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Sindicato del día después: La polémica fórmula que se usa para evitar despidos

domingo, 29 de diciembre de 2013

Pablo Obregón
Economía y Negocios

De 1991 a 2012, la sindicalización bajó de 15,1% a 12,2% de los trabajadores. Sin embargo, el número de sindicatos de empresas aumentó 30% y de los sindicatos interempresas, 106%. Abogados y empleadores señalan que estas organizaciones se multiplican artificialmente para garantizar el fuero de sus dirigentes. Sindicalistas, en cambio, afirman que las empresas forman sindicatos “brujos” para dividirlos.

Julio y Osmán son conductores de micro. El 20 de marzo del año pasado, Express Santiago Uno los despidió apelando a razones de la empresa. Hasta ahí, nada particular. Los problemas surgieron siete días después, cuando la administración de la empresa recibió una carta en la que se le notificaba que estos dos trabajadores habían sido elegidos directores del Sindicato Interempresas Quilicura Express, organización que se habría constituido el 19 de marzo de ese año; es decir, un día antes del despido.

La empresa alegó que nunca supo de la existencia de ese sindicato ni del supuesto fuero que protegía los trabajadores. No importa. Los empleados habían notificado a la compañía sobre la creación de ese sindicato a través de una carta depositada en correos el 21 de marzo (un día después del despido); por lo tanto, los trabajadores exigieron anular la desvinculación.

La empresa no estuvo de acuerdo y, a partir de entonces, se precipitó una larga disputa legal entre empleador y empleados, hasta que, el 24 de septiembre de este año, la Cuarta Sala de la Corte Suprema puso punto final al debate: según consta en una resolución, ambos trabajadores estaban protegidos por el fuero sindical.

¿Cómo se explica que dos personas que al momento del despido no son dirigentes aparezcan un día después protegidos por fuero? Simple: El Código del Trabajo establece que los trabajadores que organicen un sindicato tienen fuero incluso antes de que hayan realizado su primera asamblea. Se establece un verdadero efecto retroactivo. Los trabajadores adquieren fuero desde los diez días anteriores a la celebración de la asamblea y hasta 30 después. “Cualquier despido ocurrido durante este período (40 días de protección), se considera nulo”, dice la profesora de Derecho Laboral de la Universidad de Chile, María Cristina Gajardo.

Un gerente de una de las principales AFP del mercado relata un caso en que se presenta el mismo modus operandi que en la empresa de transportes: al despedir a un grupo de vendedores que no estuvieron dispuestos a negociar ciertas condiciones laborales, estos se coordinaron rápidamente con trabajadores de otras AFP y formaron un sindicato interempresas de ocho personas. La primera asamblea se había realizado, según acreditó un notario, un día antes de los despidos. Con ello, los trabajadores evitaron ser desvinculados.

La posibilidad de acreditar la conformación de un sindicato a través de un notario, sin la presencia de un funcionario de la Dirección del Trabajo como ministro de fe, es uno de los aspectos que genera suspicacias entre los abogados laboralistas y ejecutivos de empresas.

Se duplican los sindicatos


Para el abogado laboralista del Estudio Philippi, Cristián Olavarría, quien ha enfrentado varios de estos casos y ha escrito artículos al respecto, esta facilidad para constituir sindicatos sin afiliados —se requieren solo ocho trabajadores para organizarse— explica que, en períodos en que las tasas de sindicalización se mantienen estables o incluso bajan, el número de sindicatos aumenta de manera explosiva, sobre todo en el caso de los sindicatos interempresas, los que, si bien son reconocidos por la ley chilena, no pueden negociar colectivamente.

Según cifras de la Dirección del Trabajo, las tasas de sindicalización bajaron desde 15,1% del total de trabajadores existentes en 1991 a 12,2% en 2012.

Pero en este mismo período, los sindicatos de empresas —que sí están facultados para negociar colectivamente— pasaron de 5.084 organizaciones a 6.611; es decir, se incrementaron en un 30%.

Los sindicatos interempresas, en tanto, pasaron de un total de 572 a 1.183; es decir, dieron un salto de 106%, a pesar de que en Chile la negociación interempresas solo puede darse cuando los empleadores están de acuerdo, situación que hace que este tipo de negociación, en la práctica, no exista.

“Salvo por el fuero, es inexplicable. La negociación colectiva a nivel interempresas no existe; yo no conozco ningún caso”, dice el abogado laboralista Héctor Humeres.

En el transporte es donde esta situación se presenta con mayor claridad: según cifras de la DT, esa actividad tiene 722 sindicatos de empresa y 559 a nivel interempresas: “hay empresas que tienen hasta 20 sindicatos interempresas”, dice Cristián Olavarría.

En el comercio también se da este fenómeno. En este rubro existen 697 sindicatos de empresas y 119 interempresas, la mayoría formados después de las reformas laborales de 2001, que eliminaron los quórums mínimos para formar este tipo de organizaciones.

En el polo opuesto destaca la minería. Este es uno de los sectores donde se presenta la mayor tasa de sindicalización del país (más del 20% de sus trabajadores, es decir, casi el doble del promedio nacional), pero la presencia de sindicatos interempresas es prácticamente inexistente. Al 2012, existían 216 sindicatos de empresas y solo 12 interempresas.

