los países. Pero claro, también están estas grandes expectativas simbólicas que da una sociedad que está ampliando las posibilidades. Antes, los que iban a la universidad eran un grupo más selecto y ahora es más amplio. Y eso puede incidir en que se amplíen también las respuestas del mercado y que entidades, como los preuniversitarios, ahora diseñen productos desde primero medio, que es la gran novedad.

Cepech y Pedro de Valdivia son dos de las instituciones que ofrecen estos nuevos programas. Según señalan en el Preuniversitario Pedro de Valdivia -que comenzará con su pack dirigido a primero y segundo medio el próximo 3 de agosto- la inspiración surgió tras la implementación del ránking de notas.

 -La creación del ránking de notas y su importancia para ingresar a la universidad hizo que ampliáramos la misión de nuestra empresa desde la preparación de la PSU a cursos que, junto con preparar estas pruebas, también ayudaran a subir las notas del colegio y a desarrollar competencias blandas asociadas con el logro académico -explica Alonso Morgado, director general del Preuniversitario Pedro de Valdivia.

Jorge Manzi tiene claro que mientras la calidad global del sistema escolar no mejore, el mercado seguirá satisfaciendo esa necesidad.

 -Hay una gran presión, una gran competencia. Es un tema muy difícil de manejar porque confluye la presión de los padres. Lo ideal sería que los jóvenes solo se interesaran por aprender en su establecimiento, pero ese ideal no existe, es muy difícil y la gente se quiere asegurar. Es un tema de muy difícil -insiste-, porque la presión es por tener buena notas, buenos resultados, más que por constantemente aprender. 

Amenaza en el aula

 Manzi ha seguido los cambios que se han ido introduciendo al proceso de admisión universitario. En su opinión, el ránking de notas es un buen instrumento para lograr mayor equidad, pero como todo indicador social puede llegar a distorsionarse en su uso:

 -Tal como se distorsiona el ránking, se distorsiona las pruebas si los colegios enseñan solo lo de las pruebas -asegura. Y bien lo sabe él, que a fines de las década del 90 le tocó crear la Prueba de Selección Universitaria (PSU) que reemplazó a la entonces cuestionada Prueba de Aptitud Académica (PAA).

-En lo personal, nunca fui demasiado entusiasta del ránking, aunque me interesa el tema de la equidad. Pero me generaba duda por los efectos colaterales no deseables que podía tener -explica-.

Mariano Rosenzvaig, el encargado de educación de Providencia que enfrentó la "fuga" de 400 alumnos en 2014, dice que efectivamente el ránking de notas causó perjuicios colaterales al sistema educacional.

-Se afectó la parte financiera y se perjudicó el clima escolar. Financieramente porque uno calcula presupuestos educacionales según un determinado número de matrículas, pero si a mitad de año te quedas con menos alumnos, tienes más baja asistencia y te llegan menos recursos. Además, el impacto que tiene que lleguen estos alumnos a otros colegios más vulnerables es pésimo para el clima -afirma-. De hecho, nos tocó que algunas alumnas que se habían ido del Carmela Carvajal después volvían pidiendo reingreso porque les había tocado vivir situaciones de agresión.

El director de MideUC, opina:

-Mal que mal, la educación también tiene que ver con la creación de vínculos entre los estudiantes. Donde llegan estos jóvenes se produce una alteración de clima; son potencialmente percibidos como una invasión, como una amenaza, porque sienten que les vienen a quitar una posición en un ránking, aunque no sea así, porque no es con ellos que se van a comparar, pero sí lo pueden percibir así -apunta-. Lo que sí producía esa migración era una alteración del promedio del establecimiento, que por el efecto de un solo nuevo matriculado quedaría con un promedio más alto que afectaría a los futuros estudiantes.

 
Las mujeres son las más estudiosas

 En el gran campus que ocupa la Universidad de Santiago desde la Estación Central hasta el parque Quinta Normal, se ha vivido desde el año 1992 un verdadero laboratorio humano. El rector Juan Manuel Zolezzi recuerda que fue en ese año cuando decidieron unilateralmente comenzar a bonificar con puntaje extra a los mejores alumnos de cada establecimiento, durante el proceso de admisión de su universidad. El instrumento -creado por el académico Francisco Javier Gil- comenzó a mostrar paulatinamente sus beneficios, y 20 años después todas las universidades del Consejo de Rectores se sumaron a su utilización.

