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Bootcamps para aprender emprendimiento toman vuelo en Chile

lunes, 23 de febrero de 2015

Economía y Negocios

El Mercurio

Se trata de programas intensivos que ayudan a crear startups . Hay algunos pensados para extranjeros que llegan a vivir al país y otros para desarrolladores locales. Dependiendo del formato, valen unos $2 millones.



Que emprendedores extranjeros vengan a Chile no es una novedad. Cada año llegan un centenar de ellos, atraídos por los $20 millones que les entrega el programa Start-Up Chile de Corfo y también, por las condiciones proemprendimiento que ofrece el país. Sin embargo es indudablemente el "dinero gratis" del Gobierno la principal razón para viajar miles de kilómetros e instalarse a vivir al fin del mundo por seis meses.

Pero no todos los extranjeros emprendedores que están llegando a Chile vienen por el dinero gratis. Hay algunos que, de hecho, están pagando. Se trata de los alumnos de Exosphere, un bootcamp -programa de entrenamiento- que tiene su sede en Viña del Mar y que les entrega a personas de todo el mundo las herramientas necesarias para que se conviertan en emprendedoras en la era digital.

El programa cuesta US$ 4.500 ($2,7 millones) y los participantes viven en departamentos cerca de las oficinas de Exosphere en Reñaca. Según revela el fundador, el perfil de los alumnos no es tan sencillo de definir, ya que incluye a personas desde los 19 a los 58 años y a recién egresados del colegio, trabajadores de la construcción o doctores en Filosofía. "Lo que los une a todos ellos, sin embargo, es el fuerte deseo de hacer algo significativo con su vida, ganas de enfrentar desafíos, de colaborar con los demás, y nunca dejar de aprender", dice Skinner Layne, fundador del programa.

El próximo 16 de marzo se inicia la cuarta versión del programa que se extenderá por ocho semanas. "En nuestros tres primeros grupos, teníamos solo extranjeros, que venían de 27 países en total, principalmente de América Latina, EE.UU., Canadá y Europa, pero incluyendo también Vietnam, India, Ghana, Rusia y Filipinas. Para el próximo bootcamp, vamos a tener cuatro participantes chilenos y estamos muy contentos de que Chile se esté dando cuenta de lo que estamos haciendo aquí en su patio trasero", dice Layne.

Si bien el programa se inició en Santiago, al poco tiempo el equipo se dio cuenta de que, como la mayoría de los participantes eran extranjeros, no era una obligación que funcionara en la capital, así que optaron por mudarse a Viña del Mar. "Cuando tienes que elegir entre el esmog y la playa, no es una decisión tan difícil", agrega Layne.

Entre los alumnos que ha tenido Exosphere se cuenta a Kelvin Araki, Alexandre Wiechers, y Eduardo de Talois de Brasil, quienes están dando que hablar con la plataforma de escritura social Scribe y a Krishna Rajanala, cuya startup Infigo está hoy en Start-up Chile.

Los planes de Exosphere para 2015 son seguir creciendo. Ya comenzaron a desarrollar Exobase, workshops de dos días que están realizando en otras partes del mundo -en agosto harán uno en Budapest, por ejemplo- y además crearon una consultora pare entregar asesoría a empresas, universidades o agencias gubernamentales.

Ojo con los desarrolladores

Uno de los mayores problemas que tienen las startups tecnológicas en Chile es la escasez de programadores. Y las que logran acceder a uno, muchas veces se enfrentan a la encrucijada de compartir códigos e información clave de sus proyectos con personas o empresas que no necesariamente se encuentran comprometidas. Eso fue justamente lo que llevó a Diego Arias a fundar Desafío Latam, un bootcamp intensivo que imparte conocimientos de programación. "Tú partes desde cero hasta convertirte en un desarrollador. ¿Qué significa eso? Que si tú eres emprendedor, puedas construir el producto que tú quieres, o si no, entrar al mercado a trabajar en una empresa", explica Arias.

El programa está distribuido en 19 semanas con clases de lunes a viernes, de 7 de la mañana a 9 de la noche. Se trata de 500 horas, 240 de ellas en formato presencial.

Según comenta Arias, las clases están pensadas para 16 alumnos con, al menos, dos profesores, en cada una. La metodología de cada clase se basa primero en la entrega de contenidos tradicionales para después dar paso a una fase práctica. "Al final tienen que construir un proyecto completo, que puede ser su propia startup . Para los que no están pensado en montar su propio negocio, tenemos acuerdos con algunas ONG para que las ayuden a construir un proyecto con un impacto positivo", asegura Arias.

La primera generación de Desafío Latam se encuentra actualmente en marcha y la segunda comenzará sus clases en abril próximo, pero no será solo en Santiago. Según comenta el fundador del programa, el resultado local fue tan exitoso que dio pie para expandirse a otros países también. Así es como en mayo está programado el inicio del bootcamp en México y en agosto será lanzado en Colombia. "Ya tenemos 200 postulantes para Chile y 600 en total. Nosotros hacemos una selección, porque nos preocupamos de que las personas que entren tengan las capacidades para aprender programación. Lo básico es que sepan inglés escrito y de lectura y lo otro que se privilegia es que sean autodidactas, que hayan aprendido algo de manera autónoma", explica Diego Arias. El costo de este programa varía entre los $1,5 millones y los $2 millones.

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