La DT no tiene facultades para disolver un sindicato


Otro caso que también llegó a la justicia ilustra la escasa participación que tiene la DT en esta materia: tres trabajadores de Supermercados Montecarlo fueron despedidos de la empresa el 16 de agosto de 2010.

Los empleados denunciaron los despidos ante la DT por prácticas antisindicales. Aseguraron que el 20 de agosto (cuatro días después del despido) se realizó la asamblea de constitución del sindicato interempresas y que ellos habían sido elegidos dirigentes. Recién el 25 de agosto —nueve días después del despido— notificaron a la gerenta de Recursos Humanos sobre la existencia de ese nuevo sindicato y ese mismo día la DT hizo una inspección.

¿Resultado? El inspector del Trabajo constató la acreditación de fuero de los trabajadores y notificó al empleador que no podía despedirlos.

Lo que viniera de ahí en adelante era resorte de los tribunales.

Según Gajardo, la DT puede fiscalizar la constitución de un sindicato, pero en la práctica no tiene la facultad de sancionar en caso de que se detecten abusos como estos.

“Las cuestiones son: regulamos mucho los sindicatos afectando la libertad sindical o los dejamos muy libres con el costo de que se produzcan estos fraudes. Ha primado en los últimos años esta última tendencia. La pregunta entonces es: ¿cuánto afecta a la legitimidad del sindicalismo este tipo de conductas? Porque no tiene sentido estar constituyendo sindicatos y nombrando dirigentes que nunca van a funcionar como tales”, dice Gajardo.

Rotación de fueros cada seis meses


El gerente de Recursos Humanos de una de las compañías que operan el Transantiago advierte que la rotación del fuero sindical es otra de las prácticas habituales en este sector: “los dirigentes tienen fuero desde la fecha de elección y hasta seis meses después de dejar el cargo. Lo que hacen es que van asumiendo y renunciando, con lo que logran que el fuero vaya pasando de trabajador en trabajador. Esto se conoce como bicicleta de fueros”, señala.

El ejecutivo, además, cuestiona el rol de la Dirección del Trabajo en esta materia: “La mayoría de estas cosas son ignoradas, las pasan por alto. Cuando arman un sindicato, debería haber un funcionario de la Dirección del Trabajo como ministro de fe en la primera asamblea, cerciorándose de que el sindicato sea real. Eso no ocurre. El ministro de fe suele ser un notario”, dice. Se trató insistentemente de tener una opinión de la Dirección del Trabajo, entidad que señaló que no tiene estadísticas sobre la ocurrencia de estas prácticas y se negó a responder preguntas.

Empresas también organizan sindicatos “amigos”


La facilidad para constituir sindicatos no solo tiene una cara oscura para los empleadores, sino también para los trabajadores que no son dirigentes.

En 2001 se implementaron reformas laborales que, para promover la sindicalización, establecieron la posibilidad de organizarse con un mínimo de solo ocho personas. Antes, el quórum mínimo era de 25. Hasta ese año, se constituían en promedio unos 500 sindicatos al año. Y en 2002, esa cifra se duplicó, pero la tasa de afiliación se mantuvo relativamente estable.

¿Qué ocurrió? Que surgieron miles de precarias organizaciones que, aparte de ofrecer fuero a sus dirigentes, carecen de capacidad negociadora real.

Consultada sobre el tema, la presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Bárbara Figueroa, señaló: “Yo sobre esos temas no me pronuncio. Hay debates que, si fuera necesario, los tienen que hacer los propios sindicatos.

Nuestra labor no tiene que ver con poner esos temas sobre la mesa. Los empresarios han puesto énfasis en ese tema, pero nuestra mirada tiene que ver con lo esencial, que es devolverles el poder a los sindicatos”, expresa.

¿Hay que subir los quórums para constituir sindicatos? “Debemos avanzar en una lógica de unidad, lo que no pasa por una decisión reglamentaria, sino por una voluntad del propio mundo sindical. Ese debate no se lo puedes anexar a la contraparte, es un debate propio respecto de cómo entender que la unidad no es un capricho”, dice.

Para el presidente de la Federación de Trabajadores de Ripley, Leandro Cortez, la solución sí pasa por establecer quórums más altos, dependiendo del tamaño de la empresa. Esto, porque a su juicio, la facilidad para constituir sindicatos también es utilizada por los empleadores para debilitar las demandas de los trabajadores: “Los sindicatos brujos existen de lado y lado. Hay empresas que montan sindicatos con ocho trabajadores de confianza con el fin de fragmentar a los trabajadores. Cuando hay negociación colectiva, son los primeros que llegan a acuerdo y con ello meten una cuña entre los trabajadores”, afirma.

Según el abogado laboralista y ex director del Trabajo, Marcelo Albornoz, la proliferación de sindicatos no solo responde a una normativa muy flexible en esta materia, sino también a que el caudillismo que campea en el movimiento sindical ha generado múltiples organizaciones: “Hay una crítica pendiente del propio movimiento sindical en esta materia. Cuando yo era director del Trabajo recibía a cuatro o cinco federaciones de una sola empresa. Ese tipo de caudillismo le hace mucho daño al movimiento sindical”, señala.

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