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El obrero que se convirtió en millonario

sábado, 25 de abril de 2015

Economía y Negocios

El Mercurio

Antes del caso Cascadas y del financiamiento irregular a las campañas políticas, Julio Ponce Lerou ha estado siempre en el ojo del huracán. El periodista Manuel Salazar desentraña en su último libro la historia económica del empresario, que comenzó en una pequeña oficina de la Conaf. Aquí, reproducimos parte del primer capítulo, que recorre su infancia, los claroscuros de sus negocios y su aterrizaje en Soquimich.



Julio César Ponce Lerou nació en La Calera, el 13 de noviembre de 1945, bajo el signo de Escorpión. Su padre, el médico Julio Ponce Zamora, natural de la comuna de Nogales, estudió en la Universidad de Chile y trabajó en el antiguo Hospital San Borja de Santiago hasta que en 1943 se radicó en La Calera, se casó con la enfermera Alicia Lerou, hija de un inmigrante francés, y se transformó en director del hospital local y en jefe de los servicios asistenciales de la Fábrica de Cemento Melón S.A.

El matrimonio Ponce Lerou tuvo cuatro hijos: Julio César, Gustavo, Lucía y Eugenio. Todos vivieron sus infancias en La Calera. Julio César Ponce Lerou estudió en los Hermanos Maristas de Quillota, luego en el Liceo de Hombres de esa ciudad, pero la enseñanza media la terminó en Santiago, en el Internado Nacional Barros Arana, INBA, donde fue compañero del más tarde político radical y luego democratacristiano, Genaro Arriagada. Julio cursó un año de Medicina en la Universidad de Concepción, en la misma escuela que en esos años acogería a varios de los que poco tiempo después serían los máximos dirigentes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR.

Gustavo Ponce Lerou ha contado que los cuatro hermanos fueron criados en forma independiente. A medida que iban cumpliendo 11 años, partían a Santiago al Internado Barros Arana, INBA. Y la única mujer, a su equivalente femenino, el Internado Nacional de Niñas, ubicado en la comuna de Ñuñoa, en calle Pedro de Valdivia, a uno de los costados del Estadio Nacional.

"Fue una excelente escuela para que cada uno pudiera desarrollar sus talentos de supervivencia. En prisión sobrevive el más fuerte, el más hábil. El internado no solo recibía a niños de provincia, sino a los niños problemas que no los soportaban en sus casas", recuerda Gustavo.

Salían del INBA los fines de semana, siempre que no estuvieran castigados. Tomaban dos micros desde la Quinta Normal, donde está el internado, hasta la Estación Mapocho, y de ahí se iban en tren a La Calera. Sus padres nunca fueron a buscarlos a Santiago ni tampoco a recibirlos en La Calera. Desde la estación caminaban 10 minutos hasta la casa. "De chicos nos íbamos solos al colegio de los hermanos maristas en Quillota. En esa época era una hora en una micro que paraba en todas partes", recuerda el segundo de los Ponce.

Veranearon toda la vida en Maitencillo. Allá aún viven sus padres desde que el doctor jubiló. Todavía atiende en forma gratuita a quienes le piden ayuda. Los vecinos de veraneo de los niños Ponce Lerou eran los miembros de la familia Pinochet Hiriart. "Vivían en la casa pegada a la nuestra. Jugábamos con Augustito, porque los otros eran más chicos", rememora Gustavo.

A fines de los 50,  Julio César entró a estudiar Ingeniería Forestal en la Universidad de Chile, en la antigua sede de Quinta Normal. Tras el terremoto de 1960, la carrera se impartió en la calle Seminario. En esos años conoció a Daniel Contesse, hermano mayor de Patricio Contesse, gran amigo y aliado en los negocios.

"A Julio jamás le interesó la política; los negocios sí. Tenía menos de 11 años y en los veranos compraba pescado a 10 y lo vendía a domicilio a 20. El tipo ya era brillante", recuerda Gustavo.

No se sabe con exactitud de dónde provino el interés por los negocios que desde muy temprano tuvo Julio César. Probablemente hubo alguna temprana influencia de su tío Víctor Ponce Zamora, quien tras estudiar en el Instituto Nacional inició sus actividades comerciales en la firma Blume, Ponce y Cía. en Santiago. Se trasladó luego a la empresa Arturo Ponce e Hijos y más tarde decidió independizarse, dedicándose a la compra de frutos del país y a la exportación de ajos y cebollas, principalmente. También fue propietario de una planta elaboradora de fibra de cáñamo y tuvo una barraca que elaboraba y procesaba madera.

