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El dorado trienio de Kirchner

domingo, 21 de mayo de 2006

SANDRA NOVOA FERNÁNDEZ
Enfoques, Economía y Negocios

El crecimiento "chino" y los celebrados superávit fiscal y de cuenta corriente son sus mayores activos. Políticas micro y falta de reformas modernizadoras encabezan los pasivos.

Con Argentina creciendo como China por cuarto año consecutivo -a tasas promedio de 9%-, el Presidente Néstor Kirchner no puede menos que esperar una concurrencia récord a la celebración de su tercer aniversario en la Casa Rosada, este miércoles, para proclamar su reelección en 2007.

Tanta certeza hay de que tiene en la mano un nuevo período, que a la hora de las proyecciones de largo plazo hasta sus críticos acérrimos ya se refieren a lo que sucederá en... su segunda administración.

Porque aunque conspicuos analistas adviertan que no se trata de un "trienio de oro", sino más bien de "oropel" -aludiendo a que el brillo de las cifras macroeconómicas esconde políticas distorsionadoras-, como después del colapso de comienzos de 2000 esta realidad es doblemente prodigiosa a ojos del grueso de los votantes, los baches institucionales no empañan la foto.

Vulnerabilidades
1. Los efectos del clima institucional en la inversión.
"No está resuelta la renegociación de los contratos con empresas de servicios básicos, como la energía, lo que retrasa proyectos en sectores intensivos de capital. El 70% de las 500 principales firmas son extranjeras y toman las decisiones afuera. En los 90, Argentina recibía 17% de la inversión extranjera directa; ahora entre 5% a 6%.

2. Escasez de financiamiento.
Como el país viene de un default y congelamiento de depósitos, el sistema bancario se recupera lento. Dadas las bajas tasas de interés reales no hay captación de recursos a largo plazo, así es que sólo dan crédito a 180 días. Aunque el riesgo país bajó -de 7.500 puntos base en julio 2002 hoy bordea los 350-, pocas empresas acceden a financiamiento externo.

3. Fragilidad del superávit fiscal.
Está apoyado en un impuesto cuya recaudación depende del valor de los commodities. Y como se han tomado varias medidas expansivas -entre ellas el reajuste de las pensiones - empieza a mirarse con temor la evolución de las cuentas fiscales: gasto creciendo al 28% e ingresos, a 25%. El superávit bajó de 3,7% en 2004 a 1,5% este año; no hay colchón anticíclico.

Según un sondeo del centro de estudios Nueva Mayoría, durante la última semana de abril la imagen positiva del gobernante alcanza a 44,5%, y 20,6% la califica de regular. Pero en el oficialismo aseguran que cuenta con sobre 70% de apoyo.

A eso ha contribuido la mejora de casi todos los indicadores sociales comparados con el deteriorado punto de partida desde el colapso, pese a estar lejos de alcanzar los niveles deseables: el desempleo llegó a 25% y hoy está en 11%; la pobreza superó el 55% de la población y ahora es 30% y la indigencia bajó de 25% a 10%.

Según Dante Sica, ex secretario de Industria, Comercio y Minería de Duhalde, director de la consultora abeceb.com, 30% de la gente está en desacuerdo con sus políticas, por lo general sectores medios y medio altos; 35% está totalmente de acuerdo (medio-bajos); y 30% a 40% las apoya críticamente. "Sucede que parte de la clase media está mejor que antes de la crisis, recuperó ingreso, aunque aún le falta poder de compra. Desde mediados de 2005 se vive un boom consumo durable: este año se venderán 480.000 vehículos, cerca del récord de los "90, y las ventas de shopping están subiendo 15%".

Cómo le cambió la letra al tango
A pesar de los matices obvios, los balances de los estudiosos de la realidad argentina coinciden en las luces y sombras. Lo más relevante es el dinamismo económico. "Puede argumentarse que es consecuencia de las favorables condiciones externas y del "rebote" de los países después de grandes caídas. Pero también es cierto que no se cometieron errores que impidieran aprovechar estas oportunidades", comenta Rosendo Fraga, director de Nueva Mayoría.