La Universidad de Santiago sigue siendo la mayor impulsora, ya que del mínimo de 10% de ponderación que le dan al ránking  casi todas las casas de estudio a la hora de calcular los puntajes de postulación -donde se unen con los resultados de PSU y promedio NEM -, ellos llegan a darle un 40% de importancia a esta medición. ¿Por qué?

Responde el rector:

 -Creo que las otras universidades no se han casado como nosotros porque todavía existe el AFI (Aporte Fiscal Indirecto), que el Estado entrega a las universidades que se llevan a los alumnos con mejores PSU. Entonces, los mejores puntajes de la PSU se llevan la marraqueta y se van a la universidad con esa marraqueta. ¡Y es la medida más regresiva que existe! Porque les da más plata a aquellos que tienen más. O sea, se reparte a los que se llevan a los alumnos de los mejores colegios o a los que se pudieron pagar un buen preuniversitario -describe-. Nosotros no lo hacemos porque no nos interesa el tema platas, porque lo hemos podido soportar y porque somos partidarios de la gratuidad en alguna medida. Preferimos alterar con el ránking el resultado de la ponderación y con eso traer a los mejores lugares de su colegio y que además tenían, razonablemente, una buena PSU. Los buenos alumnos siempre nos interesaron más.

Zolezzi comenta que dentro de los efectos beneficiosos que ellos han podido comprobar que les da la selección potenciada por el ránking de notas está la mayor retención de los alumnos, con un mejor desempeño a lo largo de la carrera y una pronta titulación.

-Los estudios que hemos hecho nos muestran que la PSU es capaz de predecir si a un alumno le va a ir bien o mal en el primer año de universidad, pero no permite saber nada sobre qué pasará después. El ránking, en cambio, es mejor predictor a largo plazo, porque el alumno que fue el primero en su curso en el colegio quiere ser el primero acá. Y si viene de un colegio que no era muy bueno, donde no le dieron toda la materia que le tenían que dar, acá lo nivelamos, y después sigue por su propia motivación.

Y el rector Zolezzi agrega un elemento de género no menor:

-Lo más importante es que las mujeres son las que más se favorecen con el ránking -destaca-. Está estudiado que a las mujeres les gusta ser las primeras, les gusta que se les reconozca por eso y además estudian porque les gusta, no porque las obliguen. A eso súmale que ellas son las que más usan la biblioteca, las que más van al cine y leen por lo menos un libro por mes. Están muy por sobre los varones, casi siete puntos en los últimos procesos de admisión.

Con tres años de experiencia comparada con otras universidades -desde que en 2012 se introdujo el ránking, en variable porcentaje, para todas las casas del CRUCH-, Zolezzi dice sentirse cada vez más confiado de las bondades del indicador y de las mejoras que traerá su reciente modificación.

-Nosotros seguimos muy motivados y no encontramos nada que nos diga que se está desvirtuando lo que nosotros buscábamos en un inicio. Ahora, situaciones de aprovechamiento siempre pueden haber, como la que ocurrió el año pasado... Por lo demás, si lo miras desde un punto de vista económico es un comportamiento un poco predatorio, ¿no? En el fondo lo que estaban haciendo los que se cambiaban de colegio era quitarles la posibilidad a otros más vulnerables de que entren a la universidad. Es decir, con mi actitud, "me importa un rábano el resto de los chilenos, yo tengo que resolver mi problema y se acabó". Y claro que uno puede llegar a justificarlo si ve una familia aproblemada, porque el estudiante quiere quedar en Medicina, pero no por eso vas a pasar a llevar a toda la sociedad. Eso es justo lo que justifica que sucedan cosas como las que están ocurriendo hoy en el país.

"La PSU solo es capaz de predecir si a un alumno le va a ir bien o mal en el primer año de universidad (..) El ránking, en cambio, es mejor predictor a largo plazo".

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