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Los frentes que dominan en la salmonicultura

domingo, 21 de septiembre de 2014

A.G.
Economía y negocios

Parte de la banca está volviendo a financiar a la industria y se abren opciones de crecer en mercados como Rusia, China y Brasil. Pero gerentes y expertos alertan sobre el control de enfermedades, aún inestable; el uso excesivo de antibióticos, y la falta de promoción del producto en mercados externos.

Tiempos más positivos, pero aún “inestables”. Esa podría ser la frase que mejor resume el estado de la salmonicultura chilena, a siete años del hallazgo del virus ISA que diezmó la industria y tras un arduo proceso de control sanitario y de la sobreproducción.

En un cónclave de productores organizado por Skretting —la firma alimentaria ligada a Nutreco—, se realizó un sondeo entre los que asistieron al evento, que eran representantes de todas las firmas que operan en Chile. El resultado mostró que casi el 80% de los asistentes coincidió en que hoy la industria está en mejor situación, y también la mayoría (más del 60%) proyectó que habrá un crecimiento de más de 5% anual en la producción en los siguientes años.
Claro que según esta misma encuesta —aplicada durante esta conferencia, titulada Rumbo al 2020—, las enfermedades siguen siendo la principal barrera al crecimiento y la variable que más incide en el desarrollo del negocio (ver infografía).

Además, temas como el uso de antibióticos, los cambios a la regulación, los robos y la posible apertura de la pesca del salmón silvestre también estuvieron presentes durante el seminario y en las conversaciones de pasillo.

Financiamiento: Rabobank tiene US$ 400 millones colocados en Chile y
considera nuevas líneas



La exposición y predisposición de parte de la banca con esta industria dan señales positivas. “Estamos abiertos a los financiamientos nuevos para proyectos o para la consolidación que tiene que acontecer en esta industria en el país. Somos un banco dispuesto a estar en esta consolidación o para los que están emprendiendo nuevos proyectos en este sector”, dice Erik Heyl, gerente general del Rabobank para Chile y Perú.

Esta entidad, con casa matriz en Holanda y que se especializa en financiamiento a la industria agroalimentaria en el mundo, tiene un stock de unos US$ 400 millones colocados en la industria salmonera chilena, incluyendo a proveedores del área alimentos. Han estado tras operaciones como el acuerdo de Multiexport y Mitsui (que se concretó en 2013 y cuyo financiamiento está aún en desarrollo), y hoy trabajan en el financiamiento para Nova Austral, que será adquirida por Ewos.

“Estamos considerando nuevas líneas para capital de trabajo para quienes creemos que son actores principales, que son todas aquellas empresas que han demostrado que tienen una capacidad de reacción excelente ante los eventos de los últimos años”, agrega el alto ejecutivo.
Rabobank es también la principal acreedora de Invermar (con unos US$ 40 millones). Pese a la complejidad de la situación, Heyl es optimista.

“Nosotros sí creemos que Invermar está hoy en una situación mejor que la que estaba. Está generando flujo de caja, puede seguir operando y pagando a sus proveedores y empleados. Lo que no puede pagar es su deuda financiera. Es una empresa que operativamente está funcionando bien, pero tiene esta restricción, donde por supuesto se impacta el ciclo de crecimiento de los peces, no llegan al óptimo, sino que tienen que generar caja antes para cumplir. Porque el único capital de trabajo es la caja que ellos generan. Pero es una empresa en la que nosotros como Rabobank siempre hemos creído. Ha estado en un nicho interesante y ha sido una de las precursoras del sector. Está sobreendeudada y ha sufrido una serie de eventos que la han puesto en una situación más frágil. Pero hoy puede operativamente seguir funcionando. El gran tema acá es si alguno de los acreedores puede no sentirse confortable y en algún instante tirar la cadena. Nosotros como Rabobank de ninguna manera. Queremos ser constructivos en la solución. Soy optimista y positivo”, agrega Heyl.