Sica también lo explica con la figura del "rebote del gato muerto": al primer trimestre de 2002 la utilización de la capacidad instalada estaba en 50%. Esa "holgura" permitió una rápida recuperación cuando repuntó la demanda agregada, del consumo y la inversión, traccionada por la billetera pública. "En pesos de igual valor, Argentina superó el PIB precrisis de 1998. Si se compara el primer trimestre de 2006 con el segundo trimestre del "98 está aproximadamente 12% por encima", detalla.

Para José Luis Espert, presidente de Espert & Asociados, "la mitad de esta extraordinaria recuperación es mérito propio, por haber terminado con los desequilibrios fiscales; y la otra al aumento de 30% en los términos de intercambio respecto de 2002". Las principales exportaciones son soja y petróleo.

Considera que hasta ahora el único gran logro del Mandatario es haber revertido el endémico déficit fiscal: "Pero incluso eso tiene deméritos. Porque el superávit no es consecuencia de que bajara el gasto público, sino de un aumento fenomenal de la recaudación impositiva, producto de las retenciones a las exportaciones y el impuesto al cheque".

Agrega que con 27,5 puntos del PIB, el gasto fiscal está bastante cerca del récord histórico de 29,4 puntos, pero hay que tener en cuenta que la reestructuración de la deuda permitió reducir el pago de intereses en 2,5 puntos del PIB: "Ni siquiera nos hemos ahorrado ese menor gasto".

El impuesto al cheque, que rige desde 2001, es de 0,6% para cada transacción. Mientras que las retenciones a las exportaciones, vigentes desde 2002, dependen del producto: en el caso de la soja en grano es de 23,5%; la harina y el aceite de soja pagan 20% y el crudo, 45%.

Dante Sica explica que estos dos tributos -muy distorsivos para el sector privado- recaudan casi US$ 17.000 millones y financian 80% del superávit primario, de US$ 21.000 millones. Pero como las reformas para reducir el gasto fiscal siguen pendientes, el superávit es precario porque la recaudación está muy vinculada al ciclo externo y el principal egreso es el destinado a pagar el empleo público.

Espert dice que aunque Kirchner se dedique a culpar al empresariado sobre el origen de la inflación, el causante es el gobierno y su expansiva política fiscal y de reajustes salariales, que ha elevado los sueldos reales del sector formal 15% por sobre los rangos previos a la devaluación.

"No le desvela la inflación, porque sabe que el modelo de inflar la demanda por estas vías lleva a inflaciones de 10% a 12%, pero en el corto plazo trae aparejado un crecimiento chino. Teatraliza preocupación porque es un tema político importante de cara a las elecciones de 2007", dice.

Sica hace hincapié en que los controles de precios son efectivos en el corto plazo, pero insuficientes en el mediano. Pero que para deshacerlos -abarcan varios centenares de productos y las tarifas de servicios públicos siguen congeladas- tiene que crecer la inversión: "La demanda está presionando sobre una oferta que en algunos sectores trabaja casi al 90% de su capacidad y la inversión no logra apuntalarse. Si bien tras llegar a 10% del PIB ahora está en 22%, no permite contener la demanda".

En el 11% de inflación que se proyecta para este año no sólo está la presión de la demanda que acompaña al 8,6% de crecimiento al primer trimestre, sino el traspaso de inflación pasada.

En lo político, Rosendo Fraga destaca la reconstitución de la autoridad presidencial, venida a menos con la caída de De la Rúa, la breve presidencia de Rodríguez Saá y la entrega del poder anticipada de Duhalde. Esto le permitió a Kirchner superar el cuestionamiento social activo: no ha enfrentado paros generales. Situación que también dio más margen de maniobra a autoridades provinciales y municipales.

A la hora de restar, menciona tres cosas. "En el campo institucional no ha priorizado un fortalecimiento de la división de poderes. No hay interés en tener una Justicia independiente. El Congreso ha sido llevado a una delegación de facultades sin precedentes en el Ejecutivo. El gabinete nunca se ha reunido en tres años".

La segunda se refiere al tema social: "Es cierto que desempleo, pobreza e indigencia han mejorado, pero estos indicadores van por debajo del crecimiento". Y la última, a la política exterior: "Combinación de la impronta de la personalidad del Presidente, con las conveniencias políticas de corto plazo que han creado una opinión negativa sobre el Mandatario en el mundo, que inevitablemente se transmite a la imagen del país".

