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Más de dos tercios de los empleados en Chile están estresados

lunes, 09 de septiembre de 2013

Antonia Eyzaguirre
Economía y Negocios

La mayoría de los trabajadores padece esta enfermedad, pero hay que distinguir entre el desafiante y el que paraliza por miedos.

El consumo de medicamentos psicotrópicos —que entre otras enfermedades manejan el estrés— aumentó de 8,9% en 2010 a 10,8% en 2013, según un estudio de la Asociación Chilena de Seguridad. Y, según un estudio de Robert Half, el 65% de las empresas chilenas cree que sus trabajadores están habitualmente estresados. Más aún, una encuesta mundial realizada por la consultora Towers Watson indica que al 98% de los empleados los afecta el estrés.

Esta enfermedad es común en el ambiente de trabajo. Tanto que, según datos del Ministerio de Salud, el 40% del ausentismo laboral y el 30% de las licencias por dolencias físicas o mentales tienen raíz en el estrés.

El incentivo


Si bien la mayoría de los trabajadores viven los pormenores del estrés, este no siempre resulta negativo, ya que es una respuesta de alerta o atención. “La respuesta fisiológica del estrés siempre fue buena, permite que uno reaccione a una estimulación antes de que sea incluso percibida”, sostiene el psicólogo laboral de la UC Andrés Pucheu.

Cierto nivel de estrés aumenta la eficacia, agrega Matías Escabini, director de la Escuela de Desarrollo Social de AIEP, quien dice que cuando una persona presenta grados específicos de ansiedad frente a ciertos desafíos personales y laborales de un determinado momento, que no lo paraliza ni perjudica, está frente a una ansiedad positiva que lo moviliza a cumplir desafíos. “Nos permite desarrollar capacidades y destrezas a la vez que adquirimos experiencia, pues nos deja en un estado de atención, acción y pensamiento que nos ayuda a enfrentar los retos de manera armónica y efectiva”, agrega Fuad Majluf, de Sodexo Chile.

Pucheu explica que el cansancio no es lo mismo que el estrés, ya que uno puede estar cansado pero contento, pero si, por ejemplo, un jefe maltrata, la persona tiene una respuesta emocional de agresión y miedo que mantiene la adrenalina a tope y en la medida en que eso se hace continuo, produce un desgaste que va desde alteraciones musculares hasta crisis de pánico. “Tener estrés es bueno, el hecho de que tengamos problemas sin solucionar es malo”.

El tema es que no todos tienen los mismos recursos para controlar adecuadamente los niveles de estrés en el trabajo y ahí “es cuando deja de ser una herramienta adaptativa funcional, transformándose en un peligro para la salud mental y física individual”, asegura Diego Guaita, gerente general de Towers Watson.

Algo grave


Cuando el cuadro es grave, puede afectar la vida laboral, personal, familiar y social. Escabini dice que algunos de los síntomas de un estrés grave son: dificultad para conciliar el sueño, falta de concentración, sentimiento de vulnerabilidad, dificultad para tomar decisiones y retener información, llanto o angustia descontrolada, impulsividad, jaquecas, mareos, desmayos, presión en el pecho, entre otros. Aquí, la red de apoyo de la persona es fundamental.

Desde el punto de vista de la empresa, “el estrés se traduce en ausentismo, desmotivación, mal clima laboral, y esto finalmente afecta la productividad”, dice Majluf.

Salir adelante


“El estrés no se quita con vacaciones ni con yoga, porque la gente vuelve al trabajo y este vuelve de inmediato a los mismos niveles”, dice Pucheu. La solución es hacer programas de calidad en las empresas y eliminar las causas, ya que la sensación de tener control disminuye la impotencia asociada al estrés. “Hay que cuestionar los supuestos que cada uno tiene con el ambiente.

Si pienso que todos son iguales y que no vale la pena planificar, eso me generará estrés. Si me lo tomo de otra forma, esa sensación disminuye”, asegura.

En Sodexo advierten que son las empresas las que deben entender el papel fundamental que juegan en la salud de sus trabajadores, y por eso deben ayudar a prevenir las situaciones que generan esta enfermedad. Rodrigo Correa, de Mandomedio Consulting, recomienda ser organizado, definir espacios de recreo y almuerzo, no hacer mañana lo que puede hacerse hoy, favorecer buenos entornos y hacer actividad física. Así se ayudará a reducir los factores que provocan estrés.

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