(...)

Julio César hizo su práctica profesional como ingeniero forestal en Canadá, en un aserradero al norte de Ontario. No trabajó como ejecutivo, sino como obrero forestal. Según sus cercanos, buscó irse a ese país sin saber ni una palabra de inglés, porque quería trabajar en la mayor potencia forestal de esos años.

De vuelta a Chile a fines de la década de los 60, laboró en Industrias Forestales S.A., donde fue gerente general con solo 23 años. La firma tenía como principal activo una fábrica de papel de diario en Nacimiento. Después trabajó en la planta de Concepción de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, CMPC, la emblemática empresa del grupo Matte.

Como ya contamos, los Ponce Lerou tenían una casa de veraneo en Maitencillo, que lindaba con la de Osvaldo Hiriart, ex ministro del Interior durante el gobierno de Juan Antonio Ríos, ex fiscal de Corfo, y padre de Lucía Hiriart, la esposa del oficial de Ejército Augusto Pinochet Ugarte.

En esa casa veraneaban los Pinochet Hiriart. Julio César conoció a Verónica Pinochet, la hija del medio del matrimonio, cuando ella tenía 15 años. Fueron novios más de cinco años y se casaron en 1969 en Iquique, donde Pinochet era ya general y comandaba la Sexta División de Ejército.

Con Verónica, la menos pública de los cinco hijos del dictador ya fallecido, tuvieron cuatro hijos -dos hombres y dos mujeres- y se separaron en dos tandas. La primera fue en 1986, año en que se separó de bienes con Julio Ponce. La segunda vez fue en 1991, cuando se hizo efectiva la anulación del matrimonio.

Los cuatro hijos del matrimonio Ponce Pinochet son: Julio César, de 44 años, ingeniero comercial; Alejandro Augusto, empresario agrícola; Francisca Lucía, quien se casó en mayo de 2007 con el nicaragüense Juan Carlos Porta Pallais, sobrino de un diputado de ese país centroamericano; y Daniela Verónica, la menor, que hasta hace poco seguía viviendo con su madre. Los tres mayores se incorporaron a los directorios de las sociedades Cascadas a partir de mediados de los años 2000.

En 1972 Ponce Lerou se fue a Panamá, donde llegó a ocupar el cargo de subgerente del aserradero El Chagres. Según han contado a varios conocidos, el propio presidente de ese país centroamericano, el general Omar Torrijos, lo llamó al gobierno, pero él prefirió seguir con sus actividades empresariales. Ahí se encontraba cuando ocurrió el golpe militar del 11 de septiembre de 1973.

Retornó a Chile y su suegro, el general Pinochet, lo nombró director de la Corporación Nacional Forestal, Conaf, cargo que asumió en julio de 1974, manteniéndose en él hasta diciembre de 1979, cuando fue reemplazado por Jaime Contesse González.

Conaf tenía a su cargo los predios expropiados de la Corporación de Reforma Agraria (CORA), que había que privatizar. Ponce creó el DL 701, que bonificaba la plantación forestal y consiguió que la masa silvícola creciera a un millón de hectáreas en solo un lustro, siendo esa la base de la multiplicación de la riqueza de grupos forestales como los Angelini y los Matte.

Ponce asumió la presidencia de Celulosa Constitución, Celco, y de Celulosa Arauco, la dirección ejecutiva de Inforsa y la jefatura de Industrias Forestales de Corfo. Hacia fines de 1975 se dio tiempo para presidir el Complejo Forestal y Maderero Panguipulli, uno de los predios más ricos en reservas forestales del país. Allí estaría hasta 1982. Tuvo a su cargo el traspaso a privados de las tres empresas forestales que estaban en manos estatales: las ya mencionadas Celco, Arauco e Inforsa. Las dos primeras pasaron a manos del grupo económico que dirigía Manuel Cruzat Infante y que, luego de la quiebra de ese conglomerado, quedaron en manos del grupo Angelini. Julio Ponce consolidó su poder e influencia en el ámbito forestal a través de la dirección de Conaf. Su estilo de dirección hizo historia. Como aquel episodio cuando ordenó el cierre de un aserradero. El jefe del establecimiento parecía no entender, arguyendo que en la semana siguiente le enviaría un detalle de la situación. Ponce Lerou fue terminante: "No, hue... ¡Lo cerramos ahora!". El funcionario insistió: "Hay que avisarle a la gente, preparar los finiquitos. Yo creo que este viernes podemos parar los equipos". El yerno de Pinochet fue más explícito: "No has entendido na', viejo. Párate, anda a los transformadores y bájame la palanca, ¡pero ahora!". Los troncos quedaron a medio cortar y la faena paró a media mañana.

