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Por qué ganó Von Mühlenbrock y perdió Navarro

jueves, 30 de abril de 2015

Andrés Venegas
Economía y Negocios

Del primero, se destaca su trayectoria gremial y el respeto a la “institucionalidad” de la Sofofa. Al segundo, se le enrostra ser un outsider, su inexperiencia en la entidad y sus cuestionadas declaraciones en plena campaña

SE CONSOLIDA EL "OBRERO METALÚRGICO"


Trayectoria gremial y respeto a la “institucionalidad”


Un “obrero metalúrgico, y a mucha honra”. Así se ha autodefinido siempre Hermann von Mühlenbrock. Como gerente general de Gerdau Aza era común verlo de bototos y casco en las plantas de Renca o Colina, donde compartía de “tú a tú” con los trabajadores. De ahí saltó a presidir Asimet, el gremio madre de los empresarios metalúrgicos, que dirigió por cuatro años y donde forjó su ascendente carrera gremial. Salvo la “aventura” que protagonizó en 2001, cuando compitió sin éxito, por primera vez, por la presidencia de la Sofofa con Juan Claro, el dirigente ha sido respetuoso de la institucionalidad y tradiciones de la Sofofa, “sin saltarse etapas”.

Núcleo duro fogueado


El traspié inicial que significó, en 2014, la abrupta y anticipada salida de los entonces vicepresidentes de la Sofofa Alfonso Swett Opazo y Claudio Muñoz, fue una luz de alerta para Von Mühlenbrock. Se apoyó entonces en consejeros emblemáticos, con una activa vida gremial y con ascendencia en la institución, como Félix Bacigalupo, Fernán Gazmuri, Gonzalo García y Cirilo Córdova. Clave fue además el triunvirato táctico-logístico que armó con Jorge Ortúzar, secretario general, y Javier Vega, gerente de Estudios y Asuntos Regulatorios del gremio.

Apoyo de grandes grupos


En el entorno de Von Mühlenbrock se asegura que el dirigente logró concitar el apoyo de los principales grupos económicos (Luksic, Matte y Angelini) y que él personalmente, y los suyos, se la jugaron —incluso con gestiones en su propia casa— para que sus representantes fueran elegidos o reelegidos como consejeros. Entre ellos, Hernán Rodríguez (CMPC), Patricio Jottar (CCU) y Matías Domeyko (Arauco).

Crisis por malas prácticas


La crisis político-institucional por la que atraviesa el país, derivada de una seguidilla de casos de malas prácticas, como Penta, SQM y Caval, sumada a una economía aletargada, jugaron a favor de Von Mühlenbrock. Un empresario lo grafica de la siguiente manera: “La Sofofa no podía sumarse a esta sensación de desgobierno, y debíamos dar el ejemplo. Por eso era importante cerrar filas con Hermann”. Los llamados, públicos y privados, hechos por Von Mühlenbrock abogaron entonces en todos los tonos por “la unidad” de la Sofofa.

Tropiezos de Navarro


Cercanos a Von Mühlenbrock desestiman que el dirigente haya logrado imponerse a Andrés Navarro en razón de los tropiezos que protagonizó este último (ver clave cinco de Navarro). Pero otros consultados no esconden que en el sólido apoyo que obtuvo Von Mühlenbrock haya también, al menos en parte, un voto de protesta “a los desaguisados de Andrés, como cuando dijo que en la Sofofa había poderes fácticos, o puros gerentes, lo que molestó, y mucho, a varios”.

LA CAÍDA DEL AFUERINO


El outsider


A excepción de la reunión que tuvo el miércoles de la semana pasada en el Edificio de la Industria con un reducido grupo de empresarios y consejeros a quienes detalló los ejes de su candidatura, en la Sofofa no tienen registro de que Andrés Navarro haya asistido a una reunión de su consejo general, desde que lo integra (abril de 2013). En el gremio se le considera un outsider, un “afuerino”.

Inexperiencia gremial


Navarro y el “círculo de hierro” del que se rodeó tenían poco recorrido gremial. Dos de sus hombres clave, Claudio Muñoz y Alfonso Swett Opazo, eran consejeros desde 2011 y fueron vicepresidentes en la primera mesa directiva de Von Mühlenbrock, de la que salieron abruptamente en 2014 por diferencias con él. Bernardo Larraín Matte postulaba ahora por primera vez al consejo, y Pablo Bosch, ex presidente de Asimet y el de más “carrete” en el gremio, había caído internamente en desgracia cuando entre 2012-2013 intentó levantar, sin éxito, una candidatura. De ellos, Muñoz y Bosch se perdieron en la elección de consejeros; Swett logró ser reelegido, y el ingreso de Larraín solo se confirmó ayer, luego de empatar con Antonio Gallart para conseguir el cupo número 30, de 30 consejeros que fueron elegidos. Rafael Guilisasti, factótum de Navarro, también cayó —según varios— en la categoría de perdedor de esta elección: siendo actual vicepresidente de Von Mühlenbrock, apoyó públicamente al otro postulante.

Enfrentamiento vs. diálogo


A Navarro y a sus partidarios se les acusa de “revolver innecesariamente el gallinero”. “Quizás podrían tener razón en algunos planteamientos, como la necesaria y sana renovación de los cuadros dirigenciales, pero se equivocaron en las formas en que lo hicieron”, afirma un “sofofo”. Se les enrostra especialmente el haber emplazado, “y hasta desafiado”, a Von Mühlenbrock para que aceptara un debate público con Navarro.

“Por la boca muere el pez”


Que cometió irregularidades en el financiamiento de campañas políticas. Que en la Sofofa campean los poderes fácticos. Que una huelga sin paralización no es tal. “Metió la pata justo en la recta final de la campaña”, dice un consejero sobre algunas afirmaciones de Navarro que causaron escozor en el establishment de la Sofofa.

Factores políticos


Aunque sin militancia, la figura de un empresario piñerista, pro DC, sentado en el sillón principal del Edificio de la Industria, de frentón no les agradaba a varios. “La Sofofa no está para aventuras ni gustitos personales”, advierte un consejero de la “vieja guardia” del gremio.
Otro dirigente recordó los roces de Andrés Navarro con el ex Presidente Lagos, y el complejo rol que tuvo Sonda, su empresa, en la implementación del Transantiago.

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