Dólar Obs: $ 948,61 | -0,72% IPSA -0,25%
Fondos Mutuos
UF: 37.237,20
IPC: 0,40%
Incertidumbre de la Reforma Tributaria aun persiste

martes, 29 de julio de 2014

Fernán González
Gerente Departamento de Estudios de Banchile Inversiones

Al parecer, la interpretación inicial que se hizo sobre los cambios realizados a la reforma tributaria no era la correcta. La máxima carga tributaria para los accionistas solo llegaría al 41% y no al 44,5%. Estimamos que el gobierno podría proponer reducir el crédito tributario a 46% o modificar explícitamente la manera de calcular la base imponible de modo de lograr el efecto deseado inicialmente. De lo contrario la carga tributaria sería menor y los dividendos mayores. Por otro lado, creemos que todas las compañías listadas deberían escoger el nuevo sistema de semi-integración si es que quieren evitar que se afecte el normal funcionamiento de los mercados financieros y que emerjan potenciales problemas de gobiernos corporativos.

Se ha estado haciendo cada vez más evidente de que la interpretación inicial
que se hizo sobre los cambios realizados a la reforma tributaria no era la
correcta. La máxima carga tributaria para los accionistas solo llegaría al 41% y
no al 44,5% que el consenso interpretó inicialmente. Esto tiene importantes
consecuencias toda vez que la carga tributaria es menor y los dividendos
recibidos serian más altos a cómo serían bajo lo acordado en el protocolo de
acuerdo. A primera vista esto parece ser positivo, pero no lo vemos como un
catalizador para el mercado en el corto plazo dado que creemos que el Ministerio
de Hacienda necesitara realizar nuevas modificaciones a la reforma tributaria y
estos cambios podrían neutralizar el impacto más positivo obtenido del protocolo
firmado con la oposición.

¿Qué Cambios Podrían Venir? Dado que lo acordado entre el Ministerio de
Hacienda, el Comité de Hacienda y la oposición fue muy probablemente que la tasa
efectiva máxima sobre los accionistas alcanzaría a 44,5%, nuevos cambios deben
realizarse. Estimamos que el gobierno puede intentar dos cosas. O cambiar la
metodología de cálculo de la base imponible de los contribuyentes de manera de
lograr el 44,5% negociado (algo que en opinión de abogados tributarios sería
injusto) o reducir el crédito tributario de los accionistas a 46% desde el
actual y acordado 65% o incluso a 30% dependiendo de cuál es la interpretación
correcta. Lo que no sabemos es cómo reaccionaría la oposición dado que la
correcta interpretación parece dejar a los inversionistas en mejor pie y además
esto ya fue acordado. Independiente de esta respuesta, el problema que se genera
es que al tener una carga tributaria de 44,5% se violarían los tratados de doble
tributación que tiene Chile y esto podría afectar significativamente las metas
de recaudación en el largo plazo. El gobierno tendría que sentarse a negociar
con un gran número de países y esto tomaría tiempo, pero tiempo hay, dado que
aparentemente este sistema tributario comenzaría a operar en al menos 4 años
más. Lo otro que nos preocupa es se introduzca una regulación a como las
utilidades no distribuidas deban ser reinvertidas y con un plazo limitado, así
como también la potencial introducción de un impuesto al FUT histórico. Todo
esto agrega mayor incertidumbre y esto es precisamente lo que el mercado no
necesita actualmente.

Desde una perspectiva de optimizar la carga tributaria de los accionistas uno
podría pensar en que aquellas compañías con una política de pago de dividendos
baja deberían optar por el sistema de semi-integración en el largo plazo y una
con una política elevada debería optar por el sistema de renta atribuida. Pero
tal como lo dijimos en nuestro último informe, creemos que todas las compañías
listadas deberían escoger el nuevo sistema de semi-integración si es que quieren
evitar que se afecte el normal funcionamiento de los mercados financieros y que
emerjan potenciales problemas de gobiernos corporativos.

Mantenemos nuestra visión cautelosa sobre Chile hasta que tengamos más
visibilidad sobre el diseño final de la reforma tributaria y sobre lo que
ocurrirá en 2015 a nivel corporativo y macro. Sobre esto último tenemos una muy
baja convicción. Una vez que tengamos los detalles finales de la reforma
tributaria podremos cuantificar su impacto en la economía, en las compañías y el
mercado estará en mejores condiciones de internalizar esto y aprender a convivir
en este nuevo escenario.




 Imprimir Noticia  Enviar Noticia