(...)

En octubre de 1980, poco después de dejar la Conaf,  Julio Ponce formó la Sociedad Ganadera y Forestal Martell Ltda., en asociación con Javier Vargas Nielo, gerente agropecuario del Complejo Panguipulli. Esta sociedad llegará a disponer, entre otros, de los fundos Tres Palos, El Caulle, El Manzano y Hoyería.

Para entonces Ponce tenía en sus manos la presidencia de la Compañía de Teléfonos y de la Industria Nacional Azucarera (Iansa), además de integrar el directorio de la Empresa Nacional de Minería (Enami). En 1981 compró a Eustaquio Proboste los fundos El Pafi y Río Bonito, de 1.820 hectáreas, en 18 millones de pesos. De ellos solo pagó tres millones. ¿Y el resto del dinero? Una hábil e intrincada maroma jurídica permitió a Ponce eludir el pago del resto de la deuda y se quedó con el fundo de Proboste.

Un protagonista clave de la operación fue el compadre de Ponce, el ingeniero Carlos Stutz, quien era, a la fecha de la compra, ejecutivo de Soquimich y de la Compañía de Teléfonos. La escritura de compra fue redactada por el abogado y fiscal de Conaf, Armando Gutiérrez. El presidente de las tres instituciones estatales era precisamente Julio Ponce.

El 27 de mayo de 1983, Ponce pidió un préstamo de 780 mil dólares al Banco Andino de Panamá, entidad ligada a Javier Vial. Según Ponce, ese préstamo serviría para pagar la deuda pendiente con Proboste, cosa que no hizo.

Por esas fechas arrendó en solo 20 mil pesos mensuales un predio -el fundo Quenchumalal- de nueve mil hectáreas, de propiedad de la Caja de Empleados Públicos. Su avalúo fiscal era de 15 millones de pesos. Ese mismo año formó una nueva sociedad: la Compañía de Inversiones Agroforestal FRAJ Ltda., que en junio de 1983 va a figurar constituyendo, en asociación con Alberto Reyes y Ramiro Soffia, la Inmobiliaria El Cuadro Limitada, formada para "la explotación agrícola, forestal y ganadera de predios propios o ajenos". En FRAJ, Ponce aparecía con su hermano Gustavo, en ese entonces representante diplomático en Japón.

Esta sociedad se mostró muy activa desde el principio. En marzo de 1983 ganó en licitación la hacienda Nueva Etruria. Tenía 11 mil hectáreas y pertenecía a Conaf. Un hecho curioso es que Gustavo Ponce, antes de convertirse en codueño, había señalado como su domicilio particular la hacienda Nueva Etruria para un asunto legal: la autorización que la Subsecretaría de Pesca le otorgó para el inicio de la explotación del choro zapato.

A la cadena interminable de cargos ocupados por Julio Ponce se agregaba, entre tanto, uno nuevo: delegado del gobierno ante el Servicio Agrícola y Ganadero, SAG. Su prolongado peregrinaje por las empresas estatales le sirvió para fijar su mirada en Soquimich y decidir que allí se quedaría, convirtiendo el negocio salitrero y el litio en sus principales bases de poder.

Hacia 1979, Soquimich era una de las tantas empresas deficitarias de la Corfo. Perdía más de 20 millones de dólares al año. La intervención era urgente y la cruzada modernizadora no podía quedar a medio camino. Ya había sido cerrada la Oficina Victoria y el posible cierre de María Elena era un rumor que rondaba los campamentos. En 1980 entraron a Soquimich Julio Ponce Lerou y Patricio Contesse. En 1981, con Julio Ponce Lerou a la cabeza de Soquimich llegó al departamento de ventas su hermano Eugenio.

En el diario alemán Die Welt del 5 de enero de 1983, declaraba Francisco Baraona, hermano del ex ministro Pablo Baraona: "Se critica al Presidente por el poder y la influencia que han cobrado su mujer y sus diversos familiares. Particularmente se habla de uno de sus yernos, quien gracias a su parentesco ocupa diversos puestos simultáneamente... Hace algún tiempo era un simple empleado público, posición que en Chile siempre ha sido mal pagada y a través de la cual nadie ha llegado a ser millonario".

" (Los miembros de la familia Pinochet Hiriart) vivían en la casa pegada a la nuestra. Jugábamos con Augustito, porque los otros eran más chicos" Cuenta Gustavo Ponce, hermano de Julio, recordando sus veraneos de infancia en Maitencillo.

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