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Andrea Guendelman impulsora de la plataforma Bevisible en Estados Unidos

"El secreto del éxito de los emprendedores es que nunca se rinden"

martes, 19 de mayo de 2015

Economía y Negocios

El Mercurio

Estudió en Harvard y ejerció como abogada en Nueva York, pero dejó esa profesión buscando un camino creativo. Organizó un festival de emprendimiento, luego una iniciativa para que las niñas usen juguetes tecnológicos, apoyada por la actriz Geena Davis, y ahora impulsa BeVisible, una plataforma virtual para latinas. "Me costó años encontrar lo que me apasiona, y si uno no lo encuentra, no puede brillar ni ser líder".



Andrea Guendelman (42) -una chilena que ya lleva tantos años en Estados Unidos que no puede evitar hablar español con palabras intercaladas en inglés- suele rebelarse. Y de esas rebeliones nacen los proyectos que han logrado que las actrices Geena Davis y Maria Bello la apoyen y que Michelle Obama le envíe saludos vía streaming.

Se sublevó cuando partió de Chile, molesta con las rígidas jerarquías laborales y sociales del país. Luego, cuando fundó un emprendimiento de juguetes desafiantes para niñas. Más tarde, al crear una red virtual para latinas, porque ella misma siente la carga cultural que enfrentan en Estados Unidos.

Un día, Andrea buscaba un ajedrez con figuras rosadas, o algún guiño femenino que atrapara la atención de su hija Violeta, de siete años. Aplanó docenas de tiendas sin éxito. Estaba frustrada. Compartió su decepción con otras madres. Las invitaba a su casa a conversar. Hasta que con su amiga Carrie Van Heyst reconocieron el problema como una oportunidad de mercado y fundaron DevelopHer, una iniciativa para que las instituciones infantiles entreguen juguetes que estimulen las habilidades espaciales en niñas entre tres y siete años.

Hace justo un año, el 20 de mayo de 2014, fue el lanzamiento oficial de DevelopHer Challenge, con el apoyo del National Center for Women in Information Technology y el Geena Davis Institute.

-Yo convenzo a otros de una idea. Pensaba que eso era solo parte de mi personalidad, pero ahora sé que es una fortaleza laboral y la vendo como tal.

Desde Boulder, Colorado, donde vive, envía fotos en que aparece con Maria Bello.

-Ella asistió al lanzamiento y Geena Davis fue jurado en el concurso en que recibimos 150 propuestas de juguetes para niñas. Los ganadores se presentaron en la Feria de Juguetes de Chicago 2014. Nos costó mucho sacar adelante este evento. Las compañías no quisieron financiarlo, porque era reconocer que los juguetes que fabrican son arcaicos.

Mientras los niños hombres juegan con legos; las niñas, con cocinas, dice. Y, como consecuencia, cuando esas niñas crecen y son adultas, evitan los desafíos de tomar cursos relacionados con tecnología, negocios y matemáticas.

En octubre de 2013 había reunido a más de mil mujeres en la Universidad de Colorado en Boulder, para reflexionar sobre por qué ellas se amedrentan frente al mundo de la tecnología y el emprendimiento.

-Estaba obsesionada con encontrar respuestas. Éramos puras mujeres mayores hablando de esto, cuando me di cuenta de que había que empezar con las niñas.

En su rol como consejera del National Center for Women in Information Technology está impulsando una campaña para las latinas como futuras innovadoras.

-Puedo explicar muy simplemente por qué hay tan pocas innovadoras. Acá en Estados Unidos, la plata está en la tecnología, pero así como no hay mujeres en la punta de la pirámide, sí abundan hombres que, además, son todos blancos y amigos. He visto cómo se pegan palmaditas en la espalda diciendo, "yo te ayudo a ti, tú me ayudas a mí". Es una red que no ve a las mujeres seriamente. Se meten en algunas causas femeninas para aparecer como simpáticos, pero realmente no invierten en ellas. Dejan ascender hasta cierto punto, pero luego no invitan a su club. Por eso las mujeres tenemos que crear nuestros propios clubes. Al final del día, Estados Unidos no es tan diferente a Chile.

