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Las protestas mundiales que han llevado a millones de personas a las calles están relacionadas entre ellas y no son accidentales: desde la primavera árabe, pasando por el movimiento "ocuppy Wall Street", a las manifestaciones brasileñas de las últimas semanas.
Hay un nivel de insatisfacción mundial y generacional, afirma Jeffrey Sachs, economista y asesor senior de la ONU en desarrollo sostenible.
"Son efectos contagiosos. Uno ve los ejemplos en un lugar y eso da ideas para que la gente salga a la calle en otros lugares", dice el experto. Sachs apunta a que las principales razones para la falta de felicidad y los elevados niveles de insatisfacción global son similares, pero tienen distintas magnitudes.
El desempleo juvenil, la desigualdad en la distribución de ingresos, la corrupción y la incertidumbre son los cinco principales motivos que han ido generando una "infelicidad global", apuntó ayer el economista en el seminario Enandes 2013 organizado por Caja de Compensación Los Andes -que celebraba sus 60 años- y que tenía como tema principal el concepto de Felicidad Interna Bruta (FIB), idea que sostiene que el bienestar de un país y su avance al desarrollo pueden medirse más allá de los indicadores tradicionales y del ingreso per cápita.
"En todas las protestas las jóvenes son los que dominan la escena. Jóvenes de todo el mundo se enfrentan a desafíos como la naturaleza de la economía mundial y el distanciamiento del mercado laboral. Pese a que los problemas no son los mismos en todos los lugares, ellos están relacionados, no son independientes", asegura.
El economista apunta que los niveles de satisfacción social y felicidad en Estados Unidos no han evolucionado en los últimos 50 años, pese a que el ingreso per cápita saltó de US$ 15 mil a los actuales US$ 50 mil.
"Eso es muy raro y nos muestra que claramente enfocarse en el PIB per cápita no es el camino correcto. Otras cosas importan más, las personas quieren sentirse plenas en sus trabajos y apoyadas por los que están en su entorno", agrega.
El escenario en Chile
En el caso de Chile, Sachs recordó que el país se ubicó el año pasado en la posición 55 en el Informe de Felicidad Mundial, elaborado por el Instituto de la Tierra (Earth Institude), de quien Sachs es el director.
"¿Qué pasa con Chile para obtener esa medición mediocre? Los niveles de corrupción del país no son tan elevados, pero Chile tiene uno de los mayores niveles de desigualdad de ingresos del mundo. El país tiene puntajes por encima del promedio en casi todo, pero no en lo que dice relación con la distribución de ingreso", señaló.
Además, el economista indicó que los niveles de inversión pública en la previsión social son bajos y que todavía hay espacio para una mayor carga tributaria-que hoy representa el 24% del PIB- que financiaría, a través de los gastos públicos, servicios esenciales y las escuelas, universidades y hospitales, por ejemplo.
"Los niveles de corrupción en Chile no son tan elevados, pero el país tiene uno de los mayores niveles de desigualdad de ingresos del mundo".
"Pese a que los problemas no son los mismos en todos los lugares, ellos están relacionados, no son independientes".JEFFREY SACHS
ECONOMISTA
La confianza entre los chilenos
El economista Jeffrey Sachs presentó un dato que lo sorprendió como extranjero: el nivel de confianza entre los chilenos es bajo.
"En una encuesta, se hizo la pregunta: ¿Usted confía en las personas de su comunidad? En Chile, la respuesta fue no", indicó.
La posibilidad de tener el apoyo de amigos y parientes en una situación difícil es parte de la calidad de vida y de la felicidad, afirmó.
El experto agregó que hay una relación directa entre la desigualdad de una sociedad y la confianza entre las personas, por lo que podría explicar el resultado de Chile en el Informe de Felicidad Mundial que elabora el Instituto de la Tierra.