Un resto de la megalomanía de Kirchner es su intención de dotar a Buenos Aires con la torre más alta del planeta: un kilómetro de altura, construido sobre una isla artificial, lo que demandará una inversión de US$3.000 millones.

Nada de milagros
Los analistas enfatizan que esta coyuntura no es un milagro y que Argentina tampoco es China, porque no son comparables cuatro años con 25 años creciendo a tasas de 9% y porque no tienen los fundamentos de su economía, el tamaño de su mercado ni su capacidad de ahorro. China ahorra 60 puntos del PIB e invierte 45; Argentina ahorra 25 puntos e invierte 22

A juicio de Espert, a lo que pueden aspirar en el largo plazo -se revierte lo que se ha venido haciendo- es a crecer como Chile, entre 4,5% y 5% el próximo cuarto de siglo. "El problema es que el gobierno lee el dinamismo como una validación de lo que está haciendo: así es que vamos a una profundización del gasto público, el cierre de la economía, la pelea con el mundo civilizado y el intervencionismo. En ese escenario, puede quedar un año más de crecimiento al 9% si se fuerzan las cuentas públicas. Pero en el segundo mandato de Kirchner la economía experimentará una desaceleración; y de cómo se reaccione dependerá si hay crisis".

Eso sí, aunque dé señales contradictorias -esta semana amenazó a las petroleras con caducar las concesiones si no invierten-, nadie teme que el señor K se convierta en otro Evo Morales por ahora. Distinta puede ser la cosa después de las elecciones del próximo año.

¿Qué dice el empresariado

La escasa reacción del empresariado a medidas como las fijaciones de precios y los límites a las exportaciones es explicada por Dante Sica como una consecuencia de la convicción entre los agentes económicos de que, dada la casi inexistencia de un frente opositor, será Kirchner o su mujer quien administre el país hasta 2011.

En cambio Espert tiene otra interpretación: "Hace más de medio siglo Argentina abrazó una versión del capitalismo parecida a la Italia facista y la Alemania nazi donde el Estado es socio del sector privado. En el empresario promedio hay una cultura de sumisión interesada al Estado, un silencio por conveniencia, porque lo que el Estado les saca por un lado se los entrega por otro: les genera negocios al cerrar la economía a la competencia de las importaciones o con el gasto en obra pública, que está en records históricos. Un dicho común es que aquí hay empresarios ricos y empresas pobres".

Sin embargo, en los últimos días asociaciones industriales armaban un inédito frente para rechazar reformas laborales que encarecerían más la contratación. Ya casi 49% del empleo es informal, porque a las pymes no les alcanza para formalizarlo.

Y entre los productores de carne crece el malestar por las regulaciones y evaluaban convocar a un paro.

Pero la visión de los ejecutivos de las grandes empresas respecto del futuro de la economía transandina sigue siendo positiva, aunque refleja algún deterioro comparada con meses anteriores. Así lo consigna el Barómetro de Empresas, sondeo realizado por Deloitte en ese país durante abril, entre 74 compañías: 43,6% de los encuestados estimó que la situación mejoró el último año (63,4% opinaba eso en octubre de 2005), mientras 47,9% sostuvo que no hubo cambios.

En cuanto a las perspectivas para los próximos 12 meses, el 21,3% estimó que la situación mejorará, pero un 50% descarta cambios.

Las percepciones más negativas corresponden al clima de inversiones. Apenas un 11,7% consignó una mejora, mientras que el 30,9% aseguró que empeoró en el último año.

Bastante positiva es la percepción sobre el desempleo: 75,5% (versus 61,6% de diciembre) aseguró que disminuyó en los últimos 12 meses, y 36,2% cree que seguirá reduciéndose. Pero el 65,2% de los encuestados no piensa ampliar su dotación.

Según el 47,9% de los participantes, la situación general de su empresa mejoró; 34% la estimó igual y 18,1% consignó un empeoramiento. El 55,3% aseguró que su capacidad productiva aumentó y 43,6%, que se mantuvo. Y 46,2% cree que se expandirá a abril 2007.

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