Situación sanitaria: Ojo con el cáligus y el uso de antibióticos



Tras el ISA hay otras enfermedades que hoy preocupan a la industria. Entre las principales están el cáligus o piojo de mar y el SRS, según Óscar Gárate, director de AquaBench. El cáligus en particular es tomado como una alerta en la industria, pues este parásito estresa a los peces y los predispone a la aparición de otras enfermedades. Según Fernando Flores, jefe de la unidad de negocios de Salud Animal de Novartis, genera costos anuales a la industria por unos US$ 60 millones en medicamentos.

Para Gerardo Balbontín, gerente general de Blumar —la firma ligada a las familias Sarquis y Santa Cruz—, si bien hoy hay una situación sanitaria buena y controlada, es inestable. Plantea que hoy el cáligus se controla con remedios que es necesario rotar, pues el medicamento genera resistencia.

Arturo Clement, director de Ventisqueros —firma propiedad del grupo alemán Schörghuber—, alerta también sobre el excesivo uso de antibióticos en la industria en general, dado que la tendencia en Estados Unidos (el principal mercado para Chile en salmón Atlántico, representando el 44% como destino) ya ha sido moverse al no uso en la industria de pollo y cerdo.

Cambios a la regulación: premiar el crecimiento controlado y terminar con la caducidad de las concesiones. Tras el virus ISA, la industria cambió en forma radical la forma de producir y hoy prima una férrea regulación de Sernapesca que incluye límites de producción (un máximo de densidad de cultivo). Pero en la industria hay varias propuestas de cambio.

“Yo echo de menos que el crecimiento sea controlado. Lo que nos falta es incentivar o premiar los buenos resultados, con crecimientos controlados. Que no se crezca más de 10% en un barrio (zona que agrupa varias concesiones) que lo haya hecho bien, y que se decrezca si es que el barrio lo hizo mal. Hoy el tope por barrio no existe”, dice Gerardo Balbontín.

A juicio del ejecutivo, hoy el problema son las tasas de crecimiento, es decir, cómo seguir creciendo, pero con productividades mejores y con el tema sanitario controlado. “Por supuesto que a nadie le gusta que le pongan restricciones, es un tema que ha sido sensible, lo hemos discutido en la industria y creo que es una industria que tiene tantas externalidades, que se requiere este control de la autoridad muy encima”. Y agrega: “Podría ocurrir que venga un entusiasmo de los inversionistas, que se levante capital nuevamente, que hayan crecimientos y de nuevo tengamos un problema de mercado. En 2011 y 2012 crecimos 70%, y ningún producto puede soportar esos crecimientos. Tanto desde el punto de vista de mercado como sanitario”.

El abogado Javier Ovalle —asesor de SalmonChile, pero quien precisó que opinaría a título personal— plantea reforzar la relocalización de las concesiones al interior de los barrios y entre los barrios, y también eliminar la caducidad de las concesiones por no uso. Esto, porque introduce rigideces y las empresas, para proteger las concesiones, pueden operar donde no debiesen hacerlo. “Hoy es evidente que no se busca el mayor uso, sino el uso eficiente”, estima.

Arturo Clement plantea hacer los barrios más grandes y abrir otras áreas geográficas para concesión.

“Desde el punto de vista ambiental es mucho más sustentable cultivar un volumen moviéndose por áreas y rotar, que es lo que tienen los noruegos. Ellos no tienen concesiones, tienen licencias, que equivale a producción en una especie de comuna. Eso es infinitamente más sustentable que lo nuestro. Pero para ser realista, es imposible cambiarlo hoy día”, dice Clement, debido a los derechos adquiridos en Chile. Pero “dado que no podemos movernos de las concesiones, es bueno tener más concesiones. No es porque se quiera monopolizar, sino porque se genera una rotación y descanso que desde el punto de vista sanitario es mejor”, explica.

Hay actores que han planteado la necesidad de otorgar nuevas concesiones en la XII Región. Hoy hay poco más de 80 y debieran surgir unas 200, estima Gerardo Balbontín. “Pero lo importante es que sea controlado. Lo más importante es la productividad. Estamos llegando a 550 mil toneladas en salmón atlántico y eso es solo productividad. Estamos con pesos más grandes y mortalidades más bajas”, dice.