Ser visible

En su escrito "Siete pasos para ser visible", disponible en internet y que se basa en que la mujer encuentre su voz propia, entrega sus consejos:

-Hay que descubrir primero qué te molesta del mundo, y cuando lo identificas, empezar a hacer acciones sencillas. Lo importante es dar al menos un paso, que además sea útil a otros. Para construir, debes dar antes que recibir.

Propone encontrar un mentor, "alguien que te inspire", sabiendo que en el camino uno se equivocará.

-Habrá zig-zags, giros. No hay que darse por vencido. El secreto del éxito de los emprendedores es que nunca se rinden.

Al entrar al sitio www.bevisible.se ve a Andrea Guendelman en un video, sentada en medio de una sala tipo laboratorio de Silicon Valley, hablando a la cámara en inglés, excepto cuando invita "a mis amigas, a mis hermanas". Propone ser parte de BiVisible, la red virtual que creó hace poco.

-Me pregunté dónde estará el cambio en los próximos años, y he entendido que es en las mujeres latinas, quienes serán mayoría en Estados Unidos en una década más. Viven como americanas pero con toda la carga cultural que se trae desde América Latina y que yo también tengo.

La plataforma tiene aspectos de Facebook, Twitter, Linkedin, en la que las mujeres comparten información, conectan y se aconsejan unas con otras.

-BeVisible es un espacio para que las latinas sientan que pertenecen. Si nos juntamos y nos hacemos poderosas, podemos pertenecer a una comunidad. Haciendo redes es la forma de avanzar.
 
No encajar

 Ser outsider, el no pertenecer o no encajar, son frases que Andrea Guendelman repite varias veces en la conversación telefónica y los intercambios por correo electrónico desde Colorado. Tiene la certeza de que la marcó que su madre fuese inmigrante y su familia de origen judío.

-No pertenecía al mundo de los católicos que iban a misa -que en mi tiempo es donde ocurría toda la vida social- ni al grupo de los judíos que iban a movimientos estudiantiles de judíos. El primer grupo no me aceptaba. El segundo, a mí no me gustaba. Terminé haciéndome amiga de niñas que venían de otros países, hijos de padres exiliados que habían vuelto, gente que había vivido fuera de Chile, estudiantes del colegio italiano y hasta del Alemán, aunque a mi madre, que creció en Europa como judía durante  la Segunda Guerra Mundial, eso le molestaba. Ese era mi grupo en Chile. Los hijos de inmigrantes. Los que no pertenecían a ningún lado. Los desadaptados.

La mamá de Andrea, Karina Bacalu, emigró de Rumania a Argentina cuando tenía 21, y dos años después se quedó en Chile. Se casó con Rafael Guendelman, un ingeniero civil de la Universidad de Chile, PhD de Berkeley, que dejó la carrera académica para hacerse cargo de la empresa familiar, una conocida tienda de departamentos.

-Mi mamá era mucho más liberal que las mamás de mis amigas. Me dejaba irme sola con mis novios de vacaciones desde los 17. Mi padre era un emprendedor por obligación. Murió joven, a los 48. Lo hizo genial como administrador, pero tenía una aversión abismal al riesgo y no sabía delegar. Quizá por eso yo me terminé casando con un académico.

Erik Gerding, también de familia de inmigrantes, hijo de alemanes en Estados Unidos, es profesor de Derecho en la Universidad de Colorado en Boulder y se especializa en regulación financiera. Tienen dos hijos, Violeta y Lucas.

-Yo tengo una división absoluta entre los dos mundos: amo a los intelectuales, pero admiro a los emprendedores y aspiro a eso.

Dice que aunque, de alguna manera, ella era de la élite -estudió en el Santiago College y Derecho en la Universidad de Chile-, siempre se sintió como una extranjera en el país. Llevaba un año trabajando como abogada cuando decidió postular a la Escuela de Leyes de Harvard.

-No me había gustado trabajar como abogada, pero no quería estar en Chile y quedar atrapada en un esquema en que no encajaba. Era joven en un tiempo en que la sociedad chilena era bastante tradicional y las mujeres se casaban luego de terminar la universidad.

Le rebelaba, además, la falta de meritocracia.

