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Renacer desde el centro

sábado, 30 de mayo de 2015

Economía y Negocios

El Mercurio

Paseo obligado de quienes visitan Ciudad de México es su Centro Histórico, y en la calle Isabel la Católica, a pasos del Zócalo, no se puede dejar de entrar al antiguo Palacio de los Condes de Miravalle, donde desde hace un tiempo funcionan entretenidos restaurantes, tiendas y, arriba de todo, el hotel Downtown, una mezcla perfecta entre historia, arquitectura y diseño.



El Centro Histórico de Ciudad de México es un muestrario de obras de arquitectura maravillosas, levantadas entre los siglos XVI al XX, y aunque no todas han resistido el paso del tiempo, sí hay muchas que se han conservado -preservadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia-, restaurado y se ven más vivas que nunca, como el edificio que alberga desde hace dos años al Hotel Downtown. 

La antigua calle del Espíritu Santo, hoy Isabel la Católica, fue la elegida por los Condes de Miravalle para instalar su casa en 1670. Una construcción de estilo virreinal con elementos coloniales e indígenas, paredes de piedra volcánica y barandales de fierro forjado. La misma fue en 1846 sede del Ateneo Mexicano, fundado por Ángel Calderón de la Barca, primer embajador español en México; y a partir de 1850 y durante 80 años el palacio alojó al Hotel Bazar; mientras en los pisos superiores funcionaban comercios de tela, tradición que hasta el día de hoy se mantiene en casas vecinas a esta.

Otras fechas que marcaron la historia de este inmueble fueron, por ejemplo, 1922, cuando pusieron un elegante ascensor, activo hasta hoy; 1945, año en que el muralista Manuel Rodríguez Lozano pintó El Holocausto en la pared frente a la gran escalera central, una obra llena de dramatismo hecha en blanco, azul y gris; y 1970, época en que el edificio comenzó a albergar a una famosa joyería. 

Afortunadamente, este palacio, de tres niveles y con un patio central y otro lateral menor al que abalconan sus pisos, siempre ha estado habitado, y con diversos usos; incluso en los últimos años se ha convertido en un lugar de gran atractivo y que convoca a gran cantidad de público. Hoy en su planta baja funcionan los cotizados restaurantes Azul Histórico y Padrinos; en el segundo hay una serie de tiendas de decoración, comida gourmet, artesanía fina y moda, y, arriba de todo, el hotel boutique Downtown ofrece toda una experiencia a los visitantes. 

Los encargados de su restauración y de habilitar la construcción para este nuevo alojamiento fueron Cherem Serrano Arquitectos, quienes rescataron los materiales originales, potenciaron la altura del lugar y le dieron una apariencia industrial y muy sencilla. La oficina Paul Roco desarrolló el mobiliario de las 17 habitaciones, con sencillos diseños hechos en madera de pino; mientras que el lobby se ambientó a la subida de la escalera, con sillones grandes tapizados en lana roja y mesitas de piedra volcánica, con el mural y el ascensor como parte fundamental de este espacio semi exterior que abalcona al primer nivel. Maceteros con sauces de la India en el perímetro del balcón, y hiedra sueca que ha ido cubriendo el vacío gracias a unos tensores que van de lado a lado, han servido para que se genere un colchón verde que da más privacidad a los pasajeros del hotel. 

 Cuatro premios, entre ellos mejor renovación, mejor diseño interior y hotel del año, ha recibido Downtown, miembro del grupo Habita, desde que se inauguró en noviembre de 2012. Para quienes lo visitan, significa la posibilidad de conocer lo mejor de la arquitectura colonial mexicana intervenida con elegancia, respeto y mucho cuidado por lograr un descanso histórico con las comodidades de hoy. (downtownmexico.com)

El antiguo palacio de los Condes de Miravalle ha tenido distintas funciones, pero esta última lo ha llenado de vida y de público que valora su arquitectura.

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