El mercado ruso, chino y brasileño: coyunturas que
hay que aprovechar



El reciente cierre de las exportaciones noruegas a Rusia —debido al bloqueo impuesto en represalia a las sanciones de Occidente contra Moscú por su rol en la crisis de Ucrania— generó la expectativa de que las empresas de Chile podrían aprovechar esta nueva demanda, pero que, al mismo tiempo, la oferta noruega se reorientaría a Estados Unidos, el destino natural de los envíos chilenos, impactando a la baja en los precios. ¿Qué pasó? Felizmente ello no ocurrió.

“Estados Unidos es un mercado de filete y no de pescado entero, y en Noruega el producto es pescado entero y Rusia recibe pescado entero. Entonces, hacer una industria de filete para coyunturalmente abastecer a Estados Unidos, no lo van a hacer. Noruega tiene muchas más alternativas de mercado en Europa”, dice Gerardo Balbontín, de Blumar. Además, los noruegos no perdieron por completo el mercado ruso, pues igualmente les está llegando salmón noruego desde los países aliados de la ex URSS, como Latvia, Bielorrusia, Estonia, entre otros.

¿Generará más demanda para el salmón de Chile? “No creemos que sea un tema estructural, es un tema coyuntural y hay que aprovecharlo mientras dure. En cualquier momento Rusia debiera llegar a un acuerdo de continuar las importaciones de salmón noruego. En general, la industria está cauta con respecto a Rusia, está aprovechando la oportunidad, y fue muy bien bienvenido. Estamos muy contentos, nos ayudó más a afirmar los precios en un período de baja en el segundo semestre. El próximo año vamos a ver precios realmente buenos”, dice Balbontín.

China también frenó importaciones de Noruega por hallazgo de ISA, lo que abre más oportunidades al salmón chileno. Para Arturo Clement es importante diversificar los mercados de destino, mencionando el caso de Brasil, que ha crecido 28% en los últimos  ocho años. “Es insostenible que una industria que vende US$ 4 mil millones gaste US$ 3 millones en mercados (en promoción)”, estima.

Robos de salmones y la alerta ante una posible liberación de la pesca



A nivel local, la industria lidia con el robo de salmones en los centros de cultivo, plantas y también en la cadena de transporte. Según cálculos de SalmonChile, este robo equivale a entre 1% y 2% de la producción, es decir, unos US$ 35 millones a US$ 40 millones anuales. Por eso la industria ve con preocupación que haya surgido a nivel parlamentario una moción para liberar la pesca de salmón salvaje, actividad que podrían realizar los pescadores artesanales, afectados con la baja de la actividad en pesquerías extractivas.

¿Por qué se opone el gremio? Creen que incrementaría el robo y con ello los costos de este problema.
A juicio de Felipe Manterola, gerente de SalmonChile, la idea de liberar la pesca surge de un diagnóstico erróneo: que el 5% del salmón de cultivo se escapa. “Nosotros tenemos cifras oficiales de Sernapesca y hablan de 0,2% al año. Sernapesca ha respaldado estas cifras y comparte con nosotros que el volumen es insignificante. Por lo tanto, el dato no es correcto”, dice.

Por ello estima que la medida solo fomentaría los robos, porque cualquiera va a poder justificar la tenencia del salmón. “Llevaría a rotura de redes, riesgos ambientales de liberación de salmón, pone en juego la inversión de la industria y podría cerrarnos los mercados si termina importado. Para nosotros tendría gravísimas consecuencias”, agrega Manterola.

“Genera un mayor costo e inseguridad tremenda en las jaulas. Hay que tener guardias —y eso obliga a tener turnos—, sistemas de seguridad, alarmas, iluminaciones. Estamos en una condición de alta vulnerabilidad. El mayor problema es que esta cuestión está súper institucionalizada”, recalca Arturo Clement.

“Está comprobado científicamente que no existen poblaciones de salmón salvaje como para tener una pesquería. Y nos pone en una situación mucho más vulnerable. Se legaliza el robo. Es popular, porque a los políticos les gusta estar bien con los pescadores artesanales, pero es una cuestión que puede ser muy tremenda para la industria”, plantea Clement.

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