-En la universidad vi la meritocracia solo en la política, donde daba lo mismo tu religión u origen social, varios amigos llegaron a altos cargos de gobierno. Pero muchos de mis compañeros, si eran un poco más morenos o tenían un poco de acento, no recibían ofertas de estudios jurídicos prestigiosos.
 
Abogada en Nueva York

Cuando terminó su posgrado en Harvard, tenía tres cosas claras: quería quedarse en Estados Unidos, no deseaba ejercer como abogada y no quería deberle un favor a nadie. Hizo una pasantía en el BID en temas de educación, luego emigró a una consultora y más tarde asumió como directora asociada en una organización sin fines de lucro con sede en Washington.

-Traíamos estudiantes que daban clases a estudiantes latinos de bajos recursos. Les organizábamos reuniones con ministros, seminarios, los tratábamos como líderes. Me di cuenta de que estudiaba un doctorado en Educación o buscaba otra ruta. Veía además a mis compañeros de Harvard que estaban haciéndose ricos en sus trabajos. Experimenté mi punto de inflexión: o me comportaba como una americana o regresaba a Chile.

La contrataron en el estudio jurídico Deveboise & Plimpton de Nueva York.

-Es importante que yo diga por qué me aceptaron. A pesar de que tenía contactos y les había llegado mi currículo a través de un headhunter, la abogada Patricia Núñez, que antes había ejercido allí, me recomendó. Fue la red de la meritocracia.

Patricia Núñez, socia del estudio Núñez, Muñoz y Cía. Ltda., lo recuerda perfectamente.

-No dudé en recomendarla cuando terminó su maestría. A Andrea le hice clases en la época en que era ayudante del profesor Jorge Streeter en la Universidad de Chile en la cátedra de Derecho Económico. Era una destacada alumna.

Cuando nació su hijo Lucas, que hoy tiene 12 años, Andrea Guendelman se trasladó al Export Import Bank of the United States.

-Tenía 30 años y yo, con mi crianza chilena, lo único que quería era un hijo. Tal vez si hubiese sido americana, no habría quedado embarazada hasta los 40. No podía seguir trabajando con el ritmo de una oficina de abogados y busqué una jornada de nueve a cinco. El nivel de los profesionales era muy bueno y todos tenían hijos chicos.

Cuando su marido encontró una plaza como académico en Nuevo México empezó una nueva etapa. "Acepté una oferta en un estudio que si bien no era bien pagada, me permitía explorar otras posibilidades. Cada día era más infeliz como abogada".

Fue muy difícil para ella abandonar el Derecho.

-Me significó muchas horas de terapia matar al abogado. Desde 2003 venía pensando en dejar la profesión, y finalmente lo hice en 2011. Nadie en mi familia estaba de acuerdo, excepto mi marido, sin saber mucho qué venía.

Viajaron a Berlín por dos meses. Andrea se sumergió en un ambiente bohemio y artístico. "En todo ese tiempo no conocí a nadie con un trabajo tradicional, acepté entonces que yo deseaba hacer algo creativo".

A su regreso y ya viviendo en Colorado, se encontró con los festivales de emprendimiento, música y tecnología. Fue el origen de su primer emprendimiento. En 2012, impulsó en Chile el Common Pitch Chile, con Al Gore como invitado estrella.

-Soy súper idealista y pensé que el emprendimiento podría ser una vía para terminar con las jerarquías en Chile, una forma de democratizar las oportunidades, porque cuando eres emprendedor no importa a qué universidad fuiste o en qué colegio estudiaste, pero me he dado cuenta de que no es exactamente así.

Sí hizo consciente que ser emprendedor "trae a colación las partes más horribles de tu vida, te pone enfrente de todas tus inseguridades, miedos, y si no los trabajas, no puedes ser exitoso".

-Un día estás en la cima y al siguiente, abajo; es un vaivén de emociones. Entonces, si no te conoces a ti mismo o no sabes dónde están tus vulnerabilidades, no puedes manejar un equipo y sostenerte para entender a otros. A mí me costó años encontrar lo que me apasiona, y si uno no lo encuentra, no puede brillar ni ser líder.

"si no te conoces a ti mismo o no sabes dónde eRES VULNERABLE, no puedes manejar un equipo y sostenerte para entender a